Alzheimer¿Qué puedo hacer si me pregunta mil veces lo mismo? Nunca ha sido una persona agresiva, ¿por qué ahora sí? ¿qué puedo hacer para ayudarle (y ayudarme)? En este artículo hablaremos sobre el manejo de situaciones problemáticas con enfermos de Alzheimer, pero antes es importante aclarar algunas nociones básicas sobre esta enfermedad. Muchos de nosotros podemos pensar en algún familiar o conocido cuando escuchamos o leemos la palabra “Alzheimer”, aunque quizás no todos podemos definir con exactitud lo que este término engloba.

Desde el punto de vista clínico, la enfermedad de Alzheimer es una alteración neurodegenerativa de inicio insidioso (comienza lentamente y no tiene síntomas obvios al principio) y curso progresivo que se caracteriza por la pérdida de memoria y otras funciones cognitivas (lenguaje, motricidad, razonamiento, etcétera) así como por una serie de síntomas no cognitivos entre los que cabe destacar los de tipo depresivo o psicótico y los trastornos del comportamiento.

Se trata de algo bastante complejo y, como casi todo, tanto los síntomas que se desarrollen como las estrategias que podamos usar para manejarlos serán diferentes de unas personas a otras.

No existen claves “mágicas” o trucos infalibles: lo que una vez nos funcionó puede dejar de hacerlo y viceversa. Será el propio desarrollo de la enfermedad lo que nos irá marcando nuestros pasos a seguir como cuidadores.

Lo único que debemos trabajar de forma constante durante todo el curso de la enfermedad y que sí se podría recomendar como recurso indispensable es la empatía y la paciencia. Situaciones problemáticas que normalmente aparecen Todo aquel que fue o está siendo cuidador de una persona con Alzheimer muy probablemente se ha encontrado en algunas situaciones que no ha sabido o no ha podido enfrentar, bien por la tensión creada en el momento o bien por carecer de las herramientas que le ayudaran a resolverlo.

A continuación, tenemos aquellas situaciones problemáticas que suelen ser más frecuentes y algunas sugerencias para manejarlas. Es importante recordar que, como decíamos anteriormente, el curso de la enfermedad será diferente en cada persona y, por lo tanto, puede que estas pautas deban ser ajustadas individualmente.

Comportamientos comunes en personas como Alzhéimer y cómo gestionarlos

Preguntas reiterativas

  • Paciencia. Ellos piensan que es la primera vez que nos preguntan. No entenderán nuestro enfado.
  • Normalmente son preguntas de orientación espacio-temporal por lo que podemos ayudarles poniendo objetos que les ayuden a orientarse (relojes, calendarios, horarios, etc.).
  • Instauración de rutinas para que conozcan y recuerden lo que hay que hacer sin necesidad de preguntarnos.

Conductas repetitivas

  • Buscar utilidad a la conducta repetitiva y reforzar positivamente agradeciendo y reconociendo que nos ha sido de ayuda.
  • Proponer otras actividades placenteras que pueden realizar en lugar de la conducta repetitiva que en ocasiones son realizadas por puro aburrimiento.
  • En fases avanzadas (balanceo o movimiento de extremidades) no podemos hacer nada. Mejor permitir su expresión que encontrar formas de limitar ese movimiento. Debemos buscar nosotros formas de aprender a ignorar esa conducta.

Agresividad

  • Recordarnos: la persona es agresiva por la enfermedad.
  • Hablarles en tono sereno.
  • Pedir ayuda para contenerles si solos no podemos.
  • Llamar su atención con estímulos relajantes.
  • Llamarle por su nombre y recordarles quienes somos y por qué estamos allí  Nunca responder de forma agresiva, ni física ni verbalmente.

Alucinaciones y delirios

  • No llevarles la contraria ni intentar demostrarles que no tienen razón.
  • Evitar decir “no pasa nada” porque para ellos sí es real lo que está pasando.
  • Nunca dejarles solos en estos momentos.
  • Mostrar interés por lo que le ocurre.
  • Intentar desviar su atención hacia estímulos reales.
  • A algunas personas las tranquiliza el contacto físico (una mano en el hombro, caricias en la cara, etc.).
  • No fomentar delirios o alucinaciones metiéndonos dentro, aunque sean de temática positiva y el paciente parezca feliz dentro de ella.

Oposicionismo

  • Proporcionar conductas alternativas o elecciones, por ejemplo, al plantearle qué cenar, no obligarle a comerse un plato determinado, sino plantearle un par de alternativas posibles para que pueda elegir.
  • Si no hacen algo tras nuestra primera petición, dejar pasar un rato hasta volver a hacerla.
  • Respetar su enlentecimiento.
  • Plantearles las cosas como adultos que son y no como niños  No obligarlos a hacer cosas que antes de la enfermedad no hacían (tipo salir a pasear, leer…).
  • Hacerles sentir útil en su día a día.
  • Ser flexibles y aceptar que el deterioro progresivo que conlleva la enfermedad les hará cada vez más dependientes.