Hugo, de 12 años, llega a la consulta en su primera entrevista acompañado de sus padres y con un look muy particular: estilo street dance, con su gorra roja de jugador de béisbol o, quizás, de futbolista nadando en euros, dólares o en ambos; unos tejanos deslucidos y con grandes agujeros por todos lados y una camisa de tonos azules y rojos – para que combinara con la gorra y los pantalones- por fuera de los mismos. Y, obviamente, un smartphone de última generación excesivo para su edad.
Tras casi media hora hablando con los padres -teniendo en cuenta que estos ya habían acudido a una sesión sin el menor – les pido que nos dejen solos. Realmente Hugo se muestra cualquier cosa a excepción de colaborador así que me voy a enfocar a un tema del cual me han dado mucha información y sé que le va a gustar: “¿qué tal con tus amigos? ¿ tienes muchos?” El resorte salta automáticamente y Hugo empieza a contar todas sus aventuras y desventuras e, incluso, llega a verbalizar su problema: “es que sabes, yo quiero ser popu, quiero ser más popular que el actual jefe de la pandilla”; “ entonces, serás tú él jefe de la pandilla, ¿no?”, “ sigues sin enterarte, me da igual no ser el jefe de la pandilla, lo que quiero es ganar alguna vez”.
¿Qué significa ser popular?
¿Ganar? En realidad no lo tengo tan claro. En principio, si tu hijo adolescente quiere ser “popu”, es decir, popular, lo será casi por las mismas razones que nosotros en nuestra adolescencia lo quisimos ser, sólo que entonces se les llamaba “líderes”. ¿Los motivos? Ganar alguna vez, rebeldía, porque ya tienen cosas que decir -o creen tenerlas – y, muy especialmente, por un motivo legendario, la amistad. Claro que, despertando a la adolescencia, no saben que la amistad es algo tan volátil como su propia abstracción.
En cualquier caso, para ellos, estar diluido en un inmenso grupo de amigos o pseudoamigos les hace sentirse mejor porque así son todos idénticos, uniformes. Se olvidan de algo muy importante: la verdadera riqueza se halla en ser uno mismo, con o sin grupo inmenso de amigos.
Indudablemente, ni se lo plantees a tu hijo que si tiene 450 seguidores en el Facebook, 15820 en Instagram y 1100 seguidores en Twitter, se consideran ya muy populares así que cualquiera que le lleve la contraria en un asunto de su desconocimiento, sufrirá las consecuencias de su elevada irritabilidad y de su baja tolerancia a la frustración.
El precio de ser popular en jóvenes y adolescentes
Acabar siendo un adolescente “popular” tiene un peaje. Tendrás a mucha gente alrededor y, además, las tendrás que mantener contentas a todas ya que, en el momento en que falles, perderás bastantes o muchas de estas personas y, por tanto, dejarás de ser “popu”. Todo ello implica un desgaste personal porque tú mismo vas a tener que ser quien eres para ser como los otros quieren que seas.
El papel de los padres
Posiblemente, cuando tu hijo ha llegado a esta fase se ha vuelto un rebeld que no tiene ninguna intención de escuchar a nadie y menos si esa persona es una figura de autoridad. Sin embargo, vuestra función es hablar con ellos, explicarle que lo queréis, hacerle ver que por sí mismo es un ser único e irrepetible. Todo ello le ayudará a aumentar su autoestima y autoconfianza.
Intenta recordarle el valor tan positivo de las amistades que te quieren por quien eres no porque tengas el último móvil o lleves ropa de marca. Hazles ver que estas amistades son las que nunca te “venden” por aquello que tienes y, en realidad, no tienes. Por tanto, tu popularidad no se mide por la cantidad de amigos que tienes sino por la calidad de los mismos.
Pautas para tener en cuenta para adolescentes “populares”
- Haz amigos de ambos sexos.
- No le prestes atención a quienes te dicen cosas que hacen daño.
- No seas pretencioso.
- Añade tu propio estilo, a nadie le gustan los imitadores.
- Sé único y espontáneo pero no cometas el error de andar por la escuela hablando inesperadamente de cosas sin sentido.
- Solo porque alguien sea deportista o porrista no te hace popular, hay otros círculos
- Elige la ropa y el peinado adecuados.
- ¿Ves a alguien que está solo al fondo de la clase? ¡Pídele que se siente contigo!
- Tener talento para algo puede ayudarte a destacar.
- No te pavonees, los demás pensarán que eres egocéntrico.
- Valorarán tu seguridad en tus ideales.
- Más vale estar solo que mal acompañado.
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