Seguro que alguna vez te has hecho alguno de estos propósitos:
- Ir más a menudo al gimnasio
- Comer más sano
- Dejar de fumar
- Cuidarme la piel cada día
- Hacer meditación
- Dejar de morderme las uñas
- Tener más tiempo para mi
Es posible incluso que hayas conseguido mantener el propósito durante unos días, animado por la novedad y los resultados inmediatos. Pero al cabo de poco tiempo, todo vuelve a la normalidad. Volvemos a dejar de ir al gimnasio, a comer cualquier cosa o a mordernos las uñas.
Eso es porque no hemos creado el hábito, es decir nuestro cerebro no ha «automatizado» esas funciones y, por lo tanto, cuando dejamos de ser conscientes de ellas, volvemos a la rutina habitual.
Pero, ¿es posible cambiar los hábitos? Sí. Definitivamente. Por supuesto no es algo que se consiga de la noche al día, pero si seguimos estos pequeños consejos será más fácil que tu nueva rutina saludable perdure en el tiempo.
Márcate objetivos pequeños
«Mi objetivo es hacer más deporte. Quiero hacer una maratón». Bien, un objetivo muy loable, pero si no has entrenado nunca no vas a aguantar el esfuerzo físico y mental que ello supone. Es de lógica, pues, que empecemos con un objetivo más asumible: «correr 2 kilómetros dos días a la semana». Cuando lo hayas conseguido, aumenta la distancia, o los días a la semana.
Lo mismo con la comida, el tabaco, o cualquier otro objetivo saludable. Empieza por cambiar una de las comidas del día por un plato de verduras y un poco de carne a la plancha. Cuando te hayas habituado a ello, cambia poco a poco el resto de comidas.
En realidad a nuestro cerebro no le gustan los cambios bruscos, así que tenemos que engañarlo cambiando poco a poco para vencer la resistencia subconsciente a abandonar aquello que hemos hecho durante toda la vida.
Prepárate para conseguirlo
Si te has propuesto caminar cada día para mantenerte en forma, asegúrate de tener unos zapatos deportivos cómodos, ropa adecuada y un podómetro. De esta manera te sentirás más motivado para hacerlo, mientras te vas cambiando de ropa y te vas poniendo deportivo tu cerebro empieza a prepararse para la acción y le será más fácil llevarla a cabo.
Asocia tu objetivo a alguna cosa
Es muy habitual que los fumadores sientan la necesidad de fumar cuando están tomando el café después de comer. Podríamos decir que es un desencadenante del acto de fumar.
¿Por qué no «engañar» a nuestro cerebro creando nuevos desencadenantes para hábitos saludables? Por ejemplo, si tu intención es hacer meditación, asóciala a la hora del desayuno. Es decir, cada día después de desayunar, haz la meditación. Es importante que seas constante al principio, «oblígate» a que tu cerebro haga esa asociación. Al cabo de los días, ya no tendrás que pensar en hacer la meditación, después de desayunar tu cerebro te dirigirá automáticamente a hacerlo.
Deja que la gente te ayude
Explícale a las personas más cercanas tu propósito. De esta manera podrás compartir con ellos las emociones que te supone el ir consiguiéndolo día a día. Además, el hecho de que los demás lo sepan supone una cierta presión social que nos ayuda a controlarnos mejor.
Incluso puedes pedirle expresamente a tu pareja o a un amigo muy cercano, que te ayuden. Inventad un código de aviso que podáis utilizar para recordar el hábito. Por ejemplo, si mi hábito a adquirir es dejar de fumar, puedo pactar con mi pareja que, cada vez que yo tenga «mono» cuando estemos con los amigos, le haré un gesto determinado y entonces saldremos los dos del grupo durante dos minutos, para calmarme.
Hazlo agradable
Si no disfrutas con algo es muy difícil que lo acabes cogiendo como un hábito. Encuentra la manera de que tu camino hacia el objetivo final sea lo más agradable posible.
Si has decidido empezar a comer bien, puedes aprender a cocinar platos deliciosos bajos en calorías y completos a nivel nutricional, de esa manera huirás de la «ensalada+carne a la plancha» que tanto aburre.
Si tu intención es hacer deporte, cuidar tu forma física, escoge una actividad que te guste: correr, bailar, saltar a la cuerda, hacer yoga… sobretodo disfruta.
Encuentra la manera de que tu camino hacia el objetivo final sea lo más agradable posible.
Plantéate un mes de prueba
Bien, no estás convencido de que esto vaya a funcionar. No pasa nada, es posible que no funcione, debemos tenerlo en cuenta. Pero te propongo que te marques un objetivo de un mes. Y que durante ese mes te esfuerces en hacerlo.
Si tu intención es hacer meditación media hora al día, en un calendario de pared, marca con una cruz todos los días que lo has ido haciendo. Intenta que no quede ningún espacio en blanco. Cuando acabe el mes, lo más probable es que te des cuenta de que no ha sido tanto esfuerzo y que has podido conseguirlo. Si es así, ponte a prueba un mes más. Si no ha sido así y no lo has conseguido, revisa tu objetivo e intenta reducirlo: por ejemplo haz 15 minutos en vez de media hora, o una vez cada dos días en vez de todos los días.
No tengas prisa
Los grandes viajes empiezan con un primer paso. Así que no tengas prisa, si tu objetivo es realmente positivo para ti y tu cerebro lo interpreta como algo agradable y con una recompensa, el hábito se irá instaurando.
Si ves que no eres capaz, recuerda, redirige tu objetivo y haz que sea más asumible.
Recuerda que en Siquia somos especialistas en terapia online. Deja tu consulta ¡y da el paso hacia el cambio!
Impecable!!
es muy interesate la pagina y estoy interesada en todo sus actividades que realizan y sugieren.
tengo un hijo de 3 años ya casi cumple tres años y es muy iperactivo. en ocasiones ya no hayo que hacer, solo que lo pongo a correr.