¿Cómo gestionar la frustración?

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La frustración es una sensación que suele aparecer cuando los resultados de nuestros actos no son los deseados. En palabras de la RAE, la frustración es un «sentimiento de insatisfacción o fracaso».

En psicología podemos definirlo como el sentimiento que aflora en un individuo cuando no puede satisfacer un deseo. Es desagradable, pero también es una sensación natural que hay que aceptar.

Es necesario asumir que no vamos a conseguir todo lo que nos propongamos en la vida. Múltiples factores intervienen en nuestras decisiones y los caminos que nos llevan (o no) a un objetivo. Precisamente por su inevitabilidad es fundamental que aprendamos a mitigar los efectos negativos de esta emoción.

¿Cómo solemos responder ante este sentimiento?

Las personas responden de dos maneras diferentes cuando la frustración aparece en su camino:

  • Respuesta activa: una de las respuestas es la impulsividad, el querer sobreponerse a este varapalo mediante la acción, ya sea a través de la búsqueda de alternativas o la canalización de esa rabia en cualquiera de tus aficiones. Existe una manera negativa en este apartado que es la impulsividad agresiva, dañina tanto para uno mismo como para la gente de tu alrededor.
  • Respuesta de huida: la frustración puede causar inmovilismo en aquellas personas que tienen la idea de que el incumplimiento de los objetivos es por un fallo personal. El fracaso de las expectativas puede estar influido por factores externos, pero siempre podrás aprender de los posibles fallos para futuras experiencias.

Tipos de frustración

La frustración se divide en dos clases según el control que tenemos sobre la situación:

  • Frustración con locus de control interno: este tipo de frustración viene a causa de la creencia de ser capaces de controlar y decidir libremente sobre nuestra vida. El grado de control se atribuye a habilidades, capacidades, competencias o comportamientos que caracterizan a los individuos más independientes, responsables y conscientes de sus habilidades.
  • Frustración con locus de control externo: En esta categoría las personas se frustran porque no consigue sus objetivos debido a factores externos. Dios, suerte, el entorno que las rodea… Llamadlo X, pero ellos, según la concepción que tienen, no son capaces de manejar las situaciones. La percepción de no poder controlar nada les sume en la incertidumbre, afectando a sus niveles de autoestima.

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¿Cómo aumentar la tolerancia a la frustración?

La tolerancia a la frustración, al dolor, a las opiniones contrarias… son límites variables según la persona y el momento en el que se encuentre. En el caso concreto de la frustración, también entra en juego la importancia que se le da a este objetivo en concreto.

Una baja tolerancia suele ir unida a una sensación de malestar elevado, que interfiere en la vida personal y la forma de relacionarse con la gente. Esa incomodidad nos lleva al inmovilismo, pues no soportamos que las cosas no salgan como deseamos.

Por suerte, mejorar la tolerancia a la frustración es posible con los siguientes consejos:

  • Lo primero es reconocer y aceptar la frustración como una parte más de la vida y que nos podemos encontrar en el camino. Si no logras ni identificar ni controlar esta emoción, es necesario que solicites ayuda profesional.
  • Ábrete. Tienes derecho a expresarte de la forma que consideres y con aquellas personas con las que tengas la confianza necesaria como para detallar tus sensaciones.
  • Redefine tus metas. Conocer las limitaciones de cada una nos va a ayudar a establecer unos objetivos realistas. Al cumplirlos, veremos que somos capaces de conseguir logros e ir aumentando la dificultad de los retos.
  • Ármate de paciencia y calma. Con la cabeza a mil revoluciones no podemos ver alternativas claras. La salida está en tomar distancia, coger aire y pensar el máximo número de posibilidades para escoger la mejor.
  • Identifica tus creencias irracionales. Demasiadas veces son los pensamientos negativos e intrusivos los que aumentan esa escasa tolerancia a la frustración. ¿No nos vemos capaces ante esta situación? La evitamos para no tener que vivir esa rabia e ira cuando no lo consigamos.
  • Analiza y aprende de la situación. El último paso para llegar encaminar la senda de la aceptación de la frustración es tomar los errores de una manera más interna que externa. Los errores son humanos y en ellos se puede tomar un aprendizaje extraordinario (interna), sin importar las opiniones de la gente (externa).

Clases de frustración

En todos los ámbitos de la vida, definimos una serie de claves que se deben cumplir. Existen cuatro tipos de frustración que vamos a desgranar en los siguientes párrafos.

  • Emocional

Nos queremos sentir siempre felices y contentos. No aceptamos que deben existir momentos en los que la tristeza y el agobio pueden llegar a nuestra vida. Abraza cada emoción ya que te ayudará a adaptarte a cada situación que puede inundar en tu vida.

  • Amorosa

Las expectativas generadas en nuestra imaginación por un amor romántico y perfecto. Esa idealización puede frustrar muchas de nuestras relaciones. Ninguna relación de cualquier tipo es idónea, todas tiene sus baches y sus malos momentos que incluso refuerzan el vínculo si se superan.

  • Laboral

Su trabajo ideal no era como lo tenían idealizado. Esta sensación tiene similitudes con los inicios de algunos alumnos y los grados universitarios. No son pocos los estudiantes que se quedan en el camino al decepcionarse con lo que han encontrado en las aulas.

La elevada autoexigencia o las dificultades para conciliar familia y trabajo forman parte de esos pensamientos intrusivos que pueden distorsionar la realidad.

  • Sexual

Aparece este tipo de frustración cuando nuestras necesidades sexuales no están cubiertas. Es esencial la comunicación en pareja para poder ponerle solución.

Aprender a gestionar la frustración puede ahorrarte pasar un mal trago con experiencias venideras. El fallo forma parte inherente del ser humano y un fracaso solo indica que cada vez estás más cerca de lograr un éxito. No debes permitir que la frustración te anule y someta.

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Sobre Iván Herrero Iván Herrero es graduado en periodismo por la Universidad de Valladolid. Escribir, contar y vivir son los tres verbos que más podrían definirle. Cree que la salud mental tiene que ser un tema presente en la sociedad, tras años siendo un asunto tabú, y la sociedad estigmatizaba a quien lo expresa abiertamente.

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