Comunicación asertiva: la clave para respetar y ser respetado

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La comunicación es esencial para la vida. Las relaciones interpersonales se sostienen sobre cimientos comunicativos, tanto verbales como no verbales. Incluso la relación que tienes contigo mismo se basa en la comunicación, pues te comunicas contigo por medio de los pensamientos. La comunicación está presente en cada momento del día a día, pero ¿Te has planteado alguna vez si hablas de manera asertiva?

Quizás hayas escuchado este término alguna vez y no sepas qué es. A día de hoy es común verlo en muchas ofertas de trabajo, pues es una cualidad muy beneficiosa para el entorno laboral.

El diccionario define la asertividad como una cualidad de las personas «que se expresan de manera firme». Ahondando un poco en esta breve explicación, podemos afirmar que una persona asertiva es aquella que se comunica de manera firme, clara y directa, siempre desde el respeto a los demás y a sí mismo.

La firmeza que caracteriza a esta cualidad no tiene nada que ver con la violencia o la mala educación. Se refiere, más bien, a la capacidad de defender la propia opinión, sin dejarse pisar por los demás, pero siempre desde el respeto.

El hecho de expresar los propios deseos, pensamientos y opiniones con firmeza hace que las personas asertivas proyecten una imagen segura. Esto beneficia no solo a sus relaciones interpersonales, sino también a la relación consigo mismos. Al fin y al cabo, no hay nada más satisfactorio que luchar por lo que uno quiere.

Sin embargo, encontrar el equilibrio necesario para ser asertivo no siempre es fácil. Una dosis demasiado grande de firmeza puede desbocarse y acabar transformándose en agresividad. Del mismo modo, el más que necesario respeto por las opiniones ajenas puede hacer que se llegue a la pasividad.

Para evitarlo, debemos ser capaces de distinguir la comunicación asertiva de la agresiva y la pasiva, pues ambas son dañinas para nuestras relaciones y para nosotros mismos.

comunicación asertiva

Diferencias entre la comunicación agresiva, pasiva y asertiva

La comunicación asertiva es el caldo de cultivo perfecto para que las relaciones interpersonales crezcan fuertes y llenas de confianza.

Por el contrario, la agresividad y la pasividad fomentan la desconfianza, el enfrentamiento y la falta de entendimiento.

Nunca estarás satisfecho con tus relaciones si eres demasiado pasivo, pues nunca encontrarás el valor para expresar tus deseos.

Pero tampoco lo lograrás si eres demasiado agresivo, porque dar rienda suelta a los propios deseos pasando por encima del resto genera una insatisfacción y una culpa muy difíciles de gestionar.

Características de la comunicación agresiva

  • Falta de tacto y de empatía. La persona agresiva rara vez se para a pensar en lo que desean los demás y, de hecho, suelen construir barreras emocionales que les impiden ponerse en el lugar del otro.
  • Está plagada de agresiones verbales.
  • Suele usarse un tono de voz elevado.
  • Es difícil llegar a un acuerdo, pues se producen interrupciones constantes.
  • Genera desconfianza en aquellos que nos rodean, pues ven sus sentimientos desestimados y se sienten despreciados y poco valorados.
  • Provoca rencor, dado que impide llegar al fondo de los problemas. Las discusiones que caracterizan la comunicación agresiva no sirven para solucionar los conflictos interpersonales, pues, si se llega a un acuerdo, será porque uno de los dos lados ha cedido para evitar el conflicto y no porque esté realmente conforme.

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Características de la comunicación pasiva

  • Falta de seguridad y autoestima. Al ceder siempre a los deseos de los demás, las personas pasivas dejan de valorarse a sí mismas y pueden llegar a ver gravemente dañada la imagen que tienen de sí mismas.
  • No deja lugar para el respeto. Si cedes siempre, no dejas lugar a que el resto te respeten y, además, pierdes de manera paulatina el respeto por ti mismo.
  • El tono de voz de las personas pasivas suele ser bajo y, junto con su postura corporal, transmite sometimiento.
  • En una conversación les cuesta expresar lo que piensan y se dejan pisar fácilmente por los demás.
  • Daña las relaciones con los demás, pues al ceder siempre se da lugar al rencor y el resentimiento.

