carpediemHace unos años María no estaba pasando un buen momento. Fue a hablar con el que, mucho después sería un buen amigo, quien tras la charla le dijo: “Carpe diem, María, carpe diem”. Sentada en la consulta, María recuerda cómo por aquel entonces, se marchó muy enfadada de casa de su amigo. Me sentía como si estuviera nerviosa y me hubiera dicho: «tranquila, que todo pasará”.

Y, a pesar de que entendía perfectamente a María, no podía por menos que empatizar con su amigo. De hecho, los ejemplos no podían mostrarse como equivalentes y hay mucha verdad en la frase de María “todo pasará”. Porque ¿cuántas veces no hemos esperado algo con mucha fruición y, cuando por fin ha llegado, hemos visto cómo rápidamente se nos escurría de entre las manos? Y ¿cuántas veces hemos estado enredados pensando recurrentemente en ese momento sin darnos cuenta de que lo que también pasaba era el presente?

Tendemos a adelantarnos a los acontecimientos, producto de una sociedad que vive estresada pero de espaldas a la inteligencia emocional y, por tanto, yendo en contra de nuestra propia salud emocional.

Cuando no damos valor al momento actual porque estamos esperando uno de dentro de unos días, unas semanas o, incluso unos meses, no valoramos la felicidad sino que apostamos todo a una carta que ni tan solo tenemos la certeza de tener.

A todo ello es aplicable una locución latina que conocemos como el popular “Carpe Diem” pero que, en realidad, tiene diversas variantes como “carpe diem, tempus fugit”, es decir «vive el momento que el tiempo huye” o “carpe diem quam minimun crédula postero” que significa “disfruta el momento, no te fíes del mañana”. Todas las variantes existentes son una fórmula de la psicología positiva para vivir mejor ya sea en el amor, la amistad, el trabajo o cualquier otro tipo de relación interpersonal.

Carpe diem y el cine

Esta locución se popularizó gracias a una famosa película “El club de los petas muertos”, (1990) ganador de un Oscar. La película muestra cómo un profesor de poesía – interpretado por Robin Williams- intenta motivar a sus alumnos para cambiar sus mentes e incitando la participación activa de los mismos.

Carpe diem y la literatura

Se dice que este es un tópico literario universal ya que aparece de forma recurrente en diversas obras, abordada desde dos perspectivas distintas: por una parte, es una llamada para que nadie deje que el tiempo pase sin aprovecharlo al máximo y, por otro lado, indica que se debe disfrutar del placer de vivir, sin pensar en exceso en un futuro a largo plazo puesto que es incierto para todos, imposible de conocer a pesar de quien diga lo contrario.

Esta expresión tuvo más importancia en tres períodos como son el Barroco, el Romanticismo y el Renacimiento aunque actualmente se sigue empleando esta expresión.

Carpe diem y la Filosofía

Es una locución atribuida al poeta latino Horacio (65-8 a.de C.) quien en su primer libro de “Odas” pide a su amiga Leucone “carpe diem, quam minimun crédula postero”, que ya hemos visto antes.

“No confíes en el mañana”, por tanto, Horacio nos diría, si hoy estuviera aquí – igual sería psicólogo – que vivamos cada día intensamente, desde el primer café de la mañana hasta lo que cada uno hagamos antes de acostarnos, pasando por cada canción, por cada momento del día – sea alegre o triste- porque solo así alcanzaremos la plenitud vital. Y ello es lo mismo que dijeron casi todos los filósofos griegos, desde los epicúreos hasta los estoicos.

En la actualidad ha cogido el relevo la filosofía positiva, quien afirma que se puede vivir con un mayor nivel de serenidad si nos damos cuenta de que existen momentos muy bellos que pasan delante nuestro, de forma desapercibida, porque nosotros estamos pensando hacia dónde nos lleva ese momento en lugar de centrarnos en el mismo.

El Carpe diem como modo de vida

Muchas personas han tomado esta locución como motor de sus vidas, especialmente tras situaciones que han puesto en riesgo su vida o la de seres queridos, pérdidas, situaciones traumáticas, …incluso algunas personas se llegan a tatuar el “carpe diem” o alguna de sus variantes tras pasar por dichas circunstancias o parecidas.

En definitiva, se produce un cambio en la escala de valores. Las cosas pequeñas son las que importan, no sabemos con exactitud qué pasará y cómo es imposible saber cuándo ocurrirá nada de ello. Por tanto, los planes a largo plazo no sirven sino que debemos vivir el aquí y el ahora.

Sin embargo, muchas personas consideran que esta forma de ver la vida es no tan sólo equivocada sino también poco o nada responsable debido a que piensan que debemos pensar en qué será de nosotros cuándo seamos ancianos y, por tanto, debemos procurarnos para entonces una vida cómoda.

