adolescentes violentosEl oficio de los jóvenes consiste en rechazar el mundo y la cultura de los adultos. La moderna terapia familiar nos enseña que no hay que interpretar la violencia como algo absurdo y malo en sí mismo: la rabia y la agresividad son vehículos con que los adolescentes tratan de comunicarse con nosotros, de decirnos alguna cosa. ¿Qué malestar se esconde tras estos comportamientos y cuándo se convierte en patología? ¿Existe alguna forma de afrontar con éxito las explosiones de violencia de un adolescente contra los otros o contra sí mismo, tanto en la familia como en la escuela?

¿Qué peso tiene el malestar multicultural en los hijos de familias inmigrantes?
Violencia y adolescencia se asocian con frecuencia, no sólo por una visión romántica del adolescente presa de impulsos irrefrenables, sino también porque el adolescente ha de aprender a controlar sus reacciones al mismo tiempo que se está formando una identidad personal. Los cambios sociales y familiares de los últimos decenios han ido alargando de forma progresiva el período de crecimiento que llamamos adolescencia, de modo que no es casual observar un incremento sustancial de actos violentos cometidos por muchachos o por jóvenes adultos. En otras palabras el joven adquiere el sentido de responsabilidad individual a una edad cada vez más avanzada, prolongando así la fase en la que todavía es incapaz de controlar del todo sus impulsos y reacciones y ampliando sensiblemente la posibilidad de conductas violentas.

El tema de la violencia en la adolescencia no puede ser tratado partiendo simplemente de las características individuales, de la personalidad o de las características biológicas del adolescente, sino que exige un estudio y un tratamiento que tengan en cuenta los aspectos relacionales y también los efectos sugestivos de la comunicación de masas, que da publicidad a las formas de violencia, amplificándolas y difundiéndolas.

Pongamos un caso
Este es un caso real sucedido en Italia en 2009: una chiquilla golpeada y humillada por dos compañeras, al salir de la escuela, ante la mirada de la banda; enésimo episodio de acoso escolar, en este caso en versión femenina. La víctima, alumna de un instituto, es agredida, al regresar de la escuela, tal vez por haber mostrado una inclinación excesiva por un chico. La chica arrastra a su víctima hasta un callejón, la tira al suelo y la ataca con patadas y bofetones. De nada sirven las peticiones de clemencia. A la primera se le añade otra acosadora mientras otros filman el espectáculo. Asisten a la pelea al menos unos diez estudiantes que en ningún momento intervienen. Casi todos ríen y se burlan de la víctima. La muchacha es conducida al servicio de urgencias y el parte médico
habla de cinco días de convalecencia.

Frente a este tipo de hechos, la reacción que se produce automáticamente es de condena al adolescente, a la familia y al contexto social. Sin embargo, criminalizar resulta muy poco útil si lo que pretendemos es comprender correctamente el fenómeno. Aunque es indiscutible que la violencia es siempre y en cualquier caso negativa en sus efectos, la mayoría de las veces desempeña una función útil para quien la ejerce, tanto si la dirige contra los otros como si la dirige contra sí mismo. Identificar la función que el acto violento desempeña para quien lo practica es, pues, la clave de la solución del problema. Desde esta perspectiva se puede entender el funcionamiento del problema, resolverlo y prevenirlo.

Sobre las autoras
Elisa Balbi, psicóloga y psicoterapeuta, es profesora en la Scuola di Specializzazione in Psicoterapia Breve Strategica e investigadora asociada en el Centro di Terapia Strategica di Arezzo.

Elena Boggiani, psicóloga y psicoterapeuta, es investigadora asociada y profesora en el Centro di Terapia Strategica di Arezzo. Colabora con el Centro di Orientamento Scolastico e Professionale (COSPES) de Novara.

Michele Dolci, psicólogo y psicoterapeuta, es investigador asociado y profesor en el Centro di Terapia Strategica di Arezzo. Desarrolla su actividad profesional en Verona y en Padenghe sul Garda. Trabaja en psicoterapia breve estratégica para adolescentes y
familias.

Giulia Rinaldi, psicóloga y psicoterapeuta, es investigadora asociada y profesora en el Centro di Terapia Strategica di Arezzo. Afiliada al Centro, desarrolla su propia actividad profesional (psicoterapia, asesoramiento y formación) en Verona y en Montecatini
Terme. Dirige grupos para padres de adolescentes difíciles.

Título original: Adolescenti violenti
Traducción: Maria Pons Irazazábal
Prólogo original: Prefacio de Giorgio Nardone
Edita: Herder editorial
Idioma original: Italiano
Fecha de aparición: 29/01/2013
Encuadernación: Rústica con solapas
192 pag.
14.1 x 21.6 cm
ISBN 978-84-254-2918-7

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