Almudena Cid (Vitoria, 41) fue una pionera en cuanto a la introducción de las mujeres al deporte se refiere. Sabe lo que es la presión y la exigencia, este año se cumplirán 14 años de su despedida: en los Juegos Olímpicos de Pekín la gimnasta besó el tapiz para dar por terminada su carrera como deportista de élite.
Almudena Cid: «He tenido un mal concepto del amor»

Es la primera gimnasta individual que puede decir que ha participado en cuatro finales olímpicas consecutivas. Ahora, decidida a triunfar en los escenarios representa «Una historia de amor» en el Teatro Infanta Isabel y fue en una entrevista donde confesa el dolor que ha estado pasando últimamente. Y nada tiene que ver con el deporte, es la anunciada separación de Christian Gálvez, su pareja después de 11 años de matrimonio.
La trayectoria de Almudena Cid: del tapiz al escenario
La exgimnasta comentaba que está ilusionada en esta nueva etapa, donde puede “viajar sin aros, mazas, pelotas, cintas, sin la presión que conlleva el deporte de élite…”. Ahora no se lo juega todo en los 90 segundos que dura un ejercicio en rítmica, ahora su máxima responsabilidad es transmitir. Ha aprendido que en el escenario, a diferencia de las competiciones, los compañeros se ayudan entre ellos.
Este cambio de escena no ha sido nada fácil para la recién llegada a los teatros. Al terminar las funciones en los Teatros del Canas, se hizo público su ruptura con el presentador Christian Gálvez.

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Estos últimos meses, confiesa Almudena, los ha dedicado a cuidarse: “Lo he dedicado a estar conmigo. Durante las funciones de diciembre sentí que estaba haciendo un esfuerzo para el que no creí estar preparada. Pero me he dado cuenta de que sí podía”. Durante la entrevista, la actriz se muestra vulnerable y expresa con emocionalidad y a golpe de lágrima el dolor que procede de la reciente ruptura.
Llena de orgullo por la fortaleza que le acompaña, sigue diciendo: “Hay una frase en el texto que de repente cambió para mí: ‘Se acabó el amor’. Me fijaba en la valentía del personaje al verbalizarlo, la impaciencia por obtener respuesta”.
Quiere también, hacer especial mención al público tan acogedor: “Era curioso porque pensaba que el aplauso… no era que no me lo mereciera. No estaba para que me aplaudieran, estaba tan abatida que no… que quería irme a la cama. Ahora estoy mejor, recuerdo ese paso por los Canal como un acto que entenderé y recogeré más adelante. He tenido un mal concepto del amor. Creía que con el esfuerzo de dar y dar ―como en el deporte: ‘Aguanta, aguanta, tira, tira’― llegabas al resultado. Y el amor es otro estadio, necesito conocerme y darme a mí”.
La decisión de Almudena Cid es, sin duda, muy beneficiosa para ella, aunque ahora sea doloroso, saber dejar atrás y que todo ese dolor no se trasforme en ansiedad o depresión. Recurrir a terapia siempre es una opción cuando una ruptura nos sobrepasa.
Pasado un tiempo, Cid ve las nuevas funciones con otra perspectiva: “Desde el agradecimiento a todos los compañeros que me han sostenido. Quiero que vengan al teatro mis familiares y amigos que han estado ahí cuando no era yo y poderles ofrecer este trabajo artístico. A veces pienso que he encontrado mucha belleza en el dolor. Han aparecido circunstancias y personas que no imaginé, y estando sumida en esa pena entiendes que eso también puede ocurrir porque es lo que te está pasando”.
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