El trabajo es un asunto personal de cada individuo. Quizás esta sea una de las razones por las que cuesta tanto delegar funciones en el entorno laboral.
Seguramente tengas un compañero o una jefa que esté agobiada ante las mil y una tareas pendientes por hacer. La acumulación de responsabilidades en el trabajo es uno de los principales factores para la aparición de problemas psicológicos de estrés o ansiedad.
En una encuesta sobre capacitación ejecutiva elaborada por la universidad norteamericana de Stanford, el 35% de los jefes ejecutivos afirmó que una de los aspectos personales a mejorar es la delegación de funciones. Un porcentaje un poco más elevado, un 37%, declaraba que están poniendo medidas para mejorar en este ámbito. En este artículo, podrás conocer los diferentes rasgos psicológicos que impiden delegar funciones.

No puedo delegar, ¿a qué se debe?
El significado de delegar, según la Real Academia de la Lengua Española, es «dar la jurisdicción que tiene por su dignidad u oficio a otra, para que haga sus veces o para conferirle su representación».
Por tanto, delegar consiste en otorgar funciones a una tercera persona que, en un principio, eran tuyas. Normalmente, se delega por dos razones: cierta persona tiene más dominio sobre el tema en cuestión o la acumulación de tareas impide llegar a todas las entregas a tiempo.
Pero, como se ha mencionado anteriormente, son miles y miles los altos mandos y superiores que se ven incapaces de otorgar responsabilidades a otras personas. La razón de esta incapacidad tiene dos razones de ser: la confianza en una misma y la confianza en la persona en la que vas a delegar las funciones.
- Confianza propia: esta falta de confianza en tu valía se traduce en un temor a un posible despido. La persona no quiere delegar sus responsabilidades por si acaso esa tercera persona realiza las tareas de una manera más eficiente y, a partir de ahí, aparezcan dudas sobre tu continuidad en la empresa.
- Confianza en la otra persona: en este aspecto, surge el pensamiento contrario. La persona encargada de delegar funciones no quiere llegar a este punto, ya que piensa que no existe nadie que pueda realizar el trabajo de una manera tan eficaz. Esta forma de pensamiento no va a hacer otra cosa que limitarte y el perjuicio más grave es impedir el bloqueo del avance de la empresa.
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Pedir citaLa confianza en los compañeros es esencial
La confianza en el entorno laboral debe ser el término que agrupe dos clases diferentes como son: la confianza en el colectivo y la personal. Conseguir el apoyo de los compañeros, a la vez que tus capacidades se adaptan a las de ellos será siempre beneficioso para la empresa. La confianza personal, conocida como autoestima, te dará una visión general sobre cómo tus habilidades pueden proyectarse en la organización.
Sin confianza, el trabajo en equipo no podrá continuar hacia adelante. De la confianza en el colectivo se pueden subdividir dos clases:
- Confianza motivacional: Los diferentes compañeros de trabajo con los que tienes que encaminar un proyecto son gente con la que guardas una estrecha relación. El sentimiento de pertenencia, gracias a una relación extralaboral, será el motor para lograr el éxito del proyecto.
- Confianza técnica: Esa confianza provocada por una relación previa o que se ha fortalecido fuera del ámbito laboral puede ser sustituida por las capacidades técnicas demostradas por cierta compañera. Tal es la perfección de su trabajo que no importa si no existe una relación estrecha entre vosotras, su trabajo bastará para poder encargarla diversas tareas.
Los trabajos en equipo cuentan con diferentes roles y jerarquías. Para lograr todos los objetivos propuestos en el proyecto depende de qué manera se pueden encajar las relaciones personales en el ambiente de trabajo. Algunas características importantes que debe tener un compañero o líder son saber escuchar, respetar, sinceridad, transparencia total, lealtad, responsabilidad y cumplir con las diferentes promesas realizadas.
¿Cómo puedo delegar?
La correcta delegación de tareas tiene que seguir los siguientes cuatro pasos:
- Organízate: ten claro las tareas que quieres dejar en manos de terceros y cuáles dependen de tu actuación de manera obligatoria.
- Manifiesta tus intenciones: comunica las metas de cada tarea a cada persona para que tenga claro qué es aquello que deseas y cómo quieres el trabajo.
- Calendariza el trabajo: tras una conversación sobre el trabajo encomendado, establece una fecha de entrega final y, otra buena idea, es marcar diferentes días como forma de supervisión y estar pendiente de cómo evoluciona el proyecto.
- Comunicación fluida: para corregir imprevistos que necesitan de ti, clarifica las diferentes vías de comunicación para poder contactarte en caso de dificultades o problemas que puedan surgir.
Conocer en qué personas y cuándo delegar responsabilidades es una habilidad tan necesaria como realizar un buen trabajo. Aprender a desarrollar esta función evitará problemas en cuanto a la acumulación de estrés. Un problema que, en el largo plazo, puede derivar en un descenso de tu productividad en el trabajo. Para ponerle solución, solicita ayuda profesional.
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