A veces para aceptar la realidad y el entorno que te rodea hacen falta factores como la reflexión, la flexibilidad, abrir la mente y estar dispuesto a cambiar. La aceptación no es una tarea fácil.
Aceptación: cómo sentirte bien contigo mismo

¿Qué se entiende por aceptación?
En psicología, la aceptación implica reconocer situaciones no deseadas de nuestra vida sobre las que no podemos cambiar nada, es decir, significa percibir todos los matices que tenemos alrededor. Hay que aprender a asumir esas cosas con las que no estamos de acuerdo, sin quejarse ni excusarse, para así estar preparados ante un fracaso, una pérdida o un desengaño. De este modo, cuando aceptamos dejamos las quejas a un lado y lo asumimos.
Ante la pérdida de un familiar, una separación o cualquier tipo de catástrofe que atañe nuestra vida, aceptarlo es el inicio de todo, con ella podremos empezar a repararnos emocionalmente.
La aceptación no significa resignación, ya que esta implica quejarse y dar por hecho que no se puede hacer nada para resolver el problema. La aceptación es la decisión de afrontar y admitir todo lo que nos pone la vida por delante, independientemente de si nos gusta o no. Aceptar la realidad significa encaminarse hacia la sabiduría, centrándonos en lo que podemos controlar ya que, la realidad no se puede negar.
Cuando aceptamos algo, somos capaces de considerar otro tipo de posibilidades que mejoran nuestra vida, reflexionamos, entrenamos la flexibilidad emocional que nos da a elegir entre renunciar o mantener una acción.
La aceptación también es aceptarnos a nosotros mismos, siendo lo que nosotros queremos ser sin depender de nuestra familia, amigos o la sociedad en general.
Es importante trabajar la aceptación porque…
La aceptación forma parte de nuestra vida y es un paso que todo el mundo debe de hacer para no ser “prisioneros” de nuestra salud emocional. Aunque parezca que no, aceptar la realidad y nuestro entorno implica unos beneficios psicológicos muy amplios.
Gracias a la aceptación, dejarás atrás el sufrimiento. Cuando aceptas la realidad tu mente se pone a funcionar y trata de entender y comprender lo que está ocurriendo en ese momento, si haces lo contrario, el dolor se transformará en sufrimiento ya que tu mente estará nublada y no pensará con claridad.
Conoces tus defectos y virtudes. Al aceptar la situación también aceptas que las circunstancias son esas. De ese modo, conoces tu personalidad a través de unas características que normalmente son neutras, pero nosotros las categorizamos como virtudes y defectos, algo con lo que estamos conformes y algo con lo que no. Gracias a la aceptación no solo podrás tener una autoestima sana, también serás capaz de transformar lo que no te gusta porque aceptarás tus defectos.
Céntrate en la acción. Si una persona es desordenada pero no lo acepta, solo se enfadará y se quejará, en cambio, si se acepta personalmente, sabrá que es desordenado, pero podrá centrarse en la acción y ser capaz de cambiar o mejorar.
Fíjate en el presente, no en el pasado. Tener pensamientos negativos debido al pasado y estar anclado en él es algo más común de lo que pensamos. Las personas no dejan de acordarse de lo malo del pasado, algo que genera un malestar constante y evita la aceptación de la realidad. Si aceptamos las situaciones pasadas de forma positiva, las dejaremos ir.
Como ya hemos mencionado, el aceptar la situación nos libera de nuestra salud mental, si no se hace se puede llegar a tener un problema de bienestar psicológico. El proceso de aceptación es fundamental para que los seres humanos seamos felices.

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Pedir cita¿Qué hay que hacer para aceptar la realidad?
Si una persona no es capaz de aceptar la situación que le rodea, lo más recomendable es que acuda a un especialista, aun así, según el Comité de MundoPsicologos hay una serie de pautas que puede seguir para mejorar:
- No juzgues, no te quejes y no critiques a los demás. Emitir juicios de valor solo te llevarán a un malestar y a un sufrimiento mayor. La situación es la que es y eso no se puede cambiar.
- Obsérvate a ti mismo y a tu entorno. De este modo, podrás conocer las circunstancias de la realidad y estarás centrado en el presente, no en el pasado.
- De todo lo negativo se puede sacar algo positivo. Si te centras en la negatividad no servirá para nada, solo para estar peor.
- Si vives en el presente tendrás más posibilidades de hacer algo al respecto en cuanto a la situación que te rodea. Además, servirá para aprovecharte de la situación y así aprender algo.
- Céntrate en lo que puedes hacer para mejorar tu situación teniendo en cuenta las circunstancias que te rodean.
- No rechaces el dolor. Los humanos tenemos sentimientos y somos maniáticos en intentar esquivar el dolor, algo que a la larga se transformará en sufrimiento. Acepta tus emociones (incluido el dolor), ese es el primer paso para mejorar.
- No te victimices, si lo haces, te llevará a un camino de apatía y a una espiral adictiva de la que no podrás salir.
- El miedo es algo natural y evolutivo. A pesar de tener miedo, tienes que seguir, no puedes parar.
- Intenta no pensar mucho. El sufrimiento viene dado por los pensamientos negativos que no podemos sacarnos de la cabeza. Para ello, puedes hacer actividades sencillas que te relajen y te mantengan ocupado (pintar, cocinar, leer, hacer deporte…)
Si no aceptamos la realidad eso quiere decir que nos guiamos por el miedo a lo que pase, por lo que lo principal es centrarse en el presente, en que la situación es la que es y no se puede cambiar, aceptarlo.

Algunos ejercicios que puedes hacer en tu día a día
Para trabajar la aceptación de la realidad existen algunos ejercicios sencillos que puedes empezar a practicar en tu día a día:
- Acepta el ambiente físico, los sonidos, los olores, todo por lo que esté formado.
- Acepta las emociones y céntrate en tu cuerpo y en cómo se siente. Es fundamental conocer como está nuestro cuerpo y conectar con él.
- Aceptar los sentimientos y pensamientos negativos. No te juzgues ni te centres en ellos. Cuando aparezca por tu mente un pensamiento negativo la clave es dejar pasarlo y centrarte en otros pensamientos, en algo que tengas que hacer ese día o en algo que te haga feliz. Si sientes alguna emoción dolorosa constante, no la evites, intenta pensar algo para cambiarla o para sentirte mejor.
Lo que pase en ese momento va a ocurrir, aunque me guste o no. Lo primero es aceptarlo, negarlo no servirá de nada. Si lo aceptas, te servirá de crecimiento personal y de cara al futuro, de este modo lo verás con una perspectiva distinta y aprovecharás las oportunidades que tiene preparada la vida para ti.
Cuando estamos mal, muchas veces nos preguntamos el porqué de nuestra existencia y casi siempre se remite al pasado, a recuerdos que viven en nuestro interior y no nos dejan en paz, a traumas vividos de niños que no nos dejan desarrollarnos…
Todos esos factores nos impiden ser felices, por ello, hay que aceptar y aprender de nuestros errores.
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Una cosa es asumir y otra aceptar. Aceptar es dar por bueno, asumir es reconocer que algo está pasando.