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Todos conocemos a alguien tímido e, incluso, puede que esa persona seas tú mismo y no lo sepas. La timidez puede limitarnos en la consecución de nuestras metas o impedirnos disfrutar de determinadas situaciones. Nos impide mostrarnos auténticamente, por lo tanto, es fundamental aprender a enfrentarla y superarla para que deje de ser un obstáculo en nuestras vidas.
¿Qué es exactamente la timidez?
La timidez es una sensación de inseguridad o vergüenza hacia uno mismo o en situaciones sociales nuevas, lo cual dificulta relacionarse con normalidad.
Para muchas personas resulta difícil superarla. No se trata de una enfermedad ni un trastorno, sino más bien un estado emocional. Este estado nos provoca sentimientos de vergüenza e inseguridad cuando interactuamos con los demás.
A una persona tímida no le desagrada estar en compañía de otros ni el contacto físico. De hecho, es probable que disfrute de la presencia de gente. Lo que teme es ser el centro de atención y exponerse.
Aspectos a tener en cuenta
La timidez es un rasgo que puede manifestarse en diferentes formas y tener distintas características. Para comprender mejor este fenómeno, es importante destacar tres aspectos principales que suelen estar presentes en las personas tímidas.
- Aspecto orgánico: Existe evidencia de que la timidez puede tener una base genética. Algunos estudios sugieren que ciertas anomalías en las glándulas de secreción, como la hipófisis y las glándulas suprarrenales, pueden estar relacionadas con la predisposición a la timidez.
- Aspecto conductual: La timidez también puede considerarse como una conducta aprendida. En muchos casos, esta tendencia se desarrolla durante la infancia, influenciada por el entorno familiar y las interacciones sociales. La falta de reconocimiento, la falta de confianza o la percepción de no ser valorado pueden contribuir a la aparición de la timidez. Además, experiencias traumáticas o eventos emocionales negativos también pueden desencadenar sentimientos de timidez.
- Aspecto psicológico: Desde una perspectiva psicoanalítica, se plantea que la timidez es un conflicto interno de la persona consigo misma o con ciertos aspectos de su identidad. Se asocia con la represión inconsciente de instintos o emociones que generan ansiedad o temor al ser expresados abiertamente.

Características
Teniendo en cuenta esos factores, las características de la timidez se pueden resumir en:
- Retraimiento social. Las personas tímidas tienden a evitar situaciones sociales o a sentirse incómodas al participar en ellas. Pueden ser reacias a entablar conversaciones, presentarse en público o expresar sus opiniones abiertamente.
- Temor al juicio y la crítica. Las personas tímidas suelen preocuparse en exceso por la opinión que los demás puedan tener de ellas. Les preocupa ser juzgadas, ridiculizadas o rechazadas, lo que puede generar una gran ansiedad al interactuar con otras personas.
- Evitación del centro de atención. Las personas tímidas prefieren pasar desapercibidas y evitan ser el centro de atención en grupos sociales. Pueden sentirse incómodas al ser el foco de atención, lo que puede limitar su participación activa en diversas situaciones.
- Dificultad para establecer relaciones. La timidez puede dificultar el establecimiento de relaciones personales sólidas. Las personas tímidas suelen tener dificultades para iniciar conversaciones, mostrarse abiertas emocionalmente o establecer vínculos profundos.
- Autocrítica y baja autoestima. Las personas tímidas tienden a ser muy autocríticas y tener una baja autoestima. Suelen juzgarse duramente a sí mismas y pueden tener pensamientos negativos sobre su valía personal, lo cual alimenta su timidez y dificulta su desarrollo social.
Es importante tener en cuenta que la timidez puede variar en intensidad y manifestarse de diferentes formas en cada individuo. Aunque puede suponer un obstáculo en algunas situaciones, la timidez no es necesariamente negativa. Con el tiempo y la práctica, muchas personas pueden aprender a manejarla y desarrollar estrategias para sentirse más seguras y cómodas en entornos sociales.
Timidez vs ansiedad social
Existe una cierta superposición entre la ansiedad social y la timidez, aunque son conceptos distintos.
La timidez es un rasgo de la personalidad que no requiere tratamiento, mientras que la ansiedad social es un trastorno mental que puede empeorar sin ello.
Una persona tímida puede experimentar nerviosismo en situaciones sociales, pero puede aparentar ser extrovertida y segura de sí misma. Es posible que los demás no sean conscientes de su timidez, ya que pueden ocultarla con facilidad.
Por otro lado, la timidez tiende a manifestarse de manera más evidente, aunque suele ser situacional. Es decir, la timidez puede surgir en momentos específicos. Es más probable que una persona se sienta tímida en situaciones nuevas o ante personas desconocidas, pero con el tiempo y la familiaridad, esa sensación de incomodidad tiende a disminuir.
En cambio, la ansiedad social puede ser situacional, pero la ansiedad persiste antes, durante y después del evento social. Las personas con ansiedad social suelen experimentar niveles más altos de ansiedad de manera constante, independientemente de la familiaridad con la situación o las personas involucradas.
Es importante destacar que tanto la timidez como la ansiedad social pueden afectar la vida diaria y las relaciones interpersonales. Si alguien experimenta dificultades significativas y su calidad de vida se ve afectada, es recomendable buscar apoyo profesional para recibir el tratamiento adecuado.

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Tener un estilo tímido no representa necesariamente un problema. No hay nada malo en tomarse tiempo para adaptarse a personas y situaciones nuevas. Sin embargo, la timidez puede dificultar que algunas personas se sientan tan cómodas o sociables como desearían.
Para aquellos que desean superar la timidez y disfrutar más de las interacciones sociales siendo ellos mismos, aquí van algunos consejos:
Comienza poco a poco con personas que ya conoces
Practica comportamientos sociales como el contacto visual, un lenguaje corporal seguro, presentaciones, conversaciones triviales, hacer preguntas e invitar a salir a las personas con las que te sientas más cómodo. Sonreír aumentará tu confianza. Luego, haz lo mismo con nuevos amigos.
Piensa en cómo iniciar una conversación
A menudo, lo más difícil de hablar con alguien nuevo es dar el primer paso. Reflexiona sobre formas de comenzar la conversación, como presentarte («Hola, soy Chris, estamos en la misma clase de inglés»), hacer un cumplido («Esa chaqueta te queda genial») o formular una pregunta («¿Sabes cuándo tenemos que entregar el informe?»). Estar preparado para iniciar una conversación (o varias) facilitará el acercamiento.
Aprovecha las oportunidades
Busca actividades en grupo donde puedas estar con personas que compartan tus intereses. Aprovecha estas oportunidades para practicar la socialización con personas nuevas y conocerlas poco a poco.
Si la autocrítica juega un papel importante para ti, pregúntate si serías tan crítico contigo mismo como lo serías con tu mejor amigo. Lo más probable es que aceptarías a tu amigo mucho mejor. Así que trátate a ti mismo como lo harías con tu mejor amigo. Anímate en lugar de esperar fracasar.
Desarrolla tu asertividad
Debido a que las personas tímidas a menudo se preocupan demasiado por las reacciones de los demás, pueden evitar confrontaciones. Esto no significa que sean débiles o cobardes, pero es posible que sean menos propensas a ser asertivas. Ser asertivo implica hablar por ti mismo cuando sea necesario, pedir lo que quieres o necesitas, o expresar cuando sientas que alguien está invadiendo tus límites.
Sé tu mismo
Por encima de todo, sé tú mismo. No hay nada de malo en probar diferentes enfoques de conversación que veas que otros utilizan, pero asegúrate de ser auténtico y actuar de acuerdo a tu estilo. Ser tú mismo y atreverte a llamar la atención es lo que atraerá a los amigos.
No obstante, si consideras que no te conoces o respetas lo suficiente como para serlo, la terapia online puede resultarte útil.
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