Cuando nació, Daniel Goleman ya llevaba el afán divulgador en la sangre. Hijo de un profesor de literatura del San Joaquin Delta College y una profesora de sociología de la Universidad del Pacífico, Goleman siempre destacó en sus estudios. Aunque comenzó estudiando antropología en la Universidad de Amherst, en su trabajo sobre «La salud mental desde las perspectivas histórica, antropológica y social» ya se podía entrever un gran interés por la psicología. Es por eso que en la Universidad de Harvard eligió doctorarse en Desarrollo Clínico de la Psicología y la Personalidad.
Daniel Goleman, el padre de la inteligencia emocional

Siguiendo la estela de sus padres, ha sido profesor invitado en la Universidad de Harvard, donde estudió y donde aún cuentan con él para impartir conferencias sobre psicología. No obstante, sus aspiraciones comenzaron a transformarse cuando su mentor, David McClelland, le consiguió un trabajo en la revista de psicología Psychology Today. Sus comienzos en este medio dieron el pistoletazo de salida a una larga carrera periodística que continuaría en las oficinas de The New York Times, donde fue redactor de la sección de Ciencias de la conducta y el cerebro.

Pero Goleman no solo ha destacado como periodista científico, faceta que le valió dos nominaciones al Premio Pulitzer. El interés por la escritura que experimentó durante su carrera periodística le ha llevado a publicar casi una veintena de libros entre 1977, con la publicación de «Las Variedades de la Experiencia Meditativa», y 2016, año en el que publicó «Triple focus«.
No obstante, es impensable hablar de su carrera como escritor sin hacer referencia a «Inteligencia Emocional», el bestseller publicado en 1995 que apenas dos décadas después había vendido 5 millones de ejemplares. Aunque Daniel Goleman no fue el creador del término inteligencia emocional, sí fue quien extendió el concepto por todo el mundo.
Para Daniel Goleman, la inteligencia emocional es precisamente una de las claves para el éxito: «En el mejor de los casos, el CI (cociente intelectual) parece aportar tan solo un 20% de los factores determinantes del éxito«, asegura. «Es la combinación entre el talento razonable y la capacidad de perseverar ante el fracaso lo que conduce al éxito.»
Es la combinación entre el talento razonable y la capacidad de perseverar ante el fracaso lo que conduce al éxito.
¿Qué es la inteligencia emocional para Daniel Goleman?
En palabras de Daniel Goleman la inteligencia emocional es «la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, de motivarnos y de manejar adecuadamente las relaciones«. Pero, ¿la inteligencia emocional se diferencia en algo con la inteligencia tal y como la conocemos? Pues bien, el concepto de inteligencia tal y como lo conocemos responde a lo que se conoce como «mente racional», que, como su propio nombre indica, elabora pensamientos racionales de manera consciente.
La inteligencia emocional es la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás.
Sin embargo, la inteligencia emocional se encuadra dentro de la mente emocional, más impulsiva que la racional, pues es la encargada de los sentimientos. El concepto abstracto de la mente emocional corresponde, en realidad, con el sistema límbico, que controla tus respuestas fisiológicas y emocionales.

Y, ¿tiene menor importancia la inteligencia emocional que la racional? No, puesto que las emociones tienen el poder de tomar las riendas de tu vida. «La parte que aprende es la corteza prefrontal y el neocortex», explica Daniel Goleman «La parte del cerebro que tiene emociones pertubadoras se encuentra entre las orejas, y el cerebro se estructura para que esa parte domine a la otra si estás enfadado«. Por lo tanto, ser consciente del inmenso poder que tienen tus emociones sobre ti y aprender a dominarlas es una de las claves para conseguir lo que te propones.
La parte del cerebro que tiene emociones pertubadoras se encuentra entre las orejas, y el cerebro se estructura para que esa parte domine a la otra si estás enfadado.
Las 5 dimensiones de la inteligencia emocional
- La autoconciencia
La autoconciencia es el hecho de saber distinguir lo que sientes y entender por qué lo sientes. Se trata de una de las claves más importantes para tener una buena inteligencia emocional, puesto que al ser consciente de lo que sientes podrás actuar en base a ello.
Además, la autoconciencia se subdivide en tres partes: la conciencia emocional, la autoevaluación precisa y la autoconfianza. Esta última, la confianza en ti mismo, te permitirá sobreponerte a las dificultades y te ayudará a ser una persona más constante, puesto que los fracasos momentáneos no dejarán una huella demasiado profunda en tu autoestima: «Uno de los elementos del éxito profesional y del éxito en la vida es ser capaz de recuperarse de un fracaso».
Uno de los elementos del éxito profesional y del éxito en la vida es ser capaz de recuperarse de un fracaso
- La autorregulación
Una vez has entendido lo que sientes, podrás tomar el control de tus propias emociones y seguir adelante pese al miedo, la tristeza o el enfado. Esto es así porque uno de los fundamentos de la autorregulación es, precisamente, el autocontrol. Ciertas emociones, como la ira, producen un efecto en el cerebro que se podría asimilar al de un secuestro: cuando sientes ira, tus sentidos se nublan y afecta también a la parte más racional del cerebro.
Estos sentimientos pueden reducir tu productividad, tu creatividad y, en definitiva, pueden suponer un obstáculo para cualquier tipo de tarea que intentes desempeñar. El autocontrol es el encargado de controlar esas emociones negativas y sacar a relucir el pensamiento racional.
Además, la autorregulación consta de otros pilares: la confiabilidad, la escrupulosidad, la adaptabilidad y la innovación. Estas dos últimas son las encargadas de que superes los baches y busques nuevas formas de alcanzar tus metas.
- La motivación
Estrechamente relacionada con el punto anterior encontramos la motivación, que es un proceso mediante el cual los pensamientos se dirigen hacia tus metas o hacia la resolución de problemas. Goleman afirma: «suelo hablar con grupos empresariales y con compañías y si le preguntas a la gente de ese mundo si nuestra inteligencia emocional es necesaria para triunfar, el 70% de la gente te diría que sí».
Si le preguntas a la gente del mundo empresarial si nuestra inteligencia emocional es necesaria para triunfar, el 70% te dirán que sí.
Las personas con motivación presentan una mayor fortaleza ante los problemas, se podría decir que son personas resilientes.
Para Goleman, la motivación puede emanar de cuatro fuentes diferentes: de ti mismo, de tus allegados, de «un mentor emocional» y del entorno que te rodea, de cosas tan aparentemente insignificantes como la cantidad de luz que percibes.

