Cómo saber si estás en el mejor momento de tu vida

> > >

Compartir

Daniel, 32 años, arquitecto de reconocida reputación, habitual de entrevistas en medios de comunicación cada vez que era necesario un experto en su especialidad, estaba – o creía estar- pasando un momento especialmente dulce a nivel profesional y personal.

Sin embargo, si esa tarde se hallaba en mi consulta era -únicamente- porque necesitaba mi opinión acerca de si su nivel de estrés afectaba a su capacidades cognitivas, volitivas o emocionales, lo cual le hubiera o hubiese podido turbiar sus propias decisiones tomadas en determinado contexto. Por otra parte, Daniel quería consultarme si, según los datos objetivos, se podía decir que estaba en una fase de éxito o si es todo una falsa percepción por su parte.

¿Qué es el éxito?

Es un hecho positivo pero complejo, definido como el logro de una meta deseada. Ello implica que para llegar a tal meta, el sujeto debe haber diseñado previamente un plan y unos objetivos y submetas que le permitirán alcanzarla. Es importante que dicho diseño sea correcto, dado que si nos equivocamos en la dirección de búsqueda de nuestra meta o, incluso, en ella misma, rectificar llevará tiempo y costes ya sean a nivel profesional, personal, familiar o, también, emocional.

El éxito, la presión y las envidias

Cuando decimos que alguien como Daniel tiene éxito, generalmente nos referimos a su ámbito socioprofesional aunque, en realidad, tener “éxito en la vida” es algo mucho más amplio que implica desde cuestiones pequeñas hasta otras mayores pero, todas, igualmente significativas para el sujeto.

Sin embargo, tal y como ya he dicho, el éxito es un factor complejo que tiene aspectos desde negativos a desastrosos y se puede deber a múltiples factores:

  • Pérdida del deseo de seguir creciendo. En otras palabras: Ya he llegado a mi meta, a mi zona de confort y aquí me planto.  No es mal planteamiento, pero resta reto, búsqueda de sensación de aprendizaje y desarrollo.
  • Mayor responsabilidad. Si Daniel es un triunfador, no se va a ver con buenos ojos un traspiés. Probablemente, incluso sus compañeros de profesión serían capaces de dejarle de lado, sin diálogo, si ese supuesto tropezón se produjera. Eso sí, cuando se demostrara que Daniel no tenía nada que ver con el mismo, a todos les faltarían piernas para decir que “había sido un error”… o no…
  • No poder soportar las presiones del éxito. A pesar de los beneficios que pueden obtener personas como Daniel, no aguantar y abandonar su carrera en el momento más alto de su éxito. Es una opción difícil de tomar por diversos motivos. Se trata de personas apasionadas por su carrera, que no se rinden tan fácilmente y que suelen enfrentar los reveses. A pesar de ello, cada persona es un mundo y cierto es que existen individuos que se pasan media vida buscando el triunfo, pero después, no soportan sus presiones.
  • Mayor exposición.  Daniel – como representación del individuo con éxito- destaca sobre los demás. Podríamos aquí hablar del Síndrome de Solomon. Como la envidia es “deporte nacional” hoy me quiero referir a algo muy curioso acerca de los cangrejos…Sí, sí, habéis leído bien, he escrito cangrejos. ¿Qué tienen qué ver los cangrejos con los humanos y, más aún, con el éxito? ¡Mucho más de lo que pueda parecer! 

Síndrome del Cubo de Cangrejos y el éxito

Si ponemos un cangrejo en un cubo, el crustáceo intenta salir del cubo. Pero, si ponemos muchos cangrejos en dicho cubo, entonces, no sale ninguno ya que si uno de ellos lo intenta, los demás lo agarran y lo tiran hacia abajo para impedir que “huya”, es decir, que “tenga éxito en su huida” del cubo. Si todo esto lo trasladamos a la Psicología de Grupos, cada crustáceo es cada uno de nosotros de manera que si nos caemos o nos hundimos en nuestro intento de llegar a nuestra meta, nos levantaremos y lo seguiremos intentado. Pero, si estamos dentro de un grupo – pongamos, en el caso de Daniel, otros profesionales intentando llegar a su misma meta, es decir, a su misma cota de éxito – siempre alguien dispuesto a frenar su marcha y  a volver a incluirlo en la masa uniforme de personas de, entre las cuales, no hay ninguna destacable.

Por tanto, el síndrome de la cesta de cangrejos se da cuando alguien está intentando salir de una situación poco favorable – imaginemos que Daniel está en una situación conflictiva ya que un cliente considera que su casa no ha quedado como el diseño original – entonces, las personas de su alrededor – por ejemplo, su empresa – no sólo no le apoyarán, sino que harán todo lo posible para evitar que pueda superar la situación. De alguna manera, los otros presentan actitudes negativas hacia la persona que tiene éxito o, dicho de otro modo, en lugar de alegrarse, aprovechan para decir cosas tales como “ya decía yo qué tan bueno no podía ser”.

