¿Alguna vez te has parado a pensar si llevas la vida que deseas? Muchas veces nuestro ritmo de vida no nos deja reflexionar sobre lo que hemos hecho, qué estamos haciendo y, lo más importante, sobre lo que nos gustaría realmente hacer. Puede que no tengas ningún objetivo o que sí los tengas, pero no los sepas conseguir.
Haya objetivos o no, siempre hay que tener uno general en mente para saber qué camino escoger.
Da igual la edad que tengas, la duda que surge en torno a qué dirección tomar es un vacío que llena a muchas personas.
¿Qué camino elijo?
Nadie te puede decir cuál es el mejor camino que escoger. De hecho, habrá más de un camino distinto que te lleve al mismo lugar, pero tienes que ser tú quién decida. Y como toda decisión, esta va acompañada de incertidumbre. Es lo que tiene arriesgarte. No debes dejar que otras personas te guíen, porque será señal de que confías más en los demás que en ti mismo.
- Lo primero que tienes que hacer es escucharte, centrarte en tus emociones.
- Después, haz uso de la razón.
Debe existir un equilibrio entre aquello que queremos según nos expresan nuestras emociones y la manera de conseguirlo con el uso de la razón. Es necesario que analices si esos objetivos que te has propuesto son realistas y si puedes realmente alcanzarlos.
- En caso de que no lo sean, caerás en la procrastinación. No es bueno proponerse un reto inalcanzable (al menos a corto o medio plazo) porque puede resultar agobiante y lo dejarás a un lado.
- Además, debes tener en cuenta una planificación una vez sepas lo que quieres.
Imagina que, por ejemplo, has decidido aprender un nuevo idioma. Establecer objetivos pequeños y concretos y el momento en que los vas a llevar a cabo te ayudará mucho. «Esta semana me aprendo vocabulario y, la siguiente, lo repaso y me centro en alguna de las conjugaciones verbales». Pero no te presiones, que vayas a estudiar esos verbos no significa que tengas que aprenderte absolutamente todas las conjugaciones. Tienes que seguir un ritmo asequible.
Un buen consejo es realizar sin excusas lo que hayas marcado en tu planificación para no perder el hilo y seguir siendo constante.
- La motivación es fundamental para conseguir tus metas, no lo olvides.

¿Y qué hago con mi vida?
Estas son algunas claves a las que recurrir cuando no sabes qué hacer con tu vida:
- Piensa en tu vida a largo plazo, por ejemplo, de aquí a 5 años. ¿Dónde te ves? ¿Qué te gustaría hacer? Anótalo en alguna parte para que con el tiempo puedas echar la vista atrás de manera objetiva.
- El equipo de psicólogo online de Siquia te puede ayudar a que ganes en seguridad, confianza y mejorar tu autoestima, para que poco a poco se aclaren tus ideas. Prueba una sesión gratis de terapia online.
- Lee. Los libros de autoayuda te abrirán los ojos y podrás encontrar buenos consejos por los que empezar.
- Conecta con tu entorno, con quienes te rodean. Abre tu mente y tu corazón ante nuevas experiencias que te acabarán inspirando e impulsando a otros caminos u objetivos.
- Participa en actividades relacionadas con el voluntariado. Es una buena manera de conocer personas que desprenden motivación y positividad. Además, descubrirás en ti otros rasgos más profundos.
- Cumple tu pasión. Es el momento de hacer aquello que siempre has querido y para lo que nunca tuviste valor, normalmente por excusas como «ya no tengo edad para esto», «no tengo tiempo» o «qué van a pensar de mí».
- Deja a un lado tus miedos. ¿Qué es lo que temes? Reconocer tus miedos es identificarlos, de modo que enfrentarte a ellos te devolverá la confianza en ti mismo. Es un buen paso para el crecimiento personal.
- Sé valiente y toma decisiones. Si no haces nada te quedarás para siempre en tu zona de confort.
Es normal experimentar sentimientos encontrados cuando no sabes qué hacer con tu vida. La angustia te devora porque te sientes al margen de una sociedad, que, a tu parecer, lo tiene todo claro, mientras tú no encuentras sentido a tu vida ni tienes propósitos.
Este sufrimiento irá desapareciendo según entres en acción. Pasar por una etapa de dudas es necesario para encontrarnos a nosotros mismos y aprender a escuchar nuestros sentimientos.
Recuerda que todos los caminos llevan a Roma. Lo que urge es actuar para llegar a ese cambio que necesitas. El camino que escojas puede ser más largo o más corto, puede tener subidas y bajadas e incluso dar muchas vueltas, pero lo verdaderamente importante es que ya estás en ese proceso de cambio que te hará más feliz y te hará sentir autosuficiente.
Prueba una sesión gratis