De la generación JASP a la generación Ni-Ni

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Muy probablemente, todos los que, actualmente, tenemos entre 30-45 años recordamos en la década de los 90, el anuncio del, por entonces, un último modelo de coche. Se trataba de un Renault Clio que tuvo, además, la fortuna de publicitarse en un spot en que se hicieron famosas las siglas JASP (jóvenes aunque suficientemente preparados). Pronto, aquel modelo de coche se hizo habitual entre la que se considera la generación más preparada y mejor formada de toda la historia del Estado Español.

Progresivamente, algunos de aquellas personas JASP abandonaron tal calificativo, más tribal urbano, y lo sustituyeron por otro que también hiciera fortuna “yuppie”, procedente de la tradición anglasojana y más reservado para los ejecutivos.

Pero, ¿qué ha pasado con los JASP? ¿y con los yuppie?

De hecho, 20 años después de que las siglas JASP fueran acuñadas han desaparecido del vocabulario habitual aunque no así  el típico “la generación mejor preparada de la historia”, pero, ¿sirve para algo serlo? ¿dónde ha quedado el espíritu agresivo, provocador, ambicioso y rebelde de todos aquellos que formábamos esa generación en los 90?

Nos quejamos mucho del poco apoyo a los emprendedores que se presta en España. Nos gusta recordar que tenemos a los jóvenes con más licenciaturas, másters y postgrados (todo en uno) de la historia, hablar de la fuga de cerebros, echar la culpa a la sociedad, al sistema, a los políticos, a la educación… Es decir, hay muchos culpables en abstracto, pero nunca hay responsables en concreto y, tampoco, nadie asume un cierto grado de culpa en su situación personal.

Aquella generación, la de los JASP, que hoy tiene entre 30 y 40 años, vivió una época cuanto menos algo más dura que la actual, y salió adelante. Fue brillante y debería ser un punto inspirador para los jóvenes actuales. Y lo hicimos con más ganas y más ilusión.

Actualmente, no toda aquella generación JASP ha llegado donde quería, sólo algunos; otros están en el camino y, muchos otros, han cambiado sus siglas y juegan con la polisemia o la metamorfosis de la letra P de la sigla JASP: Jóvenes, Aunque Sobradamente Parados; Jóvenes, Aunque Sobradamente Puteados; Jóvenes, Aunque Sobradamente Pre-Parados (JASPP); Jóvenes, Aunque Sobradamente Hipotecados (JASH); Jóvenes, Aunque Sobradamente Infravalorados (JASI)…

Sin embargo, algunos no se ven tan positivamente y se incluyen, más bien, en la generación JASI (Jóvenes, Aunque Sobradamente Idiotizados; Jóvenes, Aunque Sobradamente Indocumentados…)

¿La generación actual ha perdido la esperanza o no quiere luchar?

En la Educación Secundaria Obligatoria (ESO), el 26% de los jóvenes no terminan la escolaridad obligatoria y no consiguen la titulación básica. Además, el 28,4% de los que obtienen el título de Secundaria abandonan definitivamente el sistema educativo a los 16 años, sin ninguna formación profesional. Por otro lado, el 36% de estos alumnos son repetidores. Y reciben muchas menos horas de clase de matemáticas y lengua, dos asignaturas básicas, que los alumnos de los otros países de la UE.

Podemos constatar que la mayoría de los jóvenes españoles (un 63,3%) o no ha terminado la ESO, ha sido repetidor o no ha ido más allá de la ESO; y, además, todos los alumnos de la ESO han recibido una formación deficiente en dos aprendizajes instrumentales básicos. Con este equipaje sólo se puede llegar a trabajos como construcción y sector servicios.

Sólo el 35,7% de los jóvenes de 16 años continúa los estudios: una minoría se decanta por la FP de Grado Medio, y la gran mayoría por el Bachillerato, que conduce a la Universidad. Ahora bien, la enseñanza universitaria tampoco es para tirar cohetes: ninguna universidad española está entre las 150 mejores del mundo; el 30% de los alumnos abandonan sus estudios universitarios; en primer año de universidad, son muy numerosos los alumnos que no se presentan a los exámenes,que suspenden muchas asignaturas o que cambian de estudios; por otro lado, sólo el 33% obtiene un título sin repetir curso.

La inmensa mayoría de estos jóvenes suele vivir con sus padres hasta los 29 años e, incluso, muchos de ellos lo hacen hasta que encuentran trabajo y pareja. Dicen que los más pesimistas hoy a la generación equivalente a los JASP, menor de 30 años, los llaman simplemente ninis, y los más optimistas los llaman JASPI (añadiendo la I de infravalorados). En cualquier caso, se les denomina la “generación perdida” pero, ¿por qué?

Cada vez que escucho el discurso derrotista de la generación perdida, chicos, más o menos preparados, pero condenados por la sociedad injusta y cruel, creo que a nadie le obligan a estar en el sofá viendo Gran Hermano. No puedo evitar pensar que es un discurso fácil echar la culpa a la televisión, y que hace quedar bien al que lo recita, pero que es a todas luces injusto: el que está en el sofá viendo Gran Hermano es porque quiere. Hay alternativas, pero hace falta valor para levantarse, no sucumbir al derrotismo e ir a buscarlas. Y hay gente joven que sí lo hace cada mañana.

Decía Edison que los que dicen que es imposible no deberían molestar ni interrumpir a los que lo están haciendo. Yo lo comparto. La llamada generación pérdida, ya sean ninis o JASPI, debe decidir; hay dos únicas opciones. O eres parte de la solución, o estás -sin quererlo- siendo parte del problema. Los JASP siempre fueron parte de la solución. Ojalá regrese ese espíritu a los ni-ni.

Imagen de Maria Dolors Mas
Sobre Maria Dolors Mas Nº Colegiada 17222 con 15 años de experiencia. Especialista en ansiedad, depresión y toda lo relacionado con salud mental de niños y adolescentes.
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