Vivimos en los tiempos de la inmediatez, las prisas y el estrés –ese gran mal de la sociedad-. El nivel de exigencia al que todos nos vemos expuestos en el trabajo es alto, de tal manera que en más de una ocasión nuestra responsabilidad laboral nos afecta, llegando a ser motivo de preocupación, ansiedad y depresión.
Cómo desconectar del trabajo y tomar los descansos necesarios

No solo es la necesidad de hacerlo bien por la exigencia impuesta por nuestros superiores. En ocasiones somos nosotros mismos los que queremos dar un salto profesional y eso nos obliga a tratar de ser los mejores en todo momento llevándonos a asumir más tareas de las que somos capaces: el maravilloso mundo del trabajador multitasking.
Pero no solo ocurre cuando tenemos una nómina y estamos contratados por una empresa. Si eres autónomo o freelance, lo más posible es que estés constantemente ocupado, haciendo todas las gestiones de tu empresa, desde el área comercial al técnico, pasando por el del chico de los recados, y trabajes mucho más de lo que se considera adecuado.
¿Pero sabes lo sorprendente? Ser multitarea no es ninguna panacea. Un estudio de la American Psychological Association estima que se pierde un cuarenta por ciento de productividad por ser multitarea. Es más, según otro estudio del Departamento de Psicología de la Universidad de Utah, solo un dos por ciento de los trabajadores es eficiente cuando tienen varias tareas a su cargo.
¿No te ha pasado que, tratando de hacerlo mejor, sin embargo tienes más fallos? Es lo que se conoce como La demencia del preocupado, que hace que incluso seamos más olvidadizos.
¿Y qué se puede hacer entonces?
Aprender a desconectar, sin duda, es una de las mejores herramientas para que nuestro cerebro tenga el descanso suficiente y pueda hacer el break entre una tarea y otra.
Cuando aprendemos a tomar los descansos necesarios, ayudamos a nuestro cuerpo a enfocarse de nuevo y a ser más eficiente. Si eres de los que constantemente se ven interrumpidos cuando trabaja, o te toca ir a reuniones de último minuto, tomar descansos de manera regular te ayudará a no perder el ritmo y seguir rindiendo con garantías.
Cómo tomar un descanso del trabajo

Lo primero es ser conscientes de que ese descanso nos viene bien: sentir que lo necesitamos. A partir de ahí, aunque parezca una obviedad, hay que hacer la pausa. Deja el puesto de trabajo, cierra los ojos y respira profundamente.
En ocasiones con treinta segundos de relax absoluto es suficiente, pero cinco minutos estaría mucho mejor. Con el nivel de estrés que llevamos el cerebro nos dirá que no tiene tiempo, pero puedes parar. Y sobre todo: debes hacerlo.
Al volver a trabajar, podrás compensar rápidamente ese espacio que has utilizado para descansar con una mayor productividad.
¿Por qué son buenos los descansos en el trabajo?
El concepto que subyace es bastante simple: el descanso nos ayuda a limpiar el ruido interno que genera el trabajo, y salir físicamente del puesto de trabajo nos ayuda a abandonar el modo caos. A nuestra vuelta, todo volverá a estar en orden. Podremos enfocar nuestra energía a una nueva tarea y, sobre todo, de manera consciente.
¿En qué momentos tomar pequeños descansos en el trabajo?
Uno de los hechos más importantes para que los descansos sean productivos es que se conviertan en una rutina ante determinados acontecimientos. Ya seamos empleados, ya seamos autónomos, hay un desencadenante básico a la hora de descansar: el caos interno.
Tenemos que aprender a saber en qué momento nuestra cabeza gira y gira alrededor de un millón de cosas que hay que hacer, presión de compañeros que nos convocan a reuniones, nos piden favores o nos mandan correos electrónicos, o hay fechas límites que se acercan demasiado.
Cuando, con todo esto rondando en nuestra cabeza, es que necesitas un descanso.
Pero hay más factores desencadenantes, como puede ser acabar una llamada telefónica, el momento de comenzar una nueva tarea, o que nos interrumpan con una reunión improvisada. Cuando se den estos casos, conviene parar un momento, respirar, hacer el break necesario, y empezar de nuevo.
Los descansos en el trabajo, una rutina a planificar
Quien más quien menos, todos sabemos cuáles son los momentos de más actividad y estrés en nuestro trabajo: quizás a mediodía, quizás a primera hora de la tarde, o cuando vuelven nuestros superiores de alguna reunión fuera… Sabiéndolo, tomar los descansos en esos momentos es una magnífica idea porque además hará saber a nuestro entorno en qué ratos de la jornada estamos desconectados.
¿Un almuerzo fuera de la oficina y en solitario? ¿Un paseo a la manzana de nuestro edificio? ¿Cinco minutos de silencio y paz en la terraza? Incluso se puede coordinar para tener rato a mediodía para ir al gimnasio –si el horario de trabajo es flexible- o salir a correr.

Eso ya cada uno, como decida. De una manera u otra, al anticipar los descansos con tiempo, nuestro cerebro saldrá beneficiado. Cuando nos reservamos espacios en el calendario para descansar y recargar, es más probable que nos comprometamos a ello porque ya no se convierte en algo que hacemos «cuando se está menos ocupado».
La terapia con psicólogo, muy útil para aprender a priorizar y conectar con nosotros mismos
Por naturaleza somos duros y exigentes con nosotros mismos, hasta el punto que podemos llegar a pensar que estos descansos laborales, lejos de beneficiarnos, son todo un lujo. En estos casos, lo mejor es dejar que un especialista nos aconseje y nos haga ver que no es así, que redunda positivamente. En Siquia contamos con un amplio equipo de psicólogos laborales que pueden ayudarte a ver las cosas de otra manera. Puede ser a través de relajación o introduciéndonos en el mindfulness, es decir, conectando conel presente sin que nos agobie el día a día. ¿Quieres reducir la ansiedad y el estrés? Consúltanos.
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