
1. A qué llamamos “Burnout”
Hablando en términos coloquiales, podríamos definir el “Burnout” como el síndrome de “estar quemado”. Es decir, como consecuencia de estar expuesto a un periodo prolongado de estrés, nuestro cuerpo comienza a manifestar signos y síntomas de malestar, inquietud, angustia e ineficacia a la hora de desarrollarnos en los deberes del día a día. Este tipo de problema suele estar íntimamente relacionado con personas cuyas profesiones implican una alta carga emocional al estar en contacto con mucha gente en su quehacer diario: médicos, atención al público/al cliente, policías, profesores, etc.
2. Manifestaciones que nos avisan de que podemos estar desarrollando este síndrome
- Despersonalización: nos referimos principalmente a actitudes negativas, respuestas frías e impersonales hacia las personas con las que se trabaja e irritabilidad.
- Cansancio emocional: es decir, el hecho de estar en constante contacto con otras personas termina por producir en el profesional la sensación de sentirse agotado emocionalmente.
- Baja realización personal: o lo que es lo mismo, la valoración profesional que la persona hace de sí misma es fundamentalmente negativa. Esto suele venir acompañado de desmotivación e insatisfacción con los resultados que obtiene en su trabajo.
3. Cuáles son las profesiones más vulnerables
Como decíamos anteriormente, son quizás médicos, personas que trabajan de cara al público, cuerpos de seguridad del estado y profesores, las personas que más pueden presentar este tipo de problema, si bien es cierto que también se han observado características de este tipo en padres y madres a cargo de la crianza de los hijos. Podemos dividir las diferentes profesiones en función del tipo de relación que se establece entre ellas y el burnout, tenemos así:
- Profesionales auto-orientados: esto se refiere a trabajadores cuya visión de su empleo se reduce a un medio de vida. Normalmente son los que manifiestan más insatisfacción con su trabajo y los que presentan mayor vulnerabilidad ante el burnout.
- Profesionales escaladores: aquellas personas cuyo objetivo definido es alcanzar el estatus más alto dentro de su profesión, lo que requiere una importante gestión de la frustración que al no conseguirse puede desencadenar importantes episodios de angustia y estrés laboral.
- Profesionales activistas sociales: el objetivo primordial de su desarrollo profesional gira en torno a la motivación de modificar el mundo que le rodea. Son, junto a los primeros, los que presentan una alta probabilidad de presentar burnout.
- Profesionales artesanos: su objetivo principal en el trabajo es hacerlo bien y son en su mayoría los más satisfechos con el empleo que tienen, por lo que las posibilidades de desarrollar esta sintomatología serían más reducidas.
4. Qué podemos hacer en esta situación: prevención y estrategias de afrontamiento
Parece obvio pensar que para la prevención del burnout lo lógico sería poder cambiar aquellos aspectos de la profesión (sobrecarga de trabajo, conflictos con compañeros, falta de medios y/o recursos, etc.) que favorecen estos síntomas. Pero desafortunadamente esto en el mayor número de casos no es posible y muchas personas tienen que convivir con esta situación, por lo que es importante buscar ayuda profesional que nos de herramientas para afrontarla.
Dichas herramientas están enfocadas en:
- El entrenamiento en habilidades sociales y asertividad: aprender a comunicarnos y relacionarnos de un modo diferente dentro de la red social del trabajo nos facilitará la reconquista de nuestro control y, por tanto, la disminución de angustia y malestar.
- También es importante el trabajo y entrenamiento en solución de problemas.
- Y, al hilo de los puntos anteriores, es importantísimo a su vez favorecer el apoyo social dentro de nuestro ámbito laboral y trabajar en conseguir una relación con los compañeros lo más beneficiosa posible.