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¿Alguna vez te has preguntado cómo ha influido tu infancia en la construcción de la persona que eres hoy en día? Si es así, te interesará conocer qué es el apego, uno de los cimientos más tempranos en el desarrollo de la personalidad.
El término apego se refiere a los vínculos sentimentales que se establecen entre dos personas. Este lazo, que determina en el modo en el que las personas se relacionan con el mundo exterior y con los otros, empieza a desarrollarse ya en los primeros meses de vida.
El apego influye, primero, en la manera en la que el niño percibe el mundo: con curiosidad o con miedo; y, más tarde, influirá en la manera en la que el adulto se desenvolverá en las diferentes situaciones de su vida. Tu comportamiento, las relaciones que estableces y tu actitud ante lo peligroso o desconocido dependen del tipo de apego que desarrollaste en la infancia.
¿Cómo se forma el apego?
Durante los primeros meses de vida de un niño, concretamente en su primer año, este establece lazos de apego con aquella persona que es más cercana a él. Estos vínculos le proporcionan seguridad, por lo que el niño será capaz de investigar libremente el mundo que le rodea a sabiendas de que habrá alguien protegiéndole ante los peligros.
Aunque al principio el bebé apreciará la atención y la comodidad que le facilite cualquier persona a su alrededor, pronto empezará a formar un vínculo especial con la persona que más le cuida. Entonces, el niño puede renegar del resto de personas y ponerse nervioso si le separan de la persona con la que ha establecido el vínculo.
Es después de cumplir su primer año, aproximadamente al alcanzar el año y medio, cuando el niño deja de reaccionar negativamente ante la ausencia de esa persona, pues comienza a entender que esa ausencia es momentánea. Esto les permite dejar el miedo a la soledad a un lado, porque entienden que la presencia de esa persona será constante la mayor parte del tiempo.
No obstante, si no es así y el niño experimenta soledad, inseguridad provocada por la ausencia de los padres y falta de protección, tendrá dificultades para desarrollar este vínculo de manera saludable, lo que puede acarrearle problemas no solo durante el crecimiento, sino también en la vida adulta.

Tipos de apego
Fue John Bowlby, un psiquiatra y psicoanalista infantil del siglo XX, quien, al estudiar las relaciones entre los niños y sus cuidadores, desarrolló su teoría del apego. Para Bowlby, las relaciones que experimentan los niños en su infancia, y más concretamente en sus primeros meses de vida, determinaban el tipo de apego que desarrollaría.
- El apego seguro
Si tus padres (o, en su defecto, tus cuidadores) estuvieron presentes de manera incondicional en tu infancia, lo más probable es que hayas desarrollado el apego seguro.
El apego seguro se caracteriza, precisamente, por un sentimiento de seguridad provocado por la atención constante, el contacto estrecho y la resolución de las necesidades.
Si de niño desarrollaste este tipo de apego (el más sano de todos), seguramente no tuviste problema en explorar el mundo que te rodeaba, mostrándote más curioso que miedoso. Al enfrentarse a situaciones o sentimientos complicados, los niños que experimenten el apego seguro podrán recurrir a sus padres o a sus cuidadores para sentirse protegidos y, ante la ausencia de los mismos, experimentarán cierto desasosiego que se pasará una vez hayan vuelto.
Si identificas estas constantes en tu niñez, seguramente no experimentes grandes problemas a la hora de relacionarte de manera sana con los demás, priorizando la confianza en tus relaciones.
- El apego ansioso
Se trata de un tipo de apego inseguro provocado por la desconfianza y la inseguridad. En este caso la presencia de los padres es inconsistente y, por lo tanto, el niño es incapaz de distinguir si le ayudarán cuando se enfrente a aquello que le resulta peligrosos o desconocido. Los niños que se enfrentan a esta situación experimentan cierto nerviosismo a la hora de explorar el entorno y demostrarán una gran incomodidad ante la ausencia de sus padres, provocada por la incertidumbre de no saber si volverá.
Si experimentaste estas circunstancias durante la infancia, quizás como adulto tengas dificultades a la hora de relacionarte, sufras de dependencia emocional e incluso puede que te cueste enfrentarte a tus propios sentimientos. Además, puedes sentir de manera habitual miedo al rechazo.
- El apego evitativo
Se produce cuando los niños interiorizan la ausencia de una figura que pueda cuidarles y, entonces, comienzan a distanciarse de aquello que les rodea. Ante las situaciones de necesidad, el niño en busca de protección puede haber experimentado, o bien una ausencia total del cuidador, o bien el desprecio por su parte. De este modo, el miedo provocado por la desprotección, los llevará a desarrollar conductas tales como la ausencia de llanto.
Si eres un adulto que ha desarrollado el apego evitativo, a menudo puedes sufrir una baja autoestima provocada por la falta de cariño. Además, puede que tengas dificultad para comprender las emociones, tanto las propias, como las ajenas, lo que te llevará a refugiarte en la soledad para así evitar las relaciones con los demás.
- El apego desorganizado
Cuando los niños sufren abusos y negligencias, experimentan justo lo contrario al apego seguro: el apego desorganizado. Estos niños carecen de confianza hacia sus figuras de autoridad y, ante la imposibilidad de ser autosuficientes por sí mismos, experimentan el mismo nerviosismo ante la presencia que ante la ausencia de estos. Los niños que desarrollan apego desorganizado tienden a portarse mal.
Como adulto, puede que seas incapaz de gestionar tus propias emociones, lo que provocará un rechazo aparente hacia las relaciones. También puedes experimentar frecuentemente rabia y otros sentimientos negativos que te hacen más propenso a padecer trastornos psicológicos.
