Si te rompes la pierna, es fácil entender que el camino de la recuperación pasa acudir al médico, realizarte pruebas, ser paciente, tomar medicación si es necesario y seguir unas pautas específicas. Puedes prever que volver a la normalidad no va a ser sencillo, ni siquiera corto si hablamos de tiempo. Pero iniciar el proceso entendiendo cuál es el objetivo nos ayuda a planificarnos y a mantener la motivación.
Con nuestras emociones no es muy diferente. Cuando nuestro estado emocional sufre un «percance» que no podemos resolver por nosotros mismos, toca ponerse en manos profesionales, en este caso el psicólogo. El canal es secundario, puede ser terapia presencial o terapia a través de un psicólogo online. Pero, en cualquier caso, como con la pierna rota, es el profesional el que orienta sobre qué es lo mejor en cada caso. ¿Por qué prestamos menos atención a la salud emocional que a la física?
Cuando nos enfrentamos a una etapa de gran intensidad laboral o personal, acabamos agotados. ¿No te ha ocurrido, por ejemplo, que tenías una entrega muy importante con un cliente, has pasado semanas muy estresado y cuando has acabado, de repente te has sentido enfermo o sin fuerzas para seguir? Recuperarse de una etapa de intenso estrés lleva su tiempo.
Pautas para aliviar tensión y recuperar la ilusión por hacer cosas
El estrés de una etapa muy intensa de trabajo se pasa con el tiempo pero ¿de cuánto tiempo hablamos? Esa es la gran pregunta, cuál es el límite sano.
Se calcula que, para una semana de mucho estrés, es decir de situaciones que realmente hayan afectado a nuestra forma de comportarnos, sentirnos, descanso, etcétera, el tiempo de recuperación es del doble. Así que si hemos sobrepasado cuatro días de apenas dormir y de mucha ansiedad, probablemente necesites unos ocho de ritmo muy calmado para estar recuperado al 10o%.
Algunos consejos para recuperar la energía:
- Identifique la fuente de tensión. Antes de abordar la tensión y la falta de interés, es importante entender qué está provocando estos sentimientos. Pregúntate a ti mismo si hay factores externos, como el trabajo, las relaciones o las preocupaciones financieras, que estén contribuyendo a tu estrés. Reconocer las fuentes te permitirá tomar medidas específicas para abordarlas.
- Practica el autocuidado. Cuida de tu bienestar físico y emocional. Esto incluye mantener una dieta equilibrada, hacer ejercicio regularmente y asegurarte de dormir lo suficiente. Además, dedica tiempo a actividades que disfrutes y que te relajen, como leer, meditar o escuchar música.
- No pases de 0 a 100. Esfuérzate por recuperar tu rutina, pero no de golpe. Si antes hacías 10 cosas en un día solo empieza con 2 para que evalúes cómo te sientes y determina si puedes o no incrementar las actividades y el esfuerzo.
- Pon de tu parte. Procura que cada día sea de más esfuerzo. Si ayer realizaste dos actividades, ahora realiza cuatro y así poco a poco hasta tener la rutina controlada con energía suficiente. Ve a tu propio ritmo.
- Come sano. La alimentación juega un papel fundamental para nuestro rendimiento. Lo mismo pasa con la ingesta de agua, ambos son determinantes. Pero lo sabemos, cuando estamos cansados el nivel de pereza se dispara y preferimos pedir comida basura que meternos a la cocina. ¿Sabías que hay determinados alimentos que afectan directamente en cómo te sientes?
- Descansa lo suficiente. El descanso no solo es necesario durante el tiempo de recuperación, sino que debe continuarse siempre. Quizá este impass es un buen momento para reordenar tus hábitos de sueño, irte antes a dormir, sacar hueco para hacer deporte, cenar antes…

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El estrés puede tener un impacto significativo tanto en la salud mental, como en la física. La terapia proporciona un espacio seguro para comprender, gestionar y reducir el estrés, promoviendo el bienestar emocional.
Pide tu cita¿Qué hacer para seguir adelante? Recomendaciones
La vida continúa y seguro te sentirás como nuevo después del descanso… si te han permitido hacerlo. Encadenar una etapa de mucho estrés con otra no lleva a nada bueno. Créenos, al cansancio le sigue la apatía, la desmotivación, la ira, la tristeza, los problemas de pareja, las visitas al psicólogo. ¿Y si te cuidas antes para evitar que la bola se haga demasiado grande?
Algunos consejos:
- Reconocer la necesidad de recuperación. El primer paso para volver a la rutina después de una etapa de estrés es reconocer que necesitas recuperarte. Muchas personas tienden a ignorar los efectos del estrés en su vida y siguen adelante sin tomar medidas para sanar. Sin embargo, negar la necesidad de recuperación solo prolongará el proceso y podría dar lugar a problemas de salud a largo plazo. Acepta que estás experimentando estrés y toma medidas para abordarlo.
- Descansa y cuida tu cuerpo. El estrés puede tener un impacto significativo en tu cuerpo y tu mente. Por lo tanto, es crucial priorizar el descanso y el autocuidado. Asegúrate de dormir lo suficiente, ya que el sueño es fundamental para la recuperación. Además, mantén una alimentación equilibrada y realiza ejercicio regularmente, ya que esto puede ayudarte a liberar tensiones y aumentar tus niveles de energía.
- Vuelve gradualmente a tus responsabilidades. Después de un período estresante, es posible que sientas la presión de volver de inmediato a tus responsabilidades habituales. Sin embargo, es importante hacerlo de manera gradual. Comienza con tareas más pequeñas y ve aumentando gradualmente la carga de trabajo. Esto te permitirá adaptarte nuevamente a tus responsabilidades sin sentirte abrumador.

- Establece límites. Una de las razones por las que las personas caen en situaciones estresantes es la falta de límites. Es importante aprender a decir «no» cuando sea necesario y establecer límites claros en tu vida para evitar el exceso de trabajo y las responsabilidades abrumadoras. Mantener un equilibrio saludable entre el trabajo y la vida personal es esencial para prevenir futuros episodios de estrés.
- Busca apoyo social y profesional. No tengas miedo de buscar apoyo cuando lo necesites. Hablar con amigos y familiares puede ser reconfortante, ya veces, simplemente desahogarte puede ser una gran ayuda. Además, considera la posibilidad de buscar la ayuda profesional de un psicólogo online si sientes que el estrés está afectando seriamente a tu calidad de vida.
- Establece una rutina de bienestar. Crear una rutina de bienestar es esencial para mantener el equilibrio y la estabilidad después de una etapa de estrés. Esto puede incluir actividades como la meditación, la práctica de ejercicios de respiración, el yoga o simplemente tomarte tiempo para relajarte y hacer las cosas que disfrutas. Una rutina de bienestar te ayudará a mantener el equilibrio emocional y físico a largo plazo.
No cabe duda que volver a la rutina tras un episodio de estrés es un gran reto, quizás quieras volver a tu vida de inmediato, pero eso solo hará que retrocedas en cualquier momento.
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