Siempre se ha dicho que lo más importante está en el interior. Las vivencias, la inteligencia, las emociones… esos son los detalles que hacen que cada persona sea quien es. Sin embargo, son pocos los afortunados que pueden afirmar no tener complejos físicos.
Descubre todo lo que necesitas saber sobre los complejos físicos

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Rasgos como la altura, el peso, la forma de la cara, el tono de la piel, la ausencia de pelo o los signos de la vejez atormentan cada día a más gente. Los complejos físicos, además, comienzan a manifestarse más pronto cada vez.
Pero, ¿qué son exactamente? La Real Academia Española define los complejos como un «conjunto de ideas, emociones y tendencias generalmente reprimidas y asociadas a experiencias del sujeto, que perturban su comportamiento».
Desde una perspectiva psicológica, podríamos definir los complejos como pequeños traumas que influyen en la percepción que las personas tienen de sí mismas y que conllevan el empeoramiento de la autoestima.
En algunas ocasiones, los complejos afectan tanto a quienes los sufren que requieren de atención psicológica para superarlos. Además, existen determinados factores que pueden condicionar tener mayor o menor cantidad de complejos físicos.
¿Quiénes son más propensos a tener complejos físicos?
- Las mujeres. Aunque la sociedad impone a todos unos cánones físicos en los que se debería encajar, lo cierto es que las mujeres sufren mayor presión que los hombres. No por nada, el género femenino siempre ha sido el centro del ideal de belleza. Además, productos como el maquillaje o servicios como los retoques estéticos suelen estar enfocados al género femenino. Por si fuera poco, la presión de encontrar pareja y engendrar hijos también recae con más fuerza sobre las mujeres y, si esto no ocurre, muchas personas señalan al físico como el principal culpable.
- Los adolescentes. La adolescencia es una etapa clave en el desarrollo de la personalidad en el que se espera que cada uno descubra quién es, lo que le gusta y dónde encaja. Es precisamente la presión por encajar la que hace que los adolescentes lleguen a obsesionarse con el físico. Si a esto le sumamos el efecto de las redes sociales, el resultado es una generación obsesionada con alcanzar la perfección.
- Las personas que sufren una excesiva presión por su físico. El entorno y las vivencias personales también tienen una importante influencia sobre el desarrollo de complejos físicos. Por ejemplo, una modelo que necesita tener determinada talla para mantener su trabajo seguramente sea más crítica con su físico que cualquier otra persona.

¿De dónde surgen los complejos físicos?
No hay una sola explicación que pueda determinar el origen de los complejos físicos. Sin embargo, sí que existen ciertos patrones que se repiten en la gran mayoría de las personas con complejos físicos:
- Sufrir acoso o humillaciones relacionadas con el físico
Los momentos vividos durante los primeros años de vida son clave para la posterior formación de la personalidad.
Es por eso que, si una persona recibe humillaciones durante la infancia y la adolescencia a raíz de un determinado rasgos físico, puede desarrollar un complejo.
Como la percepción del propio cuerpo no siempre se adapta a la realidad, muchas veces el paso de los años, y los correspondientes cambios físicos, no logran eliminar del todo el complejo. Por ejemplo, si de pequeña se metían contigo llamándote «gorda», quizás seas incapaz de verte delgada sea cual sea tu peso, o acabes desarrollando una obsesión por el miedo a dar la razón a quienes te acosaban.
- Sentirse poco valorado
Las bases de la autoestima se sientan en la más tierna infancia, a través del vínculo que se establece con los padres y que en psicología se conoce como apego.
Si de pequeño la presencia de tus padres era inconsistente, o si directamente no te hacían ningún caso, lo más probable es que te llegues a la edad adulta sintiendo que no eres suficiente.
La falta de confianza en ti mismo puede exagerar la percepción de los rasgos que consideras negativos.
Además, muchas de las personas que no han recibido suficiente cariño a lo largo de su vida se obsesionan con buscar el motivo y, a veces, llegan a la conclusión de que no son lo suficientemente atractivos.
- Obsesionarse con un rasgo en concreto
La imagen que se tiene de uno mismo no siempre coincide con la que perciben los demás.
Las personas tendemos a exagerar nuestros defectos y a preocuparnos por ellos en exceso. De este modo, no vemos nuestro físico como un todo, sino que nos fijamos solo en aquello que nos gustaría mejorar.
Por ejemplo, el hecho de tener una frente amplia suele pasar desapercibido por los demás. Sin embargo, una persona acomplejada por este rasgo, cuando se mira al espejo, tenderá a prestar más atención a su frente que al color de sus ojos o al tamaño de sus labios.
- Haber estado presente cuando se humillaba a otras personas con un físico similar
Imagina que, durante tu infancia, uno de tus padres criticaba al otro por su peso. Como los niños absorben todo lo que viven durante sus primeros años, es posible que crezcas creyendo que estar demasiado gordo o demasiado delgado es un defecto imperdonable.
Esto puede condicionar tu autoestima durante la edad adulta, especialmente si compartes dicho rasgo con la persona que recibía las críticas.
- Obsesionarse con el ideal de belleza impuesto por la sociedad
Lo que vemos en la publicidad, en las películas de Hollywood y, en especial, en las redes sociales, influye en lo que consideramos un físico deseable.
Son muchas las personas que obsesionan con parecerse a celebrities, con tener un cuerpo de modelo o con que su cara se parezca a un filtro de Instagram. Este tipo de actitudes suelen generar una tremenda insatisfacción.
Por ejemplo, el hecho de consumir constantemente imágenes retocadas a través de Instagram puede aumentar la frustración de los espectadores, que nunca lograrán alcanzar ese cuerpo de manera natural.

¿Qué es el trastorno dismórfico corporal?
Cuando un complejo físico se vuelve incapacitante, podemos hablar de trastorno dismórfico corporal.
Los pacientes que presentan este trastorno tienen una imagen distorsionada de su propio físico. Ese rasgo que ellos ven excesivamente feo se convierte en el centro de sus preocupaciones. En ocasiones, incluso les impide hacer vida normal, o les lleva a desarrollar comportamientos compulsivos.
Se trata de una enfermedad mental que sufre aproximadamente el 2% de la población mundial. En la mayoría de los casos se trata de un problema que surge en la adolescencia. Sin embargo, al ser un trastorno poco conocido, muchas personas lo sufren en silencio, sin saber que puede (y debe) tratarse.
Las personas con trastorno dismórfico corporal presentan los siguientes síntomas:
- Malestar extremo provocado por el físico.
- Imagen distorsionada del propio cuerpo.
- Evitación de ciertas actividades. Por ejemplo, una persona altamente acomplejada por su peso evitará ir a la playa o salir a cenar con sus amigos. En los casos más extremos, incluso podría llegar a aislarse.
- Sentimiento de inferioridad.
- Sentimiento de incomprensión, porque el resto de personas no comparten la imagen que tiene de sí mismo.

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Pedir cita¿Cómo gestionar los complejos físicos?
En ocasiones, es posible superar los complejos sin ayuda de un psicólogo.
Una forma relativamente sencilla de superar determinados complejos es cambiar el rasgo que nos atormenta. Por ejemplo, el sobrepeso puede solucionarse con una alimentación sana y una cantidad de ejercicio saludable.
Sin embargo, ni todos los complejos se corresponden con la realidad ni todos los rasgos pueden cambiarse. En estos casos la terapia psicológica puede ser una de las mejores soluciones.
En terapia aprenderás a ver tu propio cuerpo desde otra perspectiva, a valorarte como un todo, con defectos y virtudes, y a no huir de tu propio cuerpo.
Recuerda que en Siquia somos expertos en terapia online desde el año 2012. Nuestros profesionales pueden ayudarte a superar tus complejos físicos por medio de la terapia psicológica.
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