Ainhoa es un encanto de 10 años. Eso sí, lo es cuando está en la consulta psicológica pero tiene a sus padres “al borde de un ataque de nervios”. Destacan sus protestas y verdaderas rabietas cada vez que no se cumplen sus deseos. Nos referimos desde los verdaderamente importantes – lo que los adultos diríamos “he tenido una decepción” – hasta los más nimios. Ainhoa muestra dificultades importantes para gestionar sus emociones a pesar de sus esfuerzos por intentar convencerme de que “todo va genial”.
Baja tolerancia a la frustración en niños

Índice de contenidos
¿Qué es la baja tolerancia a la frustración?

La frustración es un estado transitorio que permite enfrentarse positivamente a las situaciones, problemas y límites que se le irán planteando al niño durante su vida aunque, por este motivo, pueda causar alguna incomodidad. Por tanto, se halla presente en los niños de diferentes edades.
La baja tolerancia a la frustración nos indica la incapacidad de estos niños ante la tolerancia de molestias pequeñas o de aquellos deseos que no son satisfechos de forma inmediata. Ante ello, los niños expresan emociones negativas como enfado, tristeza, angustia, ansiedad,…y que puede interferir en los procesos de aprendizaje del propio niño.
Durante la etapa infantil los niños son egocéntricos, creen que merecen cualquier cosa que pidan y, sólo por hacerlo, lo van a conseguir. Además, el concepto “tiempo” y “empatía” no están aún desarrollados. Por tanto, es el momento preciso para que se les enseñe a tolerar la frustración. Los padres, abuelos, familiares y educadores tienen que comprender que complacer siempre al niño, en cualquier cosa que pida, no favorece su desarrollo como persona.
Cómo son los niños con baja tolerancia a la frustración
El perfil de estos niños es:
- Exigentes y demandantes. Los padres suelen decir que “lo que quieren, lo quieren ya”.
- Si no se satisfacen inmediatamente sus deseos, lloran y/o tener rabietas.
- Impulsivos e impacientes.
- Dificultad en la gestión de emociones.
- Posibles trastornos de ansiedad o depresión ante las dificultades cotidianas.
- Sienten que los límites son injustos.
- Baja flexibilidad y adaptabilidad ante situaciones nuevas o que no salen como esperaban.
- Pensamiento polarizado.
¿Existen factores de riesgo que produzcan un aumento de la frustración?

Son múltiples, tanto a nivel psicológico como biológico. Así, psicológicamente hablando, nos encontraríamos con cuestiones caracteriales así como factores familiares, educativos y sociales.
A nivel biológico, no podemos olvidar que las diferencias individuales se hallan moduladas por el grado de madurez o el nivel de impulsividad y exigencia de cada niño que, a su vez, interactúan con los factores ambientales. De estos segundos son los modelos familiares los más importantes. Un modelo educativo tanto sobreprotector como hiperexigente conduce a una disminución de la capacidad del niño para enfrentarse a los problemas diarios y a un aumento de la frustración.
De cualquier forma, no podemos olvidar que el niño crece y se desarrolla en un ámbito social y que actualmente se encuentra con una sociedad competitiva, consumista e individualista, donde parece que lo importante es llegar el primero.
Es una sociedad en donde tenemos prisa siempre y una sensación continua de falta de tiempo o de pérdida de tiempo. Llenamos la agenda a los niños con montones de actividades extraescolares y no les dejamos tiempo para ser niños ni para jugar y, todo, porque, simplemente, no tenemos tiempo para pasar con ellos en este viaje desesperado hacia ninguna parte.
Y cuando tenemos que ir con ellos a algún sitio – sea al pediatra, al dentista o al psicólogo – en la sala de espera les damos móviles, tabletas para sobreestimularlos, con lo cual toda su imaginación y asombro se pierde
¿Cuáles son las causas?
- Obtener de forma inmediata lo que desea. El niño se muestra incapaz de retrasar su gratificación ya sea un regalo, una excursión o ir al cine. La mayor parte de las veces prefiere algo menos importante o de menos valor antes que algo mayor o de más valor.
- No se le han puesto límites educativos adecuados, no hay normas, no se le dice “no” cuando se debería.
- Los padres les solucionan todos los problemas, incluso si ello significa tomar decisiones por ellos, sin consultarles, lo cual ni favorece el desarrollo de los niños ni forma adultos exitosos.
Pautas para enseñar a mi hijo a tolerar la frustración

Como padres preferiríamos que nuestros hijos no sufrieran nunca. Sin embargo, si no educamos en la tolerancia a la frustración, no estamos haciéndoles ningún bien – ni a ellos ni a nosotros. Tras no recibir lo que desean, puede venir el enfado y la rabieta. Cuando enseñamos a nuestro hijo a tolerar la frustración, le enseñamos a gestionar esas emociones negativas que a nadie nos gustan y le preparamos para su vida de adulto en que, probablemente, sufrirá más de una frustración.
Algunas pautas para enseñar a tolerar la frustración son:
- Imponer normas y límites y decir “no”, cuando sea necesario.
- Aprende a gestionar las rabietas.
- Ayudar a tu hijo a diferenciar entre sus necesidades y sus deseos. Enséñale que, aunque desee con todas sus fuerzas algo, no siempre se puede tener.
- Si tu hijo te pide algo no se lo des inmediatamente. Deja que pase un espacio de tiempo – llamado demora del refuerzo- y dale eso que te está pidiendo sólo cuando tú, como adulto, creas que es conveniente.
- Cuando sienta frustración ayúdale a entender qué le ocurre, por qué esta triste o enfadado, y sobre todo, a expresarlo.
- Enseñar a los niños a ser pacientes para conseguir lo que quieren.
- Enseñarles a que si se sienten mal o están frustrados, deben pedir ayuda a padres, profesores o a otras personas de referencia.
- No seas sobreprotector pero tampoco exigente ni excesivamente permisivo.
- Si su conducta requiere un castigo, hay que explicarle el motivo del castigo.
- Es muy importante compartir cada día tiempo con vuestros hijos. Solo así os convertiréis en los modelos, en las figuras de referencia y no en las de autoridad.
Si la situación os desborda, acudid a un psicólogo infantojuvenil. En Siquia os ofrecemos orientación en una primera sesión de terapia online gratuita. Pide cita.
Pedir cita
Deja tu consulta y una psicóloga de Siquia te ofrecerá ayuda personalizada.
