ALUCINACIONES DROGASEn anteriores artículos hemos recogido cuáles pueden ser las consecuencias y repercusiones del consumo de sustancias nocivas para el organismo. Hoy traemos, de forma más detallada, cuáles son los problemas que puede ocasionar dicho consumo en nuestra percepción…

Uno de los trastornos íntimamente relacionado con el consumo de sustancias (alcohol, cocaína, cannabis, etc.) es el perceptivo. Y las dos grandes categorías en las que lo podemos dividir son las ilusiones y las alucinaciones. Pero, ¿qué son estos fenómenos?, ¿en qué se diferencian?, ¿cuántos tipos existen?

Ilusiones y alucinaciones generadas por el consumo de drogas

En primer lugar, hablaremos de ilusiones. Éstas no son más que «deformaciones» de lo percibido. Es decir, realmente estamos percibiendo un objeto que existe pero al que hemos otorgado un significado diferente del que tiene. Podemos decir que se tratan de percepciones falseadas o errores del reconocimiento. La típica sombra que de noche percibimos como amenazante cuando realmente la arroja un árbol u otro objeto inanimado.

Por otro lado, y en una relación más estrecha con el consumo de sustancias, nos encontramos con las alucinaciones, a las que podemos definir como la «percepción sin objeto«. Creamos invenciones de un objeto que no existe y que no siempre se fundamenta en algún estímulo sensorial. Aunque en el caso concreto del consumo de sustancias sí que suele existir un estímulo sensorial que precede a la alucinación. En estos pacientes se producirán alucinaciones que percibirán como algo totalmente real y fiel a la realidad que les rodea,  por un canal sensorial concreto (vista, oído,…) y manifestarán conductas totalmente congruentes con esa «realidad» percibida.

Podemos decir que existen una serie de características que son comunes en las personas que sufren experiencias alucinatorias como las descritas. Éstas son:

  • Resistencia inicial (o a veces perdurable) a comunicar la experiencia a los demás.
  • Sentimientos de perplejidad, pérdida de control, nerviosismo y estado de ánimo ansioso e irritable.
  • Actividad alucinatoria (persistente o intermitente).
  • Pérdida del juicio de realidad y comportamientos coherentes con las alucinaciones.

El canal sensorial por el que se percibe la alucinación es también uno de los determinantes por los que estas últimas pueden clasificarse, teniendo así:

  • Alucinaciones acústicas: desde ruidos o sonidos hasta voces que trasmiten palabras sueltas o frases bien estructuradas. Generalmente, estas voces expresan contenidos desagradables, aunque en otras ocasiones también pueden hacer comentarios agradables o de ánimo
  • Alucinaciones visuales: están más relacionadas con el alcoholismo y pueden ir desde la percepción de una luz o fogonazo hasta la visión de figuras humanas (o partes del cuerpo, como unos ojos que vigilan) o de un suelo que se abre bajo sus pies. Un fenómeno curioso que se produce en este tipo de alucinaciones es lo que se denomina autoscopia, consistente en la visión de un mismo fuera de su cuerpo, es decir, ver a un su doble frente a él
  • Alucinaciones gustativas y olfativas: las gustativas se asocian más a personas con esquizofrenia o con depresión, pero las olfativas, aunque suelen ser aisladas, están presentes en casos graves de alcoholismo y tienden a ser muy desagradables
  • Alucinaciones táctiles: están más presentes en otro tipo de paciente aunque es cierto que existe un tipo de concreto de ellas, las alucinaciones hápticas (se perciben pinchazos, roces, insectos que andan sobre o bajo la piel, picor…), que se han observado en pacientes que están viviendo un Delirium Trémens como consecuencia de una ingesta masiva de alcohol

Finalmente, debemos hacer mención también a las alucinaciones que se producen en torno a la motricidad del cuerpo («me levantan del suelo», «me empujan y me tropiezo», …) y a las que llamamos cinestésicas, muy comunes en los cuadros de intoxicación por alucinógenos.