Una crisis vital, también conocida como crisis existencial, es un acontecimiento que ocurre en un momento determinado y cambian el rumbo de nuestra vida de manera repentina. O, al menos, eso nos parece.
¿Cómo salir reforzado de una crisis vital?

En algunas casos son procesos transitorios y en otros, efectivamente, marcan hitos de cambio severos en nuestra forma de comportarnos o de enfrentarnos a determinadas situaciones de la vida: ya sea con la pareja, con la familia, con el trabajo, nuestro futuro, cómo nos vemos en unos años, nuestro físico, la forma de relacionarnos, etcétera.

Las crisis existenciales, como toda crisis, implica la existencia de un conflicto y conllevan la toma de decisiones que casi siempre son complicadas y, por tanto difíciles de tomar. Por ello, son motivo común de consulta en el psicólogo.
No te sientas raro por atravesar esta fase y sentir que necesitas ayuda para afrontarla, es normal. Una primera toma de contacto con el psicólogo nos puede aclarar algunas cosas, ver todo con perspectiva y, sobre todo, entender que sí somos capaces de lograr lo que nos proponemos aunque durante un período de tiempo necesitemos un pequeño apoyo para luego seguir solos… y felices.
La crisis existencial es temporal pero nos incapacita a la hora de abordar situaciones concretas usando métodos para la solución de problemas. Recuperarse de este tipo de problemas no se lleva a cabo de una manera milagrosa, sino que hay que trabajar, practicar e ir aprendiendo día a día. No obstante, hemos de saber que la recuperación es posible y si ponemos de nuestra parte podemos salir reforzados. Porque este es el objetivo ¿no?

Prueba una sesión gratis
Mejora tu autoestima, resuelve tus inseguridades y conflictos con la ayuda profesional de un psicólogo.
Pedir citaCómo afrontar una crisis vital
En primer lugar hemos de tener en mente que la crisis es una oportunidad para cambiar, para hacernos más fuertes, mejorar la autoestima y tener una mayor flexibilidad ante la vida. Esta resiliencia puedes emplearla por ejemplo en la educación de tus hijos, motivarles a seguir adelante con todos tus proyectos y emplearte a ti como ejemplo.
Asimismo, hemos de ser conscientes de que sin un desequilibrio no hay equilibrio. Solo si vemos que nos ahogamos seremos capaces de darnos cuenta de la situación por la que estamos atravesando y buscar salidas a la misma. Un desajuste personal es fundamental para volver a ajustarnos con mayor precisión todavía. Los momentos de bajón son un escalón más para llegar a ser personas sabias, serenas y flexibles. Además, el hecho de superar una crisis vital demuestra tus fortalezas, tu persistencia y tus ganas de vivir y crecer.
Hemos de tener muy presente siempre la palabra “aceptar”. Aceptar los bajones, las circunstancias negativas, los conflictos e intentar ser felices con ello. Desterrar a un lado las preocupaciones y dejar de anticiparnos al futuro ya que esto solo nos generará ansiedad, bloqueos y angustias. Tenemos que comprender la importancia del presente y saber que todo es cuestión de actitud.
Es importante entender que el dolor es algo fundamental para crecer y, junto a la paciencia y la compasión, nos ayudará a seguir aprendiendo. Añade a ello alguna dosis de ejercicios de relajación o técnicas de meditación que pueden convertirse en un hábito muy beneficioso al que deberíamos dedicar al menos 15 minutos al día.
Eliminemos todos los “deberías” ya que son tóxicos a la hora de conseguir nuestras metas. Acaba con la necesidad de aprobación por parte de los demás y refuerza y confía en ti mismo, lo que piensas y lo que decides.
Ten presente el deporte, ya que es pura serotonina e invadirá tu cuerpo haciéndote sentir mucho mejor.
No podemos perder este hábito por mucho que no tengamos nada. Junto a ello derribarás el sentimiento de culpa y dejarás de responsabilizarte de todo.
Por último, muévete por tus metas e ilusiones y empujar tu creatividad para llenarte y realizarte. ¿Te ayudamos? Prueba una sesión de terapia por videollamada en Siquia.
Prueba una sesión gratis
