La diversidad sexual está cada vez más presente en todos los aspectos de la sociedad, pero hace tan solo unos pocos años, dos personas del mismo género dadas de la mano eran una anécdota, una pieza discordante que apenas comenzaba a encajar en el puzzle de la sociedad y a la que la gente miraba con extrañeza. Las personas transgénero, ahora en el centro del debate público a causa de la Ley Trans, no eran más que el chiste fácil en los programas del corazón, un puñado de personajes mediáticos