como tratar tdahEl TDAH (Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad) está siendo uno de los síndromes conductuales más preocupante de los últimos años. La dificultad de su identificación y, cuando se da, la complejidad de su tratamiento, han motivado la oferta continuada de títulos de postgrado y Doble Título de Máster relacionados con la conducta de los niños, muchos de ellos centrados de forma exclusiva en este problema.

Los padres, sin embargo, se ven abrumados por la situación y en ocasiones no saben cómo deben actuar. Obviamente la ayuda profesional sobre todo de gente con experiencia es más que recomendable. Serán ellos quienes mejor tratamiento podrán recomendar. No hay que confundir, no obstante, “tratamiento” con “medicación”. No siempre se debe medicar a los niños con TDAH, de hecho se recomienda no adoptarlo como una norma generalizada, dado que en ocasiones puede motivar comportamientos peores, siendo así contraproducente.

Los padres y tutores ante niños con TDAH deben esforzarse por adoptar una actitud positiva. Afrontarlo con pesimismo o negatividad será percibido por el pequeño que, a su vez, condicionará su propio comportamiento a conductas que los padres le habrán transmitido que esperan o presuponen de él o ella.

Un truco que suele funcionar bastante bien es modificar el tan conocido rechazo a que hagan algo que está prohibido y sustituirlo por contarles lo que en realidad sí pueden hacer. El refuerzo conductual en positivo les motiva a comportarse de una forma más lógica desde el punto de vista educativo de los padres, pero impedirle hacer algo sólo motivará su deseo de hacerlo.

Esto también se debe aplicar en el reconocimiento. Si un niño hace algo bien, los padres siempre aplauden su acción por nimia que fuera. En el caso de un niño con TDAH la necesidad de estos elogios es mucho mayor, ya que les permite identificar mejor aquellos comportamientos que son recompensados y con los que sus padres se sienten satisfechos. De seguro, los repetirán y potenciarán para volver a conseguir dicho reconocimiento.

Es más, cuando intentan algo que no les sale, es uno de los momentos más críticos. La frustración combinada con el TDAH les puede llevar a comportamientos de reproche e incluso acciones violentas. Antes de ver la reacción negativa del pequeño, los padres deben intentar anticiparse y motivarle a intentarlo de nuevo, ya que en algún momento conseguirá su propósito. La motivación y el elogio (consiga realmente o no su objetivo) son valores imprescindibles para una conducta positiva.

Respecto al plano de la violencia, hay que entender que no es malo que los niños se reprochen a sí mismos un comportamiento negativo, el problema es que lo hagan pegándose o dándose golpes. Una práctica algo polémica es la de permitirles expresar su violencia contra objetos inanimados. El fomento de una solución física para aplacar el estrés y el hecho de que no siempre dé un resultado positivo, sino más bien le ponga más nervioso en algunos casos, son argumentos en contra de esta solución.

La mejor práctica que se le puede motivar es la de hablar las cosas, que aprenda a expresarse y a desahogarse con palabras. Como siempre, en estos casos además de motivarles a un comportamiento más pacífico, también se les debe elogiar por haber logrado superar un momento de gran tensión para ellos.