Cómo controlar la ira y la agresividad

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Ansiedad
Paula Parra Maté
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Muchas veces perdemos los nervios más de lo normal, nos encontramos de mal humor o hacemos cosas sin pensar. Esto se debe a la ira y agresividad que exterioriza nuestro cuerpo.

¿Qué es la ira?

Según la psicología, la ira es una respuesta natural que forma parte del grupo de sentimientos o estados de ánimo agresivos, así como la rabia, la venganza, el enfado o el odio.

Es una reacción agresiva de forma inmediata ante una amenaza o un impedimento que queremos apartar de nuestro camino.

Cuando la rabia consigue su objetivo de forma eficaz y rápida, florece una sensación de liberación de energía y satisfacción. Esto se debe a que, si alimentamos la rabia, la respuesta agresiva consigue lo que quiere y por consecuencia, se diluye.

A veces, la ira no aparece antes de la respuesta agresiva, lo hace cuando fracasa.

Agredir es una acción que hacemos con una gran activación para conseguir un objetivo. Y con agredir no nos referimos a físicamente, sino de forma verbal.

La rabia puede ser la respuesta a la frustración, es decir, lo que nos da rabia es el fracaso de los esfuerzos que hemos hecho para alcanzar nuestro objetivo. Como no hemos conseguido lo que queríamos pensaremos en lo que ha pasado, en las personas o en las situaciones que hayan impedido nuestro objetivo. Todo eso alimenta nuestra ira.

Puede ser que exteriorices esa rabia y culpes a los demás o que la interiorices y te culpes a ti mismo.

La ira por la frustración puede aumentar y llegar a convertirse en cólera, una emoción que está dirigida a identificar y destruir al culpable de nuestro fracaso. Cuando llegamos a este estado es muy habitual que recurramos a la violencia.

¿La ira y la agresividad es lo mismo?

Normalmente, la ira se relaciona con la agresividad cuando no es lo mismo.

La ira es una emoción y es algo que, si no expresamos, sus efectos se pasan, no es algo duradero. Sin embargo, la agresividad es un comportamiento que puede transformarse en una conducta consciente y dirigida a hacer daño a otra persona.

La frustración conlleva a la ira y esa ira mal gestionada se convierte en un comportamiento agresivo. Cuando esto ocurre suele ser un motivo de consulta ya que tener un comportamiento agresivo conlleva a problemas sociales.

El objetivo es regular la rabia

Como seres humanos que somos, sentir ira es algo normal. Es una reacción emocional que no esta sujeta a un juicio moral, puede estar al servicio tanto del bien como del mal, no tiene por qué ser mala.

Lo que está mal es justificar nuestros actos y comportamientos con nuestros sentimientos, si esto fuera así todo estaría justificado. El objetivo es aprender a regular la rabia.

Comprender la ira no quiere decir justificar la violencia. No hay que ser agresivo, tenemos que utilizar esa potencia que nos da la rabia para respetarnos y hacernos respetar, pero también para llevar a cabo nuestros objetivos.

Causas de la ira

Como ya hemos mencionado, la ira es una activación de una respuesta emocional a una frustración, que implica una percepción de injusticia y conlleva un intento de reparación.

Sus tres componentes son:

  • La frustración

Este sentimiento aparece cuando no alcanzas un objetivo que te habías propuesto. Sientes que todo el esfuerzo y empeño que has puesto no ha servido para nada porque no has conseguido cumplir tu objetivo. A esta emoción se le suma la tristeza ya que, en vez de conseguirlo y ganar, sientes que pierdes.

  • La percepción de injusticia

Esto es algo subjetivo. Tienes que preguntarte ¿Qué hay de injusto en esta situación para ti? Probablemente tu respuesta sea que los demás no te tienen en cuenta. Por eso mismo sientes que tus reclamaciones y exigencias tienen justificación.

  • La compensación o reparación para restablecer la justicia

Si sientes que es una injusticia, harás lo que sea para repararla. Si no puedes repararla, empezarás a tener ganas de vengarte, algo muy parecido a la ira. La venganza se planea y se lleva a cabo de una forma estratégica y racional. Sin embargo, las reacciones agresivas inmediatas, son de carácter impulsivo y forman una explosión de rabia.

¿Cómo controlar la ira y la agresividad?

  • Tómate un tiempo: cuenta hasta diez antes de actuar y verás como se calmará tu temperamento. Esto es muy beneficioso para las personas impulsivas que no se saben contener.
  • Pon distancia: tómate un descanso de la persona con la que hayas tenido el problema hasta que se disminuya tu frustración. Esto nos permite planificar mejor qué hacer ante la situación por la que estamos enfadados.
  • Haz ejercicio: practicar actividades físicas pueden ser una vía de escape, sobre todo si estamos a punto de explotar. Caminar, correr, ir al gimnasio, dar un paseo, subir o bajar las escaleras parece que no, pero permite que saquemos nuestra adrenalina por completo.
  • Piensa antes de decir nada: si no lo haces, lo más seguro es que digas algo de lo que luego te arrepientas. Puedes utilizar la escritura para desahogarte o hablar con alguien de confianza.
  • Encuentra soluciones: en vez de centrarnos en lo que nos hizo cabrearnos, hay que trabajar en buscar nuevas soluciones para resolver el asunto. No podemos llegar a un acuerdo sin haber escuchado antes a la otra persona.
  • Ríete: a veces utilizar el humor puede aliviar la tensión que sientas. Cabe decir que aquí no entra el sarcasmo ya que es algo que solamente empeorará la situación y herirá los sentimientos de la otra persona.
  • Practica técnicas de relajación: relajarnos es una buena opción para controlar lo que nos molesta. Hacer ejercicios relacionados con la respiración, pensar en una escena que nos relaje, cocinar, escuchar música, hacer yoga o pintar pueden ser algunas opciones.

¿Cómo sabemos que hay que acudir a un especialista?

Es normal que cuando estamos enfadados aparezca la rabia ya que se pone en marcha para defendernos de las distintas situaciones que se presentan en nuestra vida.

No saber gestionar la rabia conlleva a una mala relación con los demás y a nivel conductual porque:

  • No tenemos las suficientes herramientas para expresar nuestra ira
  • Nadie te ha puesto límites a la hora de expresar tu rabia o hay personas de tu entorno que han tenido comportamientos de este tipo
  • La contención hace que explotes

Cuando ocurre esto, lo mejor es acudir a un especialista para que te ayude a gestionar de una forma mejor tus emociones.

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Periodista especializada en comunicación online y psicología

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