Muchas veces las personas de nuestro entorno, ya sean familiares o amigos, no se encuentran bien emocionalmente o no nos prestan atención cuando queremos echarles una mano.
¿Cómo ayudar a alguien que no se deja ayudar?

Hay muchas personas que están mal, que necesitan ayuda psicológica y no se dan cuenta. Y la realidad es que es un gran problema, ya que las personas que queremos ayudarles nos frustramos porque ellos no son conscientes del cambio tan urgente que requieren.
¿Cómo ayudar a alguien que no se deja ayudar?
Para ofrecer apoyo y protección a una persona que está triste o se siente mal hay que tener en cuenta tres aspectos:
- La persona: tenemos que ser conscientes que esa persona forma parte de nuestro entorno (hermanos, padres, amigos…) porque dependiendo de ese grado de acercamiento o intimidad, será más fácil o difícil poder auxiliarles. La persona se mostrará más dispuesta a escucharnos y se deje aconsejar por las recomendaciones que ponemos a su disposición. Asimismo, hay que tener claro que para ellos no es fácil pedir ayuda porque hay barreras que no se lo permiten.
- Las barreras: es el punto clave de este problema, hay que tratar de indagar en cuales son esos impedimentos que no le dejan mostrarse emocionalmente para poder lograr un cambio en su vida. Muchas veces suele ser el miedo de perder a las personas.
- Ponerse en su lugar: 3s cierto que lo más probable es que nos respondan “ya, si una cosa es decirlo y otra cosa es vivirlo”, pero para ello es fundamental ponernos en la piel de la otra persona. Porque por mucho que le aconsejemos, si no tratamos de ponernos en su vivencia, no nos hará el mínimo caso.
En este contexto, es importante que tengamos en cuenta tres consejos. Son los siguientes:
- No se puede ayudar a aquella persona que no quiere. No hay que frustrarse si la otra persona no se quiere dejar ayudar, situación que ocurre con frecuencia. Hay que mantener la calma, ya que no siempre vamos a ser capaces de poder ayudar, por mucho que nos duela. Es imprescindible que sea esa persona quien solicite nuestro apoyo. Desde ese momento, hay que hacer todo lo que esté en nuestra mano para que esa persona alcance el cambio.
- La motivación para el cambio. Es el aspecto más importante de todos.Hay que tener la certeza de que la persona es conocedora del problema que tiene, ya que sino será imposible que solicite nuestra ayuda. Saber si la persona se ve preparada para confiarnos sus problemas es uno de los pilares más esenciales para poder emprender la aventura hacia la resolución de los conflictos que le preocupan. Por ello, hay que ir poco a poco. Es de vital importancia no correr, ya que lo que necesitamos es que la persona se abra hacia nosotros con total seguridad. De esta forma, evitaremos que la persona afectada nos rechace. En este contexto, nos puede servir hablar desde una primera persona, sin obligaciones ni imposiciones.
- La persona es consciente del cambio. Desde este instante, es conveniente contar con la ayuda de un profesional, en este caso con ayuda psicológica, ya sea por voluntad propia o por recomendación a la persona afectada que ya es consciente de que necesita un cambio.
Si el psicólogo es conocedor de la resolución del problema, será más fácil concluir con la terapia y el diagnóstico de manera racional.
Por el contrario, si una persona no se muestra en las condiciones de abordar un proceso para conseguir su paz mental o alejarse de sus miedos no se le puede obligar. Dar el paso es decisión de la persona afectada.
En definitiva, cuando se vea preparada para acudir a la cita con el personal especializado, nosotros podemos:
- Acompañarle a la consulta para transmitirle nuestro apoyo
- Preocuparnos por la situación en la que se encuentra y qué necesita, pero respetando su espacio y decisiones
- Facilitar el contacto de personas tituladas
Prueba una sesión gratis
