
El arte siempre se ha considerado como una vía de expresión interior que ayuda a aliviar nuestras emociones. De esta idea surgen las terapias alternativas vinculadas con la expresión artística, como pueden ser la arteterapia o la musicoterapia. Las ventajas del arte se recuperan, esta vez, para ayudar a personas mayores.
Un total de cuarenta centros de Sanitas organizan talleres de pintura destinados a individuos afectador por demencia para que se sientan activos y motivados. Esta actividad forma parte del Programa de Atención a Personas con Demencia y se inició hace tres años. El resultado de esta iniciativa, que ha recogido un total de 220 obras, se ha concretado en una exposición itinerante que recoge las trece mejores obras. A través del arte, las personas mayores pueden explotar su capacidad de expresión y mantener activa su actividad cognitiva y creativa.
El objetivo de esta exposición, que recorrerá diez comunidades autónomas, pretende poner en manifiesto la utilidad y capacidad de las personas que sufren demencia. El arte refleja el interior, las emociones y sentimientos de sus autores, incluso de aquellos que se encuentran en un estado avanzado de demencia.
Pintura y mente
La demencia senil provoca la pérdida paulatina de habilidades personales. Poco a poco, estas personas des-aprenden capacidades, conocimientos o estrategias que han interiorizado en el transcurso de sus vidas. En este punto de deterioro, abrir la mente para pintar, sea lo que sea, ejerciendo un acto de expresión emocional, ayuda a la mente a permanecer activa y mantener vivas las capacidades individuales.
Los organizadores de este taller y la consecuente exposición matizan que en estas obras se plasma el ingenio de cada persona, independientemente de su grado de demencia, ya que es un aspecto innato en los individuos. Unos tienden al color, otros al trazo, unos otros emplean el collage…
Apuntan, también, que en el arte todo son ventajas intrapersonal e interpersonales. Por un lado, el individuo obtiene beneficios consigo mismo en tanto que estimula su capacidad cognitiva, sensorial y agilidad mental, convirtiéndose en un método no farmacológico que, más que paliar, previene el empeoramiento de la demencia. Por otro lado, estos talleres inducen a los pacientes a entablar relaciones con los demás y su entorno, ejercitando la expresión y habla con el entorno.
Estos talleres ayudan a retrasar el proceso de la demencia y las pérdidas de funciones asociadas. Los responsables también apuntan que, una vez terminado el trabajo, las personas mayores se sienten más satisfechos con ellos mismos y, en tanto que mejora su estado anímico, también presentan una mayor obertura con la gente y su entorno en general.