ayuda duelo¿Cómo vive una persona mayor la muerte de un ser querido? ¿hay predictores que nos indiquen que pueden darse dificultades durante el duelo? ¿qué conclusiones podemos sacar de los pocos estudios que se han realizado al respecto hasta la fecha?

Según Barbero, J. (2006), «el duelo es una reacción adaptativa natural, normal y esperable que, a pesar de ser un acontecimiento vital estresante, no puede considerarse una enfermedad«. Y lo cierto es que cada persona lo vive de una forma única e irrepetible, es cambiante y no sigue pautas universales: tanto la familia, como la cultura en la que vivimos y la sociedad que nos rodea, influirán en la forma en la que los mayores viven la muerte de la pareja, de un amigo, de un familiar cercano,…

Se han descrito cuáles son aquellos predictores que pueden anticipar dificultades en el proceso de un duelo vivido, en este caso, por una persona mayor, encontrándose entre ellos por ejemplo:

  • Muerte tras una larga enfermedad
  • Muerte de una persona joven cercana
  • Muertes repentinas o inesperadas
  • Tener poco apoyo familiar y/o social, sea este real o percibido
  • Historia previa de duelos difíciles en los que se desarrolló algún trastorno del estado de ánimo

Es fuera de nuestras fronteras donde se ha realizado una mayor cantidad de estudios para conocer qué pasa con la persona mayor que vive la muerte de su pareja o cómo se adapta a esta nueva etapa, por lo que posiblemente los datos obtenidos no se correspondan totalmente a la vivencia del duelo en nuestro país. Sin embargo, se ha observado que es posible la extrapolación de algunas reflexiones a tener en cuenta:

  • La soledad. Para aquellas personas que quedan viviendo solas tras la muerte de su pareja se convierte en la mayor dificultad, que persiste además durante los dos primeros años después del fallecimiento del cónyuge.
  • Problemas de la vida diaria. Cuando fallece la persona con la que se ha convivido durante mucho tiempo, debemos aprender habilidades que no estaban dentro de nuestro repertorio conductual para abordar de forma efectiva la nueva situación. Las dificultades para adquirir dichas habilidades influirán de forma negativa a nuestro proceso de duelo y aceptación.

Como vemos, aunque es «ley de vida» que uno de los miembros de la pareja muera antes que el otro, el proceso de duelo de una persona mayor por la muerte de su compañero puede traerle dificultades que, gracias al trabajo que podemos realizar desde la Psicología, disminuirán para facilitarles al menos el día a día.

Cómo ayudar a la persona mayor que queda viuda

Para conseguir esta mejora, Worden (1997) propone ayudar a la persona mayor a realizar (mediante ejercicios desarrollados con tal fin) estas cuatros tareas:

  1. Aceptar la realidad de que la pareja ya no está
  2. Identificar qué o cómo se siente y no tener miedo ni pudor para expresarlo
  3. Aprender y adaptarse a vivir en un mundo «diferente»
  4. Facilitar el proceso por el que la persona que vive el duelo «recoloca» sus emociones para con la persona fallecida

Aún queda mucho por hacer en este campo, pero por suerte ya se han desarrollado una serie de técnicas específicas de cuidados primarios del duelo con las que podremos conseguir que nuestros mayores se sientas acompañados y, sobre todo, escuchados y comprendidos en esta difícil etapa.

Si buscas ayuda, deja tu consulta a la psicóloga Silvia Muñoz, que te orientará.

Sobre la autora de este artículo:

Silvia Muñoz Morales es psicóloga y Máster en Psicología General Sanitaria. Nº colegiada O – 02997. Formación en Primeros Auxilios Psicológicos, Procesos Cognitivos Básicos, Estimulación Cognitiva, Motivación en la Empresa, Selección de Personal, Apoyo Psicológico en Situaciones de Crisis y Manejo no farmacológico de Trastornos Conductuales en personas con Alzheimer. Experiencia en el Tratamiento de Adicciones, Trastornos adaptativos ansioso-depresivos, menores con dificultad de aprendizaje y Evaluación Neuropsicológica.

Rosalía Menéndez