Según el informe conjunto publicado por la Organización Mundial de la Salud y la Comisión Europea en 2012, Europa es la región del mundo donde se consume más alcohol…
… y nuestro país, uno de los lugares donde se inicia el consumo a edades muy tempranas. Además, debemos tener en cuenta que esta sustancia supone en el 90% de los casos la «puerta de entrada» para el consumo simultáneo de otras drogas.
Son numerosas las repercusiones negativas que esto tiene a nivel físico y orgánico, ya que se podrían desarrollar patologías cardiovascualares, gastrointestinales, pancreáticas, hepáticas, neurológicas, metabólicas, motores, hematopoyéticas e incluso oncológicas. Pero vamos a ver una parte más desconocida: ¿cuál es la relación entre el consumo excesivo de alcohol y otras patologías, en este caso, psiquiátricas o psicológicas?, ¿qué estrategias de intervención se han desarrollado?
Consecuencias psicológicas de la adicción al alcohol
Existen varios trastornos fundamentales inducidos por el consumo de alcohol:
- Episodios psicóticos transitorios: pueden aparecer hasta en un 25% de los pacientes y están relacionados con un riesgo mayor de delirium tremens. Se producen alteraciones de la percepción, repentinas y fugaces que pueden aparecer tanto en episodios de abstinencia como de consumo activo.
- Alucinosis alcohólica: alucinaciones auditivas y/o visuales acompañadas de falsos reconocimientos, ideas delirantes y estado emocional alterado. Las alucinaciones auditivas pueden ser desde sonidos poco claros hasta mensajes bien definidos. Estas voces podrían hablar entre ellas o directamente al paciente.
- Síndrome de Wernicke-Korsakoff: tiene su origen en la carencia de tiamina (vitamina B1) y la malnutrición asociada al consumo excesivo de alcohol. Se caracteriza por pérdida de memoria, ataxia, temblores, fabulación, desorientación temporo-espacial y disminución del nivel de conciencia.
- Delirium Tremens: es una forma grave de la abstinencia que involucra cambios neurológicos o mentales repentinos y severos: temblores, agitación, convulsiones, desorientación, delirios, alucinaciones, taquicardia, sudoración excesiva, etc.
Además de esto, el consumo excesivo de alcohol tendrá consecuencias negativas en aquellos pacientes ya diagnosticados con algún trastorno mental, de tal forma que si añadimos alcohol a:
- Trastorno de ansiedad: será necesario extremar la precaución en el uso de algunos medicamentos ansiolíticos (como la benzodiacepina) por un mayor riesgo de tolerancia.
- Esquizofrenia: aumentará el riesgo de conductas violentas, ya sea por la propia intoxicación de alcohol, por el daño cerebral que dicha intoxicación produce o por la menos adherencia al tratamiento antipsicótico derivada de la misma.
- Trastorno bipolar: el 50% de los pacientes con TB desarrollará problemas relacionados con el consumo de alcohol.
- Trastornos delirantes: entre el 1 y el 4% de los pacientes con dependencia al alcohol ingresados en Unidades de Psiquiatría presentarán celotipia, trastorno delirante más asociado al consumo excesivo.
- Trastornos de la personalidad: las personas que padecen un trastorno límite de la personalidad tienen un riesgo 2,52 veces superior que la población general a tener problemas relaciones con la ingesta excesiva de alcohol.
- Trastornos depresivos y suicidio: la presencia de consumo excesivo de alcohol puede ser desencadenante de un episodio depresivo, o precipitar uno presente agravando, entre otros aspectos, el riesgo de suicidio.
Intervenciones psicológicas ante el consumo excesivo de alcohol
A pesar de la gran cantidad de intervenciones y tratamientos desarrollados, todos coinciden en que lo más beneficioso es un abordaje multidisciplinar en el que se trabajen las dimensiones biológica, psicológica y social del problema. Pues bien, desde el punto de vista de la psicología, las intervenciones que se han demostrado efectivas son:
- Intervenciones breves: pueden ser una o varias dentro de un tiempo limitado. Normalmente las sesiones con el psicólogo duran entre 5 y 30 minutos y están centradas fundamentalmente en el asesoramiento y la orientación educativa. Pueden realizarla profesionales que no son especialistas en abuso de sustancias: médicos, enfermeros, etc. Suelen ser efectivas en reducir el consumo de alcohol en personas con una ingesta de riesgo y facilita la realización de un tratamiento específico en pacientes con consumo problemático.
- Entrevista y terapia motivacional: busca ayudar al paciente aumentado su motivación para el cambio mediante la exploración, reconocimiento y afrontamiento de sus problemas. En todo momento se trabajo desde la empatía y se enfatiza en la responsabilidad del propio paciente en solucionar su situación. Esta técnica ha demostrado su eficacia en pacientes abusadores y dependientes del alcohol.
- Terapias grupales: es una modalidad de terapia psicológica de las más enriquecedoras al mezclar varias técnicas grupales distintas. Se ha observado que el componente social de pertenecer a un grupo, entre otros factores, mejora los resultados respecto a la terapia individual.
- Terapias cognitivo-conductuales: son una forma de terapia estructurada, directiva y limitada en el tiempo que combina enfoques conductuales con estrategias cognitivas. Es efectiva para el tratamiento de pacientes dependientes del alcohol en comparación con otras intervenciones psicológicas y aumenta las tasas de abstinencia.
- Terapias de conducta social y red de trabajo: usa el entorno social como una forma de participar en el logro de la abstinencia o llegar a un consumo controlado. Comprende unas estrategias que ayudan a los sujetos a construir redes sociales de apoyo que facilitan el cambio. Es una terapia adecuada que consigue resultados similares a otras.
- Terapias psicológicas centradas en la familia: hay ocasiones en las que la familia es el escenario en el que se presentan los problemas que se relacionan con el consumo de alcohol, por lo que es necesario el trabajo grupal con ella. Estas terapias son eficaces, especialmente para motivar a los sujetos a entrar en tratamiento. Han demostrado ser una intervención superior al consejo individual, la psicoterapia grupal o los grupos de psicoeducación. Consiguen aumentar la adherencia al tratamiento, disminuir el consumo de alcohol, mejorar el funcionamiento familiar y facilitar la incorporación del paciente a su vida social.
- Mindfulness: éste se define por prestar atención al momento presente sin prejuicios y tomando conciencia de tus reacciones, sentimientos o pensamientos. No se trata de controlar el deseo de beber. Se trata de que, manteniéndote en la observación, los mecanismos naturales de autorregulación, ejerzan el control indirecto de reducción de síntomas. Se ha demostrado la utilidad del Mindfulness como complemento en los programas de prevención de recaídas.
Para llegar a establecer cuál es el mejor tratamiento para cada sujeto, se ha de realizar previamente una exhaustiva evaluación en la que, a través de las pruebas pertinentes y la historia vital de cada uno, el profesional concluirá cuál es la forma de trabajo más efectiva y beneficiosa en cada caso concreto.