Y, este síndrome, también ocurre en grupos – desde comunidades, grupos sociales, agrupaciones hasta países enteros – Sin embargo, todos – en alguna ocasión- hemos sido cangrejos; cuando hemos dicho a aquella amiga que las dietas no le servían para nada, o a aquella otra persona le hemos intentado quitar de la cabeza hacer jogging porque era una tontería o cuando queríamos emprender un nuevo objetivo y nos han dicho que no valía la pena, que era un campo que no tenía salida…¿ a qué todos nos podemos reconocer como cangrejos?

¿Cuáles son los motivos del Síndrome de la Cesta de Cangrejos?

También es multifactorial pero podríamos destacar:

  • Envidia. Mecanismo de reacción contra el éxito de una persona cercana o que la tenemos cierta relación, ya sea social o profesional. El éxito de esa persona – si no va acompañado de un éxito comparativamente igual por nuestra parte- supone, de alguna manera, que nos veamos con cierto fracaso a nosotros mismos
  • Ley del Espejo. Si observamos que esa misma persona – en nuestro caso, Daniel- está haciendo un esfuerzo por mantener su éxito profesional, nos pone a nosotros mismos delante de nuestro “espejo” en el cual nos vemos reflejados como no haciendo nada que nos lleve a dicho éxito, o a mantenerlo, lo cual nos hará sentir mal , frustrados, y, normalmente acabaremos reaccionando intentando sabotear el éxito de Daniel, es decir, uniéndonos a aquellos cangrejos que tengan algún poder para llevarlo al fondo del cubo de cangrejos.

¿Cómo comportarse ante el síndrome del cubo de cangrejos?

Depende de en qué posición te halles:

  • Si tú eres el “cangrejo” que tira de otros cangrejos hacia abajo Si te sabe mal que otra persona – ya sea cercana o no- quiera mejorar, triunfe, no le culpes; esa persona no tiene ningún problema, al contrario, está haciendo bien su plan, pero tú si tienes un verdadero problema el cual no se resolverá hasta que no te aprendas a alegrar con los éxitos de los otros porque dejan un camino por el cual cualquiera – tú, también – podéis andar
  • Si otros “cangrejos” intentan tirar de ti hacia abajo Aunque cueste, aunque sea muy difícil, intenta comprender, no los intentes convencer porque creen que están haciendo lo correcto y tú sabes que están equivocados y que cada uno debe elegir su propio camino; por ello, sé firme, sigue subiendo, no dejes nunca que te hundan porque no pueden hacerlo.

¿Pero no decían que el éxito daba parte de la felicidad?

¡No, no nos equivoquemos! El éxito no sólo no siempre da la felicidad sino que, muchas veces, comporta momentos de profunda infelicidad, ¿paradójico, verdad?

En realidad, todo funciona al contrario; si somos felices, nos cargamos de emociones positivas, y realizamos nuestro trabajo siendo más optimistas, confiados de llegar a la meta, activos, sociables y proactivos y, por tanto, estamos más abiertos a tener éxito ya sea profesional, familiar o social porque nos gustamos y gustamos más a los otros – lo cual, sin embargo, no nos va a evitar ni el Síndrome de Solomon ni el Síndrome de la Cesta de Cangrejos – Sin embargo, este bucle no funciona al revés

Entonces, ¿qué hago si tengo éxito?

Intenta mantener el equilibrio. La vida es sabia y, poco a poco, te irá enseñando “quién no, quién sí y quién nunca” pero deberás seguir tu camino, sin rencor, sin más decepciones porque decides agarrar bien fuerte tu vida y vivirla, independientemente, de lo que los otros piensen o dejen de pensar de ti, porque llega el momento en que debes poner límites ya que no pueden seguir haciéndote daño de forma indefinida por el simple hecho de que haces apasionadamente tu trabajo y tu recompensa es el éxito.

A pesar de todo ello, nunca pienses que el éxito es el centro de tu vida porque – todos aquellos que han tenido una segunda oportunidad de vivir, te lo podrían decir – la mayor parte de las ocasiones, la belleza de los momentos más mágicos se halla en aquellos detalles más pequeños, los que,  a menudo, se nos escapan pero, también, en el seno de la familia, la pareja o la salud. Porque sin está, no hay trabajo posible y, por tanto, no hay éxito posible

Tampoco debemos estigmatizar a las personas exitosas sino que deben usarlo como un mecanismo para elevar su autoestima lo cual potenciará que sigan desarrollándose y creciendo y, por tanto, teniendo más éxito… a pesar de los “cangrejos” que les tiran hacia dentro del cubo.

