personas mayores inteligencia siquiaHemos dedicado varios artículos a conocer cuáles son los cambios que se producen en nosotros a nivel psicológico con el paso de los años. En esta línea, hoy veremos cómo se relacionan edad e inteligencia general…

Existen estereotipos o prejuicios creados culturalmente en función de la edad que cada uno tenemos. Es fácil, por ejemplo, que relacionemos la agilidad o la velocidad a la gente más joven y una mayor debilidad y menos tendencia al riesgo a las personas mayores.

Llegados a este punto, debemos tener en cuenta que cuando hablamos de la edad, podemos hacer referencia a tres tipos diferentes:

  • Edad cronológica: que será aquella determinada por la fecha en la que nacimos y es puramente objetiva.
  • Edad biológica: es esa edad que nuestra biología u organismo posee y nos hace posible o no algunos escenarios o circunstancias vitales. Está condicionada principalmente por nuestra genética y estructura innata así como por el ambiente que nos rodea.
  • Edad psicológica: es aquella edad que vivimos en función de nuestra capacidad para amoldarnos a las exigencias del medio.
  • Edad social: es la congruencia en cuanto a conductas, relaciones y roles que ejercemos por lo que la sociedad espera en función de nuestra edad cronológica.

Podemos ver cómo por diferentes y variados estudios se han llegado a relaciones y conclusiones interesantes con respecto a la inteligencia general a lo largo del ciclo vital.

A la hora de realizar estos análisis, se han llevado a cabo estudios transversales y longitudinales. Con los primeros se consiguen evaluar las diferencias entre distintos grupos de edad con el problema de las posibles contaminaciones a su objeto de estudio por otras variables como pueden ser la educación, formación, cultura, etc. que puede recibir actualmente un joven de 18 años en comparación con la que recibió quien hoy tiene 70.

Con los estudios longitudinales se evalúa a un mismo grupo en diferentes momentos de su ciclo vital, pero esto no nos libra de que aparezcan sesgos como puede ser la muerte de algún sujeto de los estudios, que se conozca después de varias mediciones el objetivo del estudio, etc.

A pesar de estas dificultades, se han podido extraer varias conclusiones de ambos tipos de estudios:

  • La primera de ellas es que las aptitudes verbales se mantienen más y mejor que las no verbales.
  • Se ha encontrado también que si se dispone de una estimulación cognitiva y educativa adecuada se puede mantener un nivel bastante positivo en el desempeño de múltiples tareas.
  • No es hasta los 70-80 años cuando los efectos de la edad se hacen evidentes, si bien es cierto que existe una enorme variabilidad en este aspecto de unos sujetos a otros.

Por tanto, aunque parece claro que llegados a una edad la pérdida de ciertas capacidades es inevitable, empezar a trabajar con tareas de estimulación a partir de los 50-60 años puede ayudarnos a retrasar estos pormenores el mayor tiempo posible.