La importancia del apego
Un correcto desarrollo del apego es fundamental para la correcta construcción de la persona. Esto se debe a que, durante los primeros meses de vida, el apego influye en el desarrollo del cerebro, condicionando también la vida adulta.
Los diferentes tipos de apego inseguro pueden afectar de manera negativa a multitud de aspectos de tu vida, tales como la autoestima, la actitud ante los conflictos y el establecimiento de relaciones con los demás.
Por el contrario, el apego seguro influirá en el desarrollo de emociones positivas, tales como la seguridad y la confianza, y en la construcción de un buen autoconcepto que pueda justificar una buena autoestima.
Si eres padre y buscas cuidar lo mejor posible a tus hijos, responder ante sus necesidades, fomentando la confianza, la comunicación y la comprensión, les ayudará a desarrollar un apego seguro que los acompañará durante el resto de su vida. Si no, tu hijo podrá experimentar trastornos de apego durante la niñez, así como diversos problemas psicológicos.
¿Qué son los trastornos de apego?
Los trastornos de apego aparecen con el apego ansioso, evitativo y desorganizado. Se trata de una alteración que aparece ante la falta de atención por parte de los progenitores o los cuidadores.
De este modo, ante situaciones difíciles, el niño responderá por medio de comportamientos que pueden caracterizarse por el miedo, el rechazo hacia todo lo que les rodea, o la ira. Es común en los niños que padecen trastornos de apego comportarse de manera destructiva, puesto que pueden presentar incapacidad para controlar sus propios impulsos. Además, lo más seguro es que presenten dificultades para comprender lo que les dicen los otros adultos, debido a la ausencia de la figura de los padres.
¿Cómo puede influir el apego en la salud mental?
La falta de un apego sano durante la niñez puede provocar problemas en la vida adulta. El miedo, el aislamiento, la dependencia emocional, la incapacidad de gestionar las propias emociones, la falta de autoestima y la baja tolerancia a la frustración son tan solo algunas conductas que pueden salir a la luz ante un desarrollo incorrecto del apego.
Por ejemplo, en las relaciones de pareja, el apego inseguro provocará la dependencia emocional, es decir, la sensación de que necesitas a la otra persona para sobrevivir. Esta dependencia, producto de la idealización de tu pareja, te puede llevar a experimentar los celos y el miedo constante a una ruptura amorosa. Ante la falta de pareja, experimentarás una gran desazón y una baja autoestima.
En la pareja, también puede generar falta de confianza y ausencia de comunicación, provocada por la dificultad para expresar las propias emociones.
Además, se han relacionado los diferentes tipos de apego inseguro con una mayor tendencia a padecer ansiedad y trastornos del estado de ánimo, como son el trastorno bipolar y los distintos tipos de trastorno depresivo.
También se ha comprobado la influencia del apego en el desarrollo de trastornos de la estructura de la personalidad, como puede ser el trastorno límite de la personalidad, el trastorno dependiente de la personalidad y el trastorno de personalidad evitativo.
El apego no tiene por qué ser constante: si eres una persona con apego ansioso, evitativo o desorganizado, la influencia del entorno puede ayudarte a cambiarlo. Todas las relaciones que estableces con el mundo exterior pueden modificar las características de tu personalidad, mejorando tu autoestima.
Aunque hayas mantenido relaciones de apego inseguro con tus padres o cuidadores, no quiere decir que seas incapaz de construir un apego seguro con otras figuras. Quizás hayas podido reconocer las características del apego inseguro en tu infancia, pero no encuentres sus secuelas en la edad adulta: esto se debe a que el apego también se puede aprender por medio de relaciones sanas, basadas en el respeto y la seguridad.
Si identificas en ti mismo las consecuencias del apego inseguro, pero no eres capaz de encontrar la solución, entonces la terapia psicológica puede ser de ayuda para ti.
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El apego se empieza a formar en los primeros meses de vida, cuando el niño es completamente dependiente de sus padres y de todos aquellos que le rodean. Se podría decir que el apego es el cemento con el que comenzaste a edificar la casa de tu personalidad: con el paso de los años se ha ido asentando y has construido todo lo demás encima de esa base que es el apego, por lo que modificarla por tu cuenta puede resultar difícil.
Sin embargo, un psicólogo puede ayudarte en tu búsqueda de un apego seguro. Prueba una sesión gratuita con un psicólogo online de nuestro equipo y descúbrelo personalmente.
En terapia, el primer paso será buscar el origen de tus problemas de apego: bucearéis hasta tu infancia para conocer dónde empezó a crecer la inseguridad, la falta de autoestima, el rechazo a las relaciones… Todas esas piedras que te obstaculizan en tu camino hacia el crecimiento persona.
Después, podrás enfrentarte a escenarios de apego seguro donde el psicólogo podrá enseñarte una nueva forma de relacionarte con tu entorno y con tu propia persona. Una correcta construcción del apego influirá en la gestión de las emociones, en las motivaciones, así como en las relaciones interpersonales.
El apego puede trabajarse en personas adultas, pero también en niños y adolescentes. Además, existen también terapias destinadas a ayudar, no al niño con dificultades en la construcción de un apego seguro, sino a los padres, que de la mano de un psicólogo aprenderán a entender los sentimientos y las necesidades de su hijo, sabrán cómo ayudarle a enfrentarse a las emociones y a los problemas, descubrirán las claves para que desarrolle una buena autoestima y podrán ayudarle a construir relaciones.
La terapia sentará las bases para desarrollar la comunicación y la confianza. En Siquia ofrecemos un servicio de terapia completamente online que cuenta con una sesión de prueba gratis.
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