
Sin embargo, en algunas ocasiones, las noticias no son las mejores que se podrían dar y ello es especialmente cierto en psicooncología y, también, en psicología de urgencias y emergencias ¿Qué hacer en estos casos?
“Los pacientes tienen derecho a conocer, con motivo de cualquier actuación en el ámbito de su salud, toda la información disponible sobre la misma, salvando los supuestos exceptuados por la Ley. Además, toda persona tiene derecho a que se respete su voluntad de no ser informada. (…)
“La información clínica forma parte de todas las actuaciones asistenciales, será verdadera, se comunicará al paciente de forma comprensible y adecuada a sus necesidades y le ayudará a tomar decisiones de acuerdo con su propia y libre voluntad.”
Pero cuando la enfermedad no tiene tratamiento que permita la curación y, más aún, en casos de pacientes que saben que la muerte esta cercana, la comunicación se vuelve dificultosa por el impacto emocional que las noticias causan en la familia y el entorno del paciente y, porqué no decirlo, en los propios profesionales que le tratan.
Además, sigue existiendo la idea, por parte de muchas familias, de que es mejor que el paciente no sepa nada, disimular delante de él/ella con lo cual lo único que se consiguen son recelos, sospechas y que, finalmente, el paciente se entere de una forma que es la menos apropiada y la que, entonces, para no sentirse culpable de haberles descubierto, seguirá con el doble dolor de disimular un estado de ánimo que no es el real
Recomendaciones para dar malas noticias en psicooncología
Se debe valorar cuánta información es capaz de asumir el paciente y su adaptación psicológica a la enfermedad.
Es muy conveniente conocer la información que ha recibido el paciente con anterioridad y averiguar lo que quiere saber. Los matices se pueden obtener tanto del propio enfermo como de sus familiares.
El proceso de informar ha de ser individualizado. Es imprescindible que se adapte a las características y valores del paciente, teniendo en cuenta a los familiares y el contexto en el que se realiza la comunicación.
A la hora de informar conviene establecer un ambiente adecuado, sin prisas ni interrupciones, con la adecuada privacidad donde enfermo y familiares puedan expresar libremente sus emociones.
Es esencial manejar bien los silencios y la comunicación no verbal. En la conversación con el enfermo es conveniente hacer pausas para facilitar que se pueda expresar.
Conviene estar atento a la reacción psicológica después de dar las malas noticias. Es posible que el paciente se muestre perplejo, hostil o dubitativo, incluso que olvide o niegue la información; también puede precisar que se le aclare algún término posteriormente.
Recomendaciones para dar malas noticias en psicología de urgencias y emergencias
Una mala noticia siempre es mala. No se puede cambiar ni adornar la realidad. Por tanto, el objetivo es dar la noticia evitando el mayor impacto psicológico posible y facilitar que se pueda asimilar la noticia. Si se da una mala noticia de forma adecuada, se puede evitar aumentar el dolor de las víctimas y dejar al afectado en un grave estado de confusión e incomprensión de lo sucedido. Además de la mala noticia, se debe ofrecer información de los pasos necesarios a realizar desde ese mismo momento.
Se debe dar la noticia personalmente, tras haberse presentado con nombre y funciones y evitando el teléfono.Inicialmente, se debe explicar porqué se esta allí.
Crear un espacio adecuado apartando al resto de la familia o amigos, manteniendo la comunicación con los familiares directos (e un grupo lo más reducido posible), localizando a la persona que haya tomado la función de mediador o a quien, en ese momento,se perciba como mas controlado emocionalmente.
Mantener un contacto visual sereno, directo, serio y con actitud próxima para crear intimidad y trasmitir seguridad.
El mensaje debe ser claro, preciso, con tacto y respecto. Decir siempre la verdad (parcial o totalmente).
Mostrar interés, paciencia, comprensión y seguridad. Sin prisas. Asegurarse que no se queda el afectado solo y en medio de una situación de crisis emocional.
Responder de forma sencilla y honesta las preguntas.
Explica qué reacciones son normales e inevitables sin intentar reprimirlas. En estos casos, suelen darse: negación, sorpresa, estupor, aturdimiento, pánico, shock emocional, culpa, irrealidad, crisis de ansiedad, silencio férreo, incredulidad, soledad, abandono, impotencia, dolor.
Interesarse por sus necesidades en aquel momento que, probablemente, no sabrán identificar.
Informarle de los pasos que debe iniciar y de los servicios, entidades y lugares donde pueden ser atendidos tras la marcha del psicólogo.
Recuerda que en Siquia contamos con un espacio de profesionales de psicooncología y te animamos que nos dejes todas tus consultas o los comentarios que desees.