Uno de los problemas por los que más se consulta online estos días es por las dificultades de controlar la conducta de los niños durante la cuarentena. Tantas semanas, hora tras hora en casa, y sin posibilidad de salir a la calle o hacer las actividades de la vida normal, ¿qué podemos hacer para ayudarlos?
Cómo controlar la conducta de los niños

Familias felices: cómo son las relaciones entre padres e hijos

En general, las familias son felices cuando los padres y los hijos saben relacionarse y comunicarse de forma cariñosa y positiva. Los padres son capaces de ayudar a que sus hijos tengan una buena conducta y puedan expresar sus emociones.
Sin embargo, aparecen dificultades cuando los padres no saben controlar los comportamientos de sus hijos; así, por ejemplo, el trastorno negativista-desafiante constituye un serio problema si interfiere en el funcionamiento general del niño, así como en sus relaciones familiares o académicas.
No obstante, no lo debemos confundir con “mala conducta” ni, mucho menos, con “niños malos”, sino que constituye un trastorno psicológico que debe ser tratado por un psicólogo infantojuvenil. Por su parte, es importante la implicación de padres, cuidadores, profesores y otros adultos de referencia.
La mala conducta en los niños está relacionada con ambientes familiares con mucha tensión o conflictivos, lo cual puede afectar a la salud emocional tanto de los niños como de los padres; así, diversos estudios, demuestran que las madres de niños con mal comportamiento son más propensas a tener sintomatología depresiva. Por su parte, la repercusión en los niños conllevará dificultades psicológicas, sociales y ocupacionales así como trastornos como el trastorno disocial o el trastorno antisocial de la personalidad. Si no hay una intervención temprana, puede acabar en problemas en el futuro.
¿Qué no hay que hacer como padres?
Nunca, pero nunca, bajo ningún motivo, hay que dar un castigo físico a tu hijo. Lo haces cuando estás enfadado y no puedes controlar tu emociones pero, sin embargo, para el niño supondrá un aprendizaje negativo.
Si enseñas al niño a realizar agresiones físicas, estás modelando algo que puede repetir cuando sea adulto. Además, tenderá a evitarte por el efecto negativo que tendrás en su autoestima. Si la agresión “se va de las manos”, puede llevar al abuso infantil que acabará produciendo un trastorno psicológico que se arrastrará hasta la época adulta.
Existen castigos no físicos como el tiempo fuera o la pérdida de privilegios, que no tienen los efectos negativos de los castigos físicos.
¿Qué sí debemos hacer como padres ante la rebeldía de los pequeños?
- Buena relación. Es básico y necesario que padres e hijos mantengan la mejor de las relaciones posibles, sin comparaciones entre hermanos y sin presiones o ausencia de refuerzo positivo. Sólo así, los padres veréis aumentada vuestra habilidad para controlar la conducta de vuestros hijos y, al mismo tiempo, le ayudaréis a controlar sus emociones.
- Pasar tiempo con vuestro hijo. Realizando actividades divertidas a diario. Presta atención a todo lo que hace tu hijo, con refuerzo positivo siempre que sea posible. Si estamos hablando de adolescentes, sería posible realizar una actividad que ellos hayan elegido o mantener una conversación tranquila, sin criticar ni sobrecorregir y escuchando de una forma activa.
- Elogios concretos. Cuando correspondan.
- Ignorar los episodios de llamada de atención. Los niños usan las rabietas o los llantos para captar la atención de los padres. Es importante, aunque cueste, no prestarle atención en estos momentos y, cuando empieza a dejar de hacerlo y a portarse mejor, presta atención a lo que hace. Tu hijo entenderá que ignoras intencionadamente las conductas que no quieres que tenga y que refuerzas, si es necesario de forma positiva, aquellos comportamientos que sí quieres que tengas. Aumenta las probabilidades que tu hijo se comporte adecuadamente.
- Recompensas y expectativas. Explicar a tu hijo qué esperas de él. Los niños se comportan mejor cuando saben qué se espera de ellos y, más aún, si son recompensados por llegar a los mismos. Dichas recompensas no deben ser, necesariamente, económicas si no que pueden ser alabanzas verbales, besos, abrazos, aumentar el tiempo de juego, ver la tele, ir a dormir más tarde los fines de semana o quedarse un tiempo más con los amigos.
- Ordenes breves y directas, con un tono de voz neutro o positivo y en el momento adecuado, por ejemplo, si tu hijo ve dibujos animados y quieres que se vaya a duchar, no se lo digas mientras está mirando el programa, al contrario, espera la pausa para los anuncios y ese será el momento preciso. Si tu hijo cumple la orden, recuerda que le debes reforzar positivamente por ello.
- Comunicación con los profesores. Tu hijo se puede portar bien en casa y mal en el colegio y puedes no entender porqué, para ello, es necesario que te comuniques con los profesores y/o el tutor de vuestro hijo
- Abordaje de conductas difíciles. En el caso de niños de hasta 7-8 años,se usa la técnica del tiempo fuera o time out. Si tenemos un niño de seis años, estará sentado en una silla, en un lugar sin distracciones, durante seis minutos, acabados los cuales le preguntamos si ha aprendido algo y si está arrepentido. Si nos dice que no, le podemos dejar otros minutos en el mismo lugar.
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