- La empatía
La empatía se aleja de las propias emociones para centrarse en las del resto, se trata de ponerse en la piel del otro y comprender lo que siente. Al entender cuáles son sus emociones, sus deseos y sus necesidades, podrás establecer vínculos más fuertes con las personas que te rodean.
Para ser empático, es necesario poner el foco en el otro: observarle y escucharle.
Para Daniel Goleman, la empatía comprende: entender a los demás, ayudar a los demás en su desarrollo, dar respuesta a sus necesidades, apreciar la diversidad que nos ofrece entender el pensamiento de los otros y tener conciencia política, es decir, entender cuáles son los mecanismos de poder que rigen las relaciones.
- Las habilidades sociales.
En relación con la empatía, encontramos las habilidades sociales, la capacidad de relacionarse con los demás. Por ejemplo, dentro de las habilidades sociales encontramos la capacidad de comunicarse de manera efectiva y también la capacidad de generar agrado en los demás.
Para Daniel Goleman, aquellos que tengan unas mejores habilidades sociales serán vistos como líderes, sabrán resolver y evitar los problemas, sabrán crear vínculos afectivos fuertes y podrán impulsar cambios. Goleman opina que «lo que te hará ser un buen miembro de un equipo, lo que hará que destaques, lo que hará que seas un gran líder, no tiene que ver con lo que aprendes en el colegio. Las habilidades que te distinguirán está en el campo de la inteligencia emocional«.
Lo que te hará ser un buen miembro de un equipo, lo que hará que destaques, lo que hará que seas un gran líder, no tiene que ver con lo que aprendes en el colegio.
Por lo tanto, se puede afirmar que la inteligencia emocional no afecta solo a las propias emociones, sino que influye también en las del resto. Goleman afirma que las habilidades sociales se nutren de la apertura, la escucha activa y la asertividad, es decir, la capacidad de expresarse de manera firme, sin nerviosismo y en el momento adecuado.

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Pedir citaLo que nos ha enseñado Daniel Goleman sobre la compasión
No son pocos los psicólogos que han pasado por las conferencias TED. En el año 2007, Daniel Goleman se unía a la interminable lista para darle al mundo una lección de compasión.
Goleman explica que la compasión es inherente a los seres humanos, «nuestro cableado predeterminado es ayudar: si atendemos a la otra persona, automáticamente empatizamos». Lo que explica esta predeterminación hacia la ayuda son las neuronas espejo, cuyo nombre no puede ser más acertado, puesto que funcionan de la siguiente manera: se activan al llevar a cabo una acción, pero también cuando otros llevan a cabo esa acción.
Es decir, las neuronas espejo reaccionan ante las acciones del otro, son las encargadas de la empatía: «Las neuronas espejo actúan como un neuro Wi-Fi», explica Goleman «activan en nuestro cerebro las mismas áreas que se activan en el del resto«.
Si atendemos a la otra persona, automáticamente empatizamos.
Y si esto es así ¿Por qué en ocasiones los seres humanos nos mostramos incompasivos? La respuesta es sencilla: porque nos centramos en nosotros mismos. Algo tan sencillo como ir mirando el móvil alejará tu atención de los demás y supondrá una barrera para la empatía.
Goleman ilustra la importancia de prestar atención al resto con una historia terrorífica: «Mi cuñado Leonard decidió escribir un libro sobre un asesino en serie que aterrorizó a nuestro vecindario hace muchos años. Le llamaban el estrangulador de Santa Cruz: antes de ser arrestado había asesinado a sus abuelos, a su madre y a cinco compañeros. Mi cuñado fue a entrevistarle […] y se anima a preguntarle ‘¿Cómo pudiste hacerlo? ¿No sentiste lástima por tus víctimas’ […] Y el estrangulador le responde ‘No, si hubiera sentido angustia no podría haberlo hecho, tuve que apagar esa parte de mí’«.
Cada día, al concentrarte en ti mismo, ignoras deliberadamente lo que les ocurre al resto. Esta actitud en apariencia insignificante puede provocar cambios aterradores en el mundo. Sin embargo, algo tan sencillo como sacar el foco de uno mismo y ponerlo en los demás, en sus emociones, puede cambiar las vidas de todos aquellos que están pasando por un momento de necesidad.
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