Una nueva entrega de la colección de artículos dedicados a desgranar el TDAH. En esta ocasión nos centramos en cómo se sabe si una persona tiene TDAH a través de tres preguntas.
Si todavía no has leído los artículos anteriores sobre el tema, aquí los tienes:
- Preguntas frecuentes sobre el TDAH
- Preguntas frecuentes sobre el TDAH (II)
- Preguntas frecuentes sobre el TDAH (III)
- ¿Cuáles son los síntomas del TDAH?
- Edad de diagnóstico del TDAH y otras cuestiones
¿Qué diferencias hay entre un niño muy nervioso y otro con TDAH?
La hiperactividad es un trastorno de la conducta de niños que desarrollan una intensa actividad motora, se mueven continuamente,”parece que tengan un motor puesto”, sin que toda esta actividad tenga un propósito.Van de un sitio a otro, empiezan una tarea pero no la acaban, porque rápidamente, la abandonan para empezar otra otra que, a su vez, parece que dejaran inacabada.
La hiperactividad aumenta cuando estos pacientes se encuentran con otras personas, especialmente, si son aquellas con las que no tienen relaciones frecuentes.Sin embargo, la hiperactividad disminuye si están solos.
Este alto nivel de actividad es inadecuada y va más allá del exceso de energía que podemos presuponer en un niño nervioso.Además, el niño con TDAH suele tener un comportamiento que controla difícilmente o no lo controla ya que, frecuentemente, alguna parte de su cuerpo esta en movimiento, más aún si el TDAH que presenta el paciente muestra comorbilidad con el trastorno de tics o Sindrome de Gilles de la Tourette.
¿Hay algún tipo de muestra física que sirva para afirmar que una persona padece TDAH?
En principio, la sintomatología relatada en otras preguntas es la que poseen los niños, adolescentes y adultos afectados.El problema es que, como cualquier otro trastorno del área psicológica, todo aquello que no podamos someter a un RX o no le podamos poner una escayola, no existe, por definición en nuestra sociedad.
Y ello crea el estigma, la diferenciación, el “tú eres el raro” en los coles, cuando tenemos que aplicar una ACI (adaptación curricular individualizada) porque no se ve como algo habitual ya que nadie se preocupa de mostrar la realidad de una sociedad que, cada vez, se encamina más hacia la patología psicológica y menos a la física para la cual no estamos preparados porque nadie esta dispuesto a admitir, por ejemplo, que lleva a su hijo o va él mismo a un psicológo.
En cualquier caso, sí que existen muestras físicas; los niños con TDAH suelen tener lateralidad cruzada, es decir, nuestro hemisferio cerebral derecho controla nuestra parte izquierda del cuerpo, y al revés, pero, en un elevadísimo porcentaje de estos pacientes, lo que ocurre es que el hemisferio derecho controla la parte derecha y el izquierdo, la parte izquierda.
De la misma manera, estos niños, al tener estos niveles de actividad tan elevada, suelen romper muchas proteínas, con lo cual su nivel de amonio en sangre es superior al de personas sin TDAH y ello es fácilmente comprobable mediante una analítica.
Pueden presentar trastornos del sueño y enuresis así como un cierto retardo en el neurodesarrollo.
Asimismo, podría presentar problemas de visión y audición, que se deberían descartar antes del inicio de la exploración psicológica así como la posibilidad de padecer alergias alimentarias.
¿Hay alguna diferencia en el cerebro de una persona con TDAH, respecto una que no padece la enfermedad?
Los estudios permiten observar que el nivel de activación cortical es menor en los niños con TDAH, concretamente en el lóbulo frontal. Esta zona cerebral es la encargada de las funciones ejecutivas que tienen relación con el autocontrol, en especial el control inhibitorio de los impulsos y el control emocional.
En cuanto a los factores orgánicos, los estudios neuroanatómicos más recientes que se han realizado apuntan a la idea de que existe una alteración en el funcionamiento del cerebro. Gracias a las pruebas realizadas en trabajos de investigación con neuroimagen, se está ayudando a conocer qué pasa en el cerebro de los niños con TDAH y en concreto si se detectan factores que puedan ser causa del TDAH.
De esta manera, es como se ha podido observar que los niños con TDAH tienen menor actividad cerebral en la zona frontal, en concreto el lóbulo prefrontal, que es la parte del cerebro que está implicada en la inhibición conductual, la persistencia en la respuesta, la resistencia a la distracción y el control del nivel de actividad propio (Barkley, 1999).

Otra línea de investigación que se ha seguido es el estudio de ciertos neurotransmisores, relacionados con las funciones localizadas en el lóbulo frontal. Especialmente la dopamina, neurotransmisor encargado de regular el autocontrol y la noradrenalina, encargada de mantener el umbral de estimulación cortical adecuado.
El problema de los niños con TDAH es que parecen tener una inmadurez en el lóbulo frontal, en el que se produce un nivel de neurotransmisores insuficiente, por lo que la transferencia de información disminuye. La respuesta positiva de los niños hiperactivos a los fármacos estimulantes apoya la hipótesis de una deficiencia en la producción regulada de los neurotransmisores (Orjales, 2002).
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