La periodista Almudena Sánchez, reconocida como una de los diez mejores escritores treintañeros españoles, habla de la depresión en Fármacos, el libro que ha publicado recientemente.
Almudena Sánchez: «Mi mayor miedo es volver a tener depresión»

Almudena Sánchez y la depresión
Almudena define esta enfermedad como invisible, inesperada, destructiva, egoísta, insana, paranoica, desaliñada y mugrienta. Relata que tenía náuseas todo el día, desde que se levantaba por la mañana hasta cuando se acostaba. Se sentía frágil e inservible, notaba que su cuerpo no funcionaba, como si tuviera una invalidez física.
La gente, con toda su buena voluntad, le recordaba su fortaleza, pero dentro de su enfermedad, ella se sentía profundamente incomprendida. No es de extrañar que la escritora vea la depresión como «un diálogo con la muerte».
Cuando estaba en esa dura situación, pensaba en los suyos, en cómo iba a dejarles si se suicidaba. Eso era lo que realmente le frenaba. Aún así, Almudena intentó suicidarse: se tiró a un coche, pero este frenó, y todo acabó en un susto. «Te despiertas queriendo morir y te acuestas queriendo morir», asegura Almudena. Y así es como pasa el tiempo, con estos pensamientos suicidas rondando la mente todo el día.
Cree que la predisposición genética existe en la depresión (su abuela y su prima la sufrieron), pero los factores sociales son clave para desarrollarla. Se puede incubar desde la niñez si has sufrido alguna carencia. Esta mujer luchadora, de adolescente sufrió un cáncer, y de pequeña, sufrió acoso en el colegio.
De adulta, la depresión casi acaba con su vida. Duró 3 largos y duros años, pero al final fue comprendiendo poco a poco que el mundo merece la pena, que hay luz al final del túnel. Aun así, su mayor miedo es recaer, lo teme incluso más que a la muerte.

Fármaco, un libro sobre salud mental
En Fármaco Almudena habla sobre la depresión, y cuenta cuánto y cómo sufrió bajo el yugo de la enfermedad.
Almudena Sánchez desvela sus vivencias en esos tres duros años, y los detalles más personales para acercar este tema tabú a la sociedad, y ayudar a las personas que lo necesiten.
El proceso de escritura fue lento y la escritora confiesa que le costó creer en el tema, en si sería capaz de mostrar al mundo de una forma adecuada lo que estaba sufriendo, pese a la complejidad.
Hay muchos libros que tratan la depresión, y en general los problemas de salud mental, pero ella dice que no lo hacen correctamente. Para ella, los fármacos fueron clave a la hora de superar la enfermedad, por eso suobra se llama así.
«Espero que este libro sirva como amigo, como compañero durante la depresión, lo coges, lees, luego lo dejas. Lo escribí porque a mí me hubiera gustado leerlo», confiesa.
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