Hay niños que tienen conductas inapropiadas, pero, ¿qué hay de los padres que también las tienen? Parece que, si un mal comportamiento viene de tus hijos, te parece comprensible. Sin embargo, lo que no entiendes es cómo tus padres, ya mayores, tienen ciertas actitudes ante las cuales no sabes reaccionar.
Cómo relacionarnos con padres ancianos sin sentirnos culpables

Descarta algunas causas y adivina otras
Si te enfrentas a una situación complicada con respecto a tus padres, lo primero es pensar qué pueden estar sintiendo: cansancio, hambre, sueño, frío, dolores, incontinencia, etc.
Si ninguna de estas opciones justifica sus conductas inaceptables, debes acudir a profesionales de la salud para eliminar otras causas de carácter médico, como la demencia, la depresión, la ingesta de algunos medicamentos, la toma de alcohol, tumores u otros antecedentes.
Cuando los problemas de salud se hayan descartado, el siguiente paso es pensar en alguna estrategia que disminuya o evite esos comportamientos.
En la mayoría de las ocasiones, los adultos mayores sienten enfado y disgusto. Están irascibles. ¿La razón? Es una forma de expresar sus preocupaciones internas, que pueden ser varias:
- Su estado físico
- El hecho de no ser tan productivos como los demás
- Su estabilidad económica
- El miedo a la muerte
- Temor a la soledad
- La sensación de que no controlan ciertas circunstancias y pierden la autoridad que el papel de padres les da
Es esa necesidad de control de su vida la que hace que sientan esa frustración que influye en su manera de pensar y de comportarse.

Cómo entretener a una persona anciana (y hacerlos un poco más felices)
Deben sentirse involucrados, de forma que parezca que tienen el control y que tienen un papel importante. Para ello:
- Que vean películas de su época.
- Que escuchen música que les guste, por ejemplo, de su juventud.
- Ve fotos con ellos. En todas las casas hay álbumes llenos de fotografías.
- Recomiéndales libros o series de televisión.
- Trabaja su memoria acudiendo a las historias que han vivido en el pasado.
Momento de las discusiones con ancianos: cómo afrontarlas
Es extraño pensar que tus padres ahora dependen de ti cuando hasta hace unos años eras tú quien dependía de ellos. Este cambio de roles no resulta agradable para los adultos mayores.
Estas son algunas recomendaciones en caso de rabietas o discusiones:
Escucha a tus padres con atención e intenta comprenderlos.
Habla alto y claro para que te entiendan bien. El hecho de perder oído les enfada porque no pueden seguir la conversación con seguridad.
No alces la voz y míralos directamente a los ojos.
Tus padres no son niños. Trátalos como adultos que son y no termines de completar sus oraciones.
Está bien dar consejos, pero, ¿cuál es el límite? A veces es mejor no darlos si no te los han pedido. De hecho, lo que sí es correcto es pedirles consejos a ellos. Así valoras su experiencia y su opinión.
Si el nivel de la discusión no disminuye, prueba con la distracción para desviar la atención del tema.
Uno de los mayores ejemplos de conflicto es la hora del aseo. El baño no es lo preferido para una persona mayor que esté cansada, no le guste pasar frío o tenga miedo a caerse. Pero ese momento al final acaba llegando. Para ello, haz que se sientan seguros.
Instalar barras de seguridad en la bañera o en la ducha hará que olviden ese miedo a resbalarse o a caerse. Además, puedes incentivarlos dejando que elijan su ropa y haciendo actividades que les gusten después.
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