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El 25% de adictos en España sufren TDAH, según un estudio del European Monitoring Centre for Drugs and Drug Addiction (EMCDDA)

La honestidad, el coraje y la perspicacia no son palabras que solemos usar para describir la adicción a las drogas. No obstante, dadas las circunstancias, muchos adictos terminan desarrollando estas cualidades y contribuyendo a la sociedad de un modo que nunca hubieran imaginado posible. Este éxito se manifiesta en frente a la mayoría de obstáculos, desde la más presente amenaza de recaída hasta los perversos estereotipos que los adictos encuentran en el transcurso de sus vidas. A pesar de las tres décadas en que distintos estudios han estado tratando de romper ciertos mitos, algunas de las más dañinas creencias sobre las adicciones todavía perduran.

El doctor en psiquiatría David Sark, especialista en el ámbito de las adicciones y CEO de la red de tratamiento en adicciones Elements Behavorial Health, expone los cinco mitos sobre las adicciones que llega a estigmatizarla hasta el punto de sabotear las posibles intervenciones:

1. Los adictos son malas personas que merecen ser castigadas

Hombre o mujer, rico o pobre, joven o viejo: si una persona desarrolla una adicción hay una amplia creencia de que son malas personas, con poca voluntad o inmorales. La hostilidad frente los adictos se consolida, sin precedentes, entre otras enfermedades crónicas, promoviendo leyes duras i juicios como “dejémosle que se maten a si mismos, lo han pedido”.

Ciertamente, muchos adictos realizan conductas condenables. Guiados por cambios en sus cerebros derivados del uso prolongado de drogas, estos individuos mienten, chantajean y roban para mantener su hábito. La realidad que vemos es que las “buenas personas” hacen “cosas malas”, si, pero son las personas enfermas quienes necesitan tratamiento – no castigo – para estar mejor.

2. La adicción es una elección

La recuperación de una adicción no es tan simple como ejercitarse lo suficiente para tener más fuerza. La gente no elige caer ante una adicción del mismo modo que nadie elige padecer un cáncer. La genética interfiere en un 50% en el riesgo de sufrir una adicción; el otro 50% viene determinado por factores de nuestro entorno, tales como la vida familiar, la educación y la influencia de las amistades.

Distintos estudios sobre el poder imaginativo del cerebro demuestran que las diferencias en el cerebro son tanto causa como efecto de una adicción. Más allá de que las drogas interfieren en la imaginación, existen diferencias neurobilógicas en las personas que sufren (o sufrirán) una adicción en comparación a aquellas que están lejos de padecerla. Una vez que un individuo empieza a usar drogas, su uso continuado cambia la estructura y funcionamiento del cerebro, haciéndole difícil el control de los impulsos, haciéndole sentir placer de “regalos” naturales como el sexo o la comida y centrándose únicamente en conseguir y consumir más drogas.

3. La gente suele ser adicta a un único tipo de substancia

En un principio, tendemos a creer que muchos adictos se aferran a una única droga. Hoy en día, el abuso del consumo de diferentes substancias – tres o más – es la norma, sin excepción. Hay personas que usan múltiples substancias para crear un efecto más intenso mientras otros mezclan ciertas drogas con el objetivo de revocar los efectos indeseables de alguna droga. Por ejemplo, tomar alcohol para bajar el efecto de los estimulantes. Hay quienes complementan su droga primaria con cualquier substancia disponible con facilidad, como por ejemplo las prescripciones de opio o heroína.

El abuso de más de una substancia adictiva es particularmente común entre los hombre, sobre todo en aquellos que tienen su primer contacto con las drogas en una temprana edad. Así, los adolescentes y los adultos jóvenes son el nicho más característico. La gente que abusa de múltiples substancias, además, son más proclives a padecer alguna enfermedad mental, que cuando se complica debido a la interacción de las drogas y sus efectos secundarios, provoca que el abuso de distintas substancias dificulte más el tratamiento que ante cualquier otro tipo de abuso de drogas.

4. La adicción a drogas prescritas es diferente a la de drogas ilegales

Dejando de lado el hecho de que el abuso de drogas prescritas ha alcanzado en la última década unos niveles de epidemia, el uso de esta “drogas legales” para sentirte mejor carga con un menor estigma social que el uso de drogas ilícitas. El hecho de que haya fármacos como Vicodin, Xanax o Adderall que pueden obtenerse bajo prescripción médica, aún ser drogas, induce a crear una opinión generalizada de que son substancias más seguras que las drogas “de la calle”. Pero no es así. Cuando una persona ingiere cualquier medicación prescrita en grandes cantidades, más veces de las que debiera o en condiciones en las que no debiera tomarlas, afecta las mismas áreas del cerebro que las drogas ilícitas i presenta los mismos riscos de una adicción.

Por tanto no es curioso que esta idea no solo arraigue entre los adolescentes desinformados sino también en sus padres, quienes minimizan el problema. Según una reciente encuesta elaborada por The Partnership at Drugfree.org, tan solo un 14% de los padres menciona las drogas con prescripción médica cuando hablan con sus hijos sobre drogas, y uno de cada seis padres considera que las substancias bajo prescripción médica son más seguras que las drogas “de la calle”.

5. El tratamiento debe encerrar a los adictos en su lugar

Aunque las autoridades en la esfera de las adicciones coincide en que la adicción es una enfermedad crónica similar a una enfermedad cardíaca, diabetes o cáncer, las personas que padecen adicción aún son generalmente tratadas como una segunda clase de ciudadanos. Muchos centros de tratamiento creen erróneamente que los métodos basados en la vergüenza son necesarios para motivar a los adictos. Pero es justo lo contrario. Además de contribuir a la estigmatización de las adicciones y disuadir a los especialistas de la búsqueda del tratamiento, los estudios demuestran que la vergüenza es un fuerte indicador de recaída.

Hoy en día, aún, los medios de comunicación perpetúan el mito de que existe una diferencia entre el método válido para la rehabilitación y el que no. Justamente, el tratamiento “óptimo”, basado en una necesaria estancia lujosa y el confortable durante la rehabiltación, es, en realidad, intrínsecamente inefectivo. Un reciente artículo publicado en el Hollywood Reporter, por ejemplo, cita que los productores de Hollywood, actores, abogados y otros “expertos” opinan que los centros de tratamiento de alto nivel, en realidad, ofrecen un mal servicio en tanto que ofrecen comodidades lujosas y terapias holísticas como el neurofeedback y la terapia ecuestre. A pesar de los sólidos estudios que demuestran que estas terapias refuerzan la relación entre el terapeuta y el paciente, y que asocian la larga abstinencia con el largo ingreso en el centro durante el tratamiento, los medios de comunicación siguen lanzando el mensaje de que los adictos merecen sufrir.

Así pues, el doctor Sark concluye que los mitos acerca las adicciones están dañando no únicamente a las propias personas que sufren alguna adicción y sus familias sino a todos nosotros, a toda la sociedad. Y si los empresarios más influentes, los artistas más creativos, los autores más vendidos y los políticos que interfieren en la historia fuesen aquellos que alcanzan las posiciones más altas en las listas de adictos recuperados pero se mantuviesen en silencio por vergüenza? Si hiciésemos el esfuerzo por entender las adicciones como una enfermedad mental y permitiésemos a los individuos afectados recuperarse en la que fuese la mejor manera posible, quizás podríamos realizar un paso significante en cuanto a la opinión pública referente a los problemas de salud mental.