¿Cómo es una persona exitosa?

Teniendo en cuenta las diferencias individuales – tal y como nos la presenta la Psicología de las Diferencias Individuales – la mayoría de personas que tienen éxito, reúnen un conjunto de rasgos típicos:

  • Largas jornadas de trabajo. Pero no les importa porque su trabajo es su pasión, quieren ser exitosos en el mismo y, por ese motivo, se esfuerzan todo lo que haga falta
  • Experiencia. Esta sólo se adquiere con el paso del tiempo. La mayoría de investigaciones apuntan a que la media es de 10 años, antes del éxito pero, también, es cierto que hay quien lo consigue antes, de ahí las discrepancias entre estudios
  • Fracasos significativos. La mayoría de personas que, actualmente, tienen éxito, han tenido sonados fracasos a lo largo de su carrera. Es importante fracasar,”…cae siete veces, levántate ocho…”, aunque pueda parecer contradictorio porque, cada caída, nos pone ante una encrucijada; ¿nos sentamos en la piedra y seguimos llorando por lo que pudo haber sido y no fue? o ¿nos levantamos, nos ponemos una tirita en el “chichón” y continuamos con más fuerza aún? La mayoría escoge la segunda opción porque la primera sólo lleva a que los “cangrejos” le acaben hundiendo en el fondo del cubo. Por poner un ejemplo real, la primera novela del superfamosísimo Harry Potter fue rechazada por 12 editoriales antes de que la editorial que la aceptó, vio cómo se convertía en un éxito multimillonario a nivel mundial, ¿qué deben pensar las otras 12 editoriales, que lo tuvieron en su mesa y lo rechazaron?
  • Autoeficacia. Las personas exitosas son aquellas que han aprendido, desde niños, a través de sus padres, que con esfuerzo, tenacidad y constancia, todo se puede conseguir. Ello ha sido porque sus padres le han enseñado que si quieres algo, ve a por ello, con todas tus fuerzas, trabajando duro, porque tú sabes que puedes hacerlo,  que puedes conseguirlo y tienes que saber dominar tus miedos

¿Cómo sé si estoy en mi mejor momento?

Cada uno reconoce su propio “mejor momento” ya que, para cada uno de nosotros, significa algo en particular, distinto al resto de las personas.

También es distinto el propio “momento”; hay personas con 20,30,40 o 50 años y, para todos ellos, ese es su “mejor momento”

Pero, teniendo en cuenta que hoy hablamos de éxito, felicidad, envidia y “cangrejos”, vamos a intentar situar allí algunas de las características por las que te podrás reconocer, o no, como viviendo tu “mejor momento”:

  • Plenitud Cuando consideras que estás en un momento de plenitud y madurez profesional y personal. Pero, ¡no te descuides! Y mira alrededor; puede que haya algunos cangrejos quienes no estén disfrutando con “tu momento”.
  • Te consideras – y, ¡cuidado!, lo más fácil es que sea una falsa percepción. Acuérdate de los Cangrejos – bien considerado entre tu colectivo profesional.
  • Ningún conflicto porque eres una persona asertiva, que no soportas ni las mentiras ni las injusticias y, menos, si vienen juntas. Pero esto es, especialmente, atractivo para los “cangrejos”.
  • Objeto de envidias ya sean profesionales o personales. Aplíquese aquí el Síndrome del Cubo de Cangrejos.
  • Con muchas ganas de vivir y lleno de emociones positivas, sociable, confiable, todo ello forma parte de la felicidad y esto lleva al éxito. No olvides que ya te darán algún disgustillo para que te cargues de alguna emoción negativa.
  • Apasionado de tu trabajo a pesar de los “cangrejos”.
  • Cometes errores, como todos, pero eres suficientemente responsable como para darte cuenta y reconocerlo, cuando es así, y no necesitas tirar a ningún cangrejo al fondo del cubo para sentirte tu mejor.
  • Feliz aunque la felicidad no existe pero si un conjunto de momentos felices que, muchas veces, están en las pequeñas cosas. Fatal para los Cangrejos que, seguramente, te atacarán.

“Cuando sientas que todo se pone en tu contra, recuerda que un avión despega contra el viento, no a favor”. Henry Ford.

Imagen de Maria Dolors Mas
Sobre Maria Dolors Mas Nº Colegiada 17222 con 15 años de experiencia. Especialista en ansiedad, depresión y toda lo relacionado con salud mental de niños y adolescentes.
Solicitar cita

Compartir

Comentarios

Ver 2 comentarios | Comentar