Excepto las personas muy jóvenes o algunos adultos muy afortunados, todos hemos sentido alguna vez esa sensación tan molesta llamada dolor de espalda. El dolor de espalda puede centrarse en la zona lumbar, en las escápulas o paletillas, entre las costillas – el llamado dolor intercostal-, etc. Ese dolor puede tener su explicación en distintas causas como sobreesfuerzos, inflamación articular, sobrecargas o esfuerzos…. Pero lo que tienen en común todos estos tipos diferentes de dolor de espalda es que en mayor o menor medida afectan a nuestro estado de ánimo. Ese es, precisamente, el tema de nuestro artículo de hoy: cómo afecta el dolor de espalda al estado de ánimo.
Los distintos tipos de dolor de espalda
En la Guía Gratuita “Convivir con el Dolor de Espalda” puedes encontrar mucha información sobre los diferentes tipos de dolor de espalda: agudo, crónico, mécánico, infllamatorio… Cada tipo de dolor de espalda tiene unas características determinadas que afectan en mayor o menor medida no sólo a nuestras sensaciones físicas, sino a nuestras sensaciones emocionales. Pero si hay una característica fundamental que determinará el alcance de las consecuencias emocionales de la persona que sufre dolor es el tiempo.
Cuanto más prolongado sea el tiempo durante el que experimentamos esa sensación subjetiva llamada dolor, mayores serán sus consecuencias en nuestro ánimo y, también, más profundamente se implantarán esas sensaciones en nuestro yo emocional. De esta forma, el dolor agudo tendrá menor repercusión psicológica sobre nuestro estado de ánimo, mientras que el dolor crónico puede no sólo afectar negativamente a nuestra psique, sino dañar tanto a nuestro equilibrio emocional que propicie que surjan nuevas y poderosas afecciones: tristeza, angustia, ansiedad, depresión…
Dolor agudo y estado de ánimo
A casi nadie le gusta sufrir, ver cómo el dolor de espalda rompe sus planes y le obliga a parar, dejar de hacer ejercicio, ir al cine o a pasear, rendir al cien por cien en su puesto de trabajo….El dolor agudo provocado por una lesión deportiva, un accidente de tráfico, un sobreesfuerzo en el trabajo o, simplemente, una mala postura durante la noche rompe la rutina de una persona que, además, no está tan acostumbrada a sufrir dolor como las personas que sufren afecciones crónicas como la fibromialgia, la espondilitis, la artrosis, la artritis, etc.
Los principales efectos del dolor agudo en el estado de ánimo tienen mucho que ver con la sorpresa de ver cómo se rompe la rutina “para mal”:
- Incomprensión: ¿por qué yo? ¿Por qué ahora?
- Nerviosismo: ¿cuánto durará esta sensación?
- Enfado o ira: ¿esto tenía que pasar justo ahora?
Dolor crónico y estado de ánimo
Las consecuencias emocionales del dolor crónico en las personas que padecen enfermedades o afecciones que implican la presencia de dolor de espalda día y noche son, como decíamos antes, mucho más profundas y preocupantes. A la incomprensión, el nerviosismo y la ira que siente cualquier persona ante la sensación de dolor agudo se une un factor clave: el saber que esa sensación de dolor no tiene ni cura, ni fin.
Vivir con dolor de espalda crónico no es sencillo y es necesario aprender a gestionar las emociones para no caer en un estado de ánimo negativo y sombrío que desemboque en crisis de ansiedad, cuadros de depresión… Emociones que no sólo tienen consecuencias en las personas que sufren ese dolor de espalda crónico, sino en su entorno familiar, profesional y de amistad.
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