Y no les falta razón – ni nadie se la quita- que debamos bebernos la vida a sorbos no es incompatible con ahorrar por si llegamos a ancianos pero no debemos focalizar sólo en “cuando seamos ancianos” porque ¿y mientras? ¿quién vive nuestra vida? Catherine Rambert dijo “La vida está llena de cosas urgentes… pueden esperar”.

Es el momento de escuchar, sin miedo, a nuestra voz interior que nos dice que la prisa, el estrés, la urgencia por ir no se sabe exactamente dónde genera ruido y falta de rumbo, en ocasiones. Rechazarlo o no es cuestión de cada uno de nosotros.

Carpe diem y las emociones

Si nos ponemos a pensar en lo mal que podrían ir las cosas, observaremos un efecto paradójico: nos damos cuenta de que somos exagerados y catastrofistas y que las cosas difícilmente podrían ponerse tan mal.

Esto hará que a medio plazo se reduzca tanto nuestro estrés como nuestra ansiedad, lo cual irá seguido de la neutralización de otras emociones negativas, todas ellas poco dispuestas a llevarse bien con el disfrutar del momento.

Partiendo de las enseñanzas de los estoicos, a los que hacíamos antes referencia y siguiendo en esta línea, el ejercicio que podemos hacer es el siguiente: imagina que pierdes a las personas y cosas que más quieres. ¿Te das cuenta de cuánto las amabas?

Aunque el ejercicio pueda parecer en exceso contundente, de hecho, no es muy diferente al ejercicio llamado “tribunal de la muerte” y que se usa en terapia de pareja y pasan sólo unos segundos para que a la persona interrogada le aumente su nivel de gratitud, amor y emociones positivas por sus seres queridos.

Pautas de aprendizaje emocional para conseguir el “carpe diem”

  1. Vive cada momento como si fuera eterno, esa es parte de la esencia de la felicidad. Piensa que amarte a ti mismo es igual a amar al otro.
  2. Carga sólo el peso que puedas soportar. Todos tenemos obligaciones pero si te impones obligaciones que son de otros, acabarás sucumbiendo bajo su peso.
  3. El “carpe diem” se practica con quien realmente, de corazón, se quiere. Así que hoy es tan buen día como otro cualquiera. Coge tu  móvil, ve a la agenda y empieza a borrar aquellos números que ya no te aportan nada, los que ni siquiera recuerdas de quién eran, los de amistades que “se han perdido” por el camino… practica el desapego, limpiarte de relaciones tóxicas es un símbolo emocional de fortaleza.
  4. Busca una “isla desierta, un espacio de tiempo durante la semana, en que hacer aquellas actividades agradables que te apetezcan.
  5. No compares el presente con el pasado ni con el mañana. La vida es un regalo muy precioso que merece la pena ser vivida incluso cuando las cosas no funcionan porque, cuando hay dolor o tristeza, no hay más remedio que mejore. Nunca pierdas la esperanza.
  6. Todo llega y todo pasa pero nada permanece. Sé flexible, es la única forma en que puedes adaptarte.

Pautas para ejercitar el “carpe diem”

  1. Celebra la vida, celebrando el día de hoy. No tiene por qué ser algo muy especial. Es una cuestión personal, el pensar qué puedes hacer para que hoy se convierta en un día inolvidable.
  2. Por la noche, busca tres situaciones que han hecho de hoy un día especial para ti, de alguna manera, y da las gracias a nivel interno lo cual te reconecta con tu yo interior y, a la vez, con el lado más bello de la vida.
  3. Piensa que tienes que dividir tu tiempo entre trabajo, familia, amor y amistades. Evita la adicción al trabajo.
  4. Una parte importante de una relación de pareja saludable es el cuidado de uno mismo porque tu vida es tuya y no puedes delegarla en tu pareja.
  5. Si tienes una ilusión, ahora es el momento perfecto para llevarla a cabo, sobre todo evita la tendencia a posponer.
  6. El romanticismo no tiene fecha de caducidad y no importa cuántos años llevéis casados: animaos porque potencia la relación de pareja.
  7. La fidelidad suele ser muy importante en una relación de pareja. Valora bien a tu pareja antes de ser infiel, te arriesgas a perderla.
  8. La “culpa” no es solo de uno cuando una relación de pareja no funciona. La “culpa” es siempre de ambos.

Steve Jobs, pronunció una frase en su célebre discurso en la Universidad de Stanford donde decía: “tened el coraje de seguid a vuestro corazón y a vuestra intuición. De alguna manera, ellos ya saben lo que realmente tú quieres ser”.