Características de la comunicación asertiva

  • Respeto por la propia opinión y por las opiniones ajenas. Las personas asertivas expresan de manera clara lo que piensan, pero no por eso dejan de ser comprensivas con lo que piensan los demás.
  • Al hablar, las personas asertivas mantienen el contacto visual y respetan el espacio de los demás sin ceder el suyo. Además, ni sus gestos ni su tono de voz son violentos, pues no pretenden intimidar al resto.
  • Promueve la escucha activa y, por lo tanto, permite llegar al fondo de los conflictos. Solo si todas las partes de una discusión escuchan y se expresan libremente, será posible llegar a un término medio que no sea demasiado perjudicial para nadie.
  • Al solucionarse los conflictos, se reducen el estrés y la ansiedad asociados a los problemas.
  • Permite entablar relaciones sanas con los demás.
  • Posibilita alcanzar los objetivos.
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Trucos para convertirte en una persona asertiva

No importa si estás acostumbrado a comportarte de forma agresiva o pasiva. Si tienes paciencia y prestas atención a lo que dices y haces tú también puedes convertirte en una persona asertiva.

La asertividad no solo mejorará tus relaciones de amistad y familiares. También puede beneficiarte en otros ámbitos, como el trabajo o los estudios. Y, además, puede ayudarte a sanar tu relación contigo mismo.

  • Ve de menos a más importante.

Si no estás acostumbrado a ser asertivo, quizás no sea buena idea empezar por pedir a tu jefe ese ascenso que tanto te mereces.

Lo mejor que puedes hacer para entrenar tu asertividad es empezar a practicarla con detalles pequeños, que no hagan una gran diferencia en tu día a día.

Por ejemplo, si tu pareja deja los platos sin fregar, hazle saber que te ayudaría mucho que los lavase él mismo y agradécelo cuando lo haga.

Una vez logres ser asertivo con respecto a esos molestos detalles, podrás empezar a ser firme y claro sobre cosas más importantes.

  • Centra el mensaje en ti, no en los demás

Los reproches no tienen cabida en la comunicación asertiva.

Cuando enfocas un problema desde el «tú», contribuyes a que la otra persona se ponga a la defensiva y adopte una posición agresiva.

Por eso, en lugar de señalar los defectos de los otros, debes hacerles entender cómo te hacen sentir. No digas «tú nunca tienes en cuenta mi opinión sobre qué planes hacer». En su lugar di «me gustaría que me tomases en cuenta, porque cuando no lo haces me siento poco valorado».

  • Adecúa tus gestos al mensaje

Lejos de basarse solo en las palabras, la comunicación asertiva afecta a todos los aspectos de la comunicación.

Si te expresas claramente, pero te encoges al hablar, o evitas mirar a tu interlocutor a los ojos, tu comunicación no verbal dará sensación de pasividad.

Por el contrario, si te expresas clara y respetuosamente, pero tienes una actitud corporal dominante y miras fijamente a los demás, hasta el punto de intimidarlos, tu comunicación no verbal será demasiado agresiva.

La comunicación no verbal asertiva está compuesta por gestos naturales. Lo mejor es mirar al otro a los ojos y estar relajado.

Si quieres aprender a ser asertivo pero no te ves capaz de lograrlo solo, acudir al psicólogo puede ser la solución.

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Imagen de Lucía Lorenzo
Sobre Lucía Lorenzo Lucía Lorenzo es Graduada en Periodismo por la Universidad de Valladolid, donde descubrió su gran interés por los temas relacionados con la salud, especialmente con la salud mental, la gran olvidada en las enseñanzas universitarias. Entre sus inquietudes se encuentran el feminismo y los derechos LGBT. Ganadora de un premio de relato corto en el año 2013, disfruta escribiendo tanto noticias como ficción.
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