Muchos profesionales de la psicología han encontrado un vínculo entre la mala alimentación y los problemas emocionales.
Diversos estudios han encontrado evidencia de que la alimentación cumple un rol importante en el desarrollo de los trastornos y síntomas depresivos. Existe una relación estrecha entre los hábitos alimenticios poco saludables y la alteración del bienestar emocional de las personas. Conocer estos efectos es fundamental para tomar decisiones dietéticas acertadas.
Los patrones dietéticos poco saludables y la salud mental
Según Luisa Castillo, especialista en Psiconutrición de Reviewbox, cuando alguien se encuentra bajo estrés, generalmente suele consumir alimentos azucarados de forma casi inmediata, porque el organismo siente la necesidad de compensar el desgaste emocional mediante una nueva carga de azúcar.
“Los alimentos altos en azúcar producen una hormona denominada serotonina, que está relacionada con el control de las emociones y el estado de ánimo. De hecho, tiene un efecto calmante y alivia la ansiedad. En México, el 74 % de las mujeres afirma que cuando tienen altos niveles de estrés, recurren a los alimentos calóricos para aliviar su ansiedad. Sin embargo, el estrés, la mala alimentación y el sedentarismo son los principales factores de riesgo de enfermedades y problemas de salud como obesidad, diabetes, hipertensión y enfermedades cardíacas”.
Trastornos depresivos
De acuerdo con un estudio publicado en The American Journal of Psychiatry, las personas que siguen una dieta “saludable” que incluya frutas y verduras, cereales integrales y legumbres, pescado y carne, tienen menos probabilidad de experimentar trastornos depresivos.
No obstante, aquellos que llevan una alimentación poco saludable, rica en altos niveles de azúcar y grasas, cereales refinados, alimentos fritos y procesados, suelen experimentar episodios recurrentes de tristeza patológica.
El estudio explica que los productos ultraprocesados carecen de vitaminas, minerales, grasas y nutrientes necesarios que juegan un rol importante en la función cerebral.
Los alimentos que contienen nutrientes esenciales potencian las funciones del cerebro y lo protegen del estrés oxidativo, un desequilibrio que ocurre cuando hay un aumento en los radicales libres o una disminución en los antioxidantes. Con el tiempo, este desajuste puede contribuir aún más a la lesión del tejido cerebral.
Trastornos de ansiedad
La investigación de The American Journal of Psychiatry también determinó que los participantes que consumen una dieta poco saludable son más propensos a experimentar ansiedad, en comparación con aquellos que consumen alimentos integrales.
Los trastornos de ansiedad pueden registrarse cuando las personas realizan dietas restrictivas para bajar de peso, por ejemplo. Comer muy poco o seguir una dieta con deficiencias en calorías y nutrientes puede aumentar el riesgo de ansiedad relacionado con los alimentos y el peso.
La autoestima y la nutrición
Los patrones alimenticios poco saludables obstaculizan la función cerebral y la producción de hormonas que nos hacen sentir bien, como la serotonina. No obstante, seguir una dieta inadecuada reduce la autoestima debido a que la mayoría de personas experimenta cambios de humor, confusión y pensamientos negativos.