Es normal haber escuchado que las embarazadas se alimentan de una forma extraña, se las suelen olvidar cosas, están más sensibles, etc. Esto ocurre porque, durante el embarazo, el cerebro de las embarazadas cambia.
Así cambia el cerebro de la embarazada durante la gestación y futura maternidad

Lo primero que hay que conocer es que hay una materia del cerebro que se reduce, la gris. No quiere decir que el cerebro se vuelva pequeño, se disminuya o pierda cantidades, se especializa en atender a las necesidades del bebé. Por esto hay tantos despistes en las embarazadas, está comprobado que esta materia se reduce, sobre todo en aspectos relacionados con las relaciones sociales.
Se dice que las madres tienen un sexto sentido, o que se dan cuenta de otra serie de cosas o que se despiertan por la noche antes que la pareja. Esto tiene que ver con el cerebro y esos cambios. Se ha verificado que al menos duran durante dos años y consigue se aumente el vínculo.
Cambios que se producen en la embarazada
En primer lugar se optimiza la empatía, la capacidad que tenemos para conectar con las emociones del otro. Sirve para que ella se dé cuenta de las necesidades del bebé, por qué llora… Esto está vinculado con la oxitocina, con todas las hormonas. Lo que produce es que automáticamente se ponga en alerta el cuerpo y cerebro. Y no solo con el bebé sino también con las relaciones sociales.
Otro cambio es que se mejora mucho la resistencia al estrés, aprenden a manejarlo mejor.
También se agudizan algunos tipos de memoria. Es cierto que hay determinados olvidos pero en cualquier situación la llegan a la cabeza cosas que no son necesarias como si fuese una agenda mental.
Asimismo, se genera gran cantidad de oxitocina. Y el resultado que producen en su cuerpo es similar al que producen las drogas. De hecho, simplemente con la estimulación del pecho por parte del bebé, se genera una gran cantidad de oxitocina, lo que hace que emocionalmente la madre sienta unos efectos como los de una droga y quede enganchada al bebe, lo que origina un mayor vínculo. Por ejemplo, será capaz de distinguir los tipos de llanto que tiene el bebé.
El olfato cambia. Las embarazadas son capaces de percibir olores que otras personas no son conscientes y como consecuencia, se pueden sentir molestas porque se trata de olores muy intensos.
Y por último, el cerebro de la madre está preparado las 24 horas para reaccionar ante el miedo y los peligros. Está más alerta, se vuelve mucho más precavida y es capaz de planificar distintas soluciones para resolverlos.
