¿Cómo distinguir a las madres tóxicas?

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Infancia
Lucía Lorenzo
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La familia suele ser uno de los pilares fundamentales para la vida de toda persona. Son los encargados de darte cariño y protección mientras creces y, si todo va bien, también cuando eres adulto. Dentro de la familia, por el rol de cuidadoras que se ha impuesto al género femenino desde la antigüedad, las madres suelen ser una de las figuras más importantes, sino la que más, para sus hijos. Es por este motivo que la figura materna deja una gran huella en la persona que será su hijo en el futuro.

Lamentablemente, no todas las madres son buenas. Algunas madres, ya sea con buenas intenciones o no, educan a sus hijos mediante comportamientos tóxicos que dejarán grandes vacíos sobre su persona. Esto no quiere decir que las buenas madres sean personas perfectas e incapaces de errar. No. Es normal que, de vez en cuando, tengas roces con tu madre, que no os entendáis o incluso que necesites pasar un tiempo alejada de ella. La toxicidad no tiene nada que ver con las discusiones, sino con una serie de comportamientos que dejarán mella en la vida de sus hijos.

En muchas ocasiones, las madres tóxicas logran que sus hijos sean personas tóxicas, o incluso les provocan miedos e inseguridades que desembocan en trastornos mentales como la depresión o la ansiedad. Si sufres algunos de estos trastornos, o cualquiera de las secuelas de tener una madre o un familiar tóxico, no dudes en contactar con nuestros psicólogos.

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Características de las madres tóxicas

No hay un perfil de madre tóxica único y universal que pueda contener en su interior todas las prácticas que constituyen a una madre tóxica. No obstante, desde Siquia queremos hacernos ecos de los rasgos más comunes que presentan las madres tóxicas, para que resulte más fácil distinguirlas en el caso de tener que lidiar con una.

Una de las características más graves de algunas madres tóxicas, que por suerte se va extinguiendo poco a poco, es el cariz misógino de su educación. Una madre machista tratará de enjaular a sus hijas en roles como el de ama de casa y las harán creer que son inferiores a los hombres. Por el contrario, educará a sus hijos en una masculinidad tóxica profundamente machista, por lo que ellos crecerán aprendiendo rasgos como la dominación y la violencia e incluso reprimiendo sus sentimientos por miedo a no ser lo suficientemente hombres.

Del mismo modo, muchas madres tóxicas lo son porque su extremo conservadurismo les impide aceptar la orientación o la identidad sexual de sus hijos. Aunque cada vez son menos, aún salen a la luz casos de adolescentes que tienen que marcharse de casa por el rechazo de sus padres: episodios como este hacen que la salud mental de los jóvenes LGBT se convierta en un caldo de cultivo para el desarrollo de problemas psicológicos.

No obstante, no todos los rasgos de las madres tóxicas son tan obvios y sangrantes como los anteriores. Algunas madres tóxicas simplemente proyectan sus inseguridades sobre sus hijos, a los que ven como un lienzo en blanco sobre el que esbozar todas aquellas cosas que no pudieron hacer y solucionar todos aquellos errores que llegaron a cometer. Estas madres, aunque no suelen tener malas intenciones, desarrollan una gran dependencia con sus hijos y pueden llegar a manipularles emocionalmente para evitar el distanciamiento.

madres tóxicas

En estos casos también se suelen mostrar como madres controladoras que, en un intento de evitar que sus hijos comentan los mismos errores que ellas, adoptarán una actitud demasiado protectora. La sobreprotección es increíblemente peligrosa, puesto que los niños que en la infancia no disfrutaron de la libertad de explorar el mundo a su aire, no se verán incapaces de actuar como personas independientes a medida que crecen.

Otro perfil de madre tóxica es aquella que, quizás por no saber cómo actuar, se desentienden de sus hijos, que tienen que desarrollarse sin la protección de su madre. Estas madres prácticamente ausentes provocarán que su hijo desarrolle un apego inseguro y que, en la madurez, se vuelvan personas dependientes que se encierran en relaciones tóxicas.

No obstante, casi ninguno de estos fenómenos puede compararse con el de las madres violentas, que dañan y menosprecian a sus hijos. Algunos padres siguen utilizando castigos físicos para educar a sus niños, lo que dejarán graves secuelas en unos hijos que pueden llegar a replicar sus conductas por haber normalizado la violencia. En el mejor de los casos, los hijos de padres violentos vivirán sumidos en una espiral de miedo, provocada por la constante intimidación.

En Siquia somos líderes en terapia online desde 2012. Nuestros psicólogos pueden ayudarte a solucionar tus problemas familiares o a superar las secuelas que han dejado en tu personalidad.

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Sobre Lucía Lorenzo

Periodista especializada en salud mental

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