Hay momentos en la vida en los que te plantas, miras a tu alrededor y ves que necesitas cosas nuevas, aire fresco. Necesitas a tus amigos de toda la vida, por supuesto, pero de repente te das cuenta de que, por alguna razón, necesitas ampliar tu círculo social y hacer cosas nuevas.
5 consejos para conocer gente nueva

Pero conocer gente no siempre es fácil, y menos cuando nuestra vida está tan organizada que parece que no tenemos tiempo de nada más. No es así. Siempre hay tiempo de hacer aquello que realmente deseas hacer. ¡Lánzate!
1. Prepárate mentalmente
Ahora ya sabes que quieres ampliar tu círculo de amistades. Es momento de tomar conciencia completa de ello. Quieres conocer gente, así que piensa en toda la gente que tienes a tu alrededor y recuerda cómo los conociste y cómo llegaron a formar parte de tu vida. ¿Fue en el colegio? ¿En el trabajo? ¿Cuando ibas a clases de baile?
Haz una lista con todas las situaciones que crees que ayudaron a afianzar la relación con ellos y focalízate en ella. No quiere decir que ahora vayan a funcionar las mismas cosas, está claro que al colegio ya no puedes volver como alumno, pero sí como padre o madre de un alumno, ¿verdad?
Si tu cerebro está concentrado y focalizado en la posibilidad de conocer gente nueva será mucho más fácil que estés predispuesto a ello y, por lo tanto, que los demás también lo estén a conocerte.
2. Sal de casa
Si te quedas en casa no vas a conocer a nadie. Sí, quizá por internet puedas hacer amigos, por supuesto, pero en algún momento necesitarás ponerles cara real y descubrir cómo se mueven y cómo piensan más allá de las palabras escritas.
No desaproveches ninguna oportunidad en cuanto salgas de casa, el frutero, la pescatera, la persona que limpia tu oficina, cualquier persona es interesante y vale la pena pararse dos minutos a hablar con ella.
Apúntate a alguna actividad en el centro cívico de tu barrio, o busca actividades que hagan en tu ayuntamiento, no hace falta gastar dinero para conocer gente, muchas de estas actividades son gratuitas o tienen un coste muy asequible.
3. Cuida tu aspecto físico
Ya hemos hablado de la importancia de la primera impresión. Igual que a ti hay gente que, de buenas a primeras, no te apetece conocer porque no te gusta su aspecto físico, debes tener en cuenta que el tuyo también es importante.
Además, si te cuidas estarás de mejor humor y más predispuesto a que la gente te caiga bien y te resulte interesante lo que te dicen.
Vístete y arréglate cada día de manera que cuando te mires al espejo te sientas orgulloso de lo que ves.

4. Lee
Vale, ya has saludado a alguien. Te ha correspondido el saludo con una sonrisa que invita a seguir hablando con él o con ella. ¿Y ahora qué?
Leer es un ejercicio magnífico para que nunca te falten los temas de conversación. Intenta leer cada mañana las noticias del periódico, ya sea en papel o digital, aunque sea sólo los titulares. Pero no te quedes solo con eso, lee un buen libro al mes, uno que te guste, no hace falta que sea un ensayo filosófico, puede ser un libro de ciencia ficción o una novela romántica.
Cuando lees tu cerebro se mantiene activo y le es mucho más fácil crear conexiones entre los temas, por lo que, la lectura es una gran aliada a la hora de conocer gente y de hacer amigos, ya que hará mucho más interesante y entretenida tu conversación.
5. Practica el altruismo egoísta
O confía en el karma, como prefieras llamarlo. Es decir, si haces algo bueno por alguien, este favor te será devuelto de alguna manera, ya sea en forma económica (si es que estamos ofreciendo un servicio profesional), en forma emocional (cuando nos dan las gracias o nos abrazan para agradecernos lo que hemos hecho) o en forma de «quid pro quo», es decir, el «algo por algo».
Si estás atento a las necesidades de los demás, e intentas ayudarlos en lo que puedas y esté a tu alcance, será mucho más fácil que esta persona esté dispuesta a ayudarte a ti también, pero no solo eso, sino que además, le habrás causado una buena impresión y estará más dispuesta hacia una relación de amistad contigo.
Por supuesto eso no significa que te conviertas de repente en una figura como la Madre Teresa de Calcuta, simplemente permite que tu cerebro esté atento a las necesidades de tu alrededor: algo tan sencillo como aguantar la puerta a alguien que sale cargado, o sostener a un niño mientras la madre se hace cargo del otro, pueden ser el inicio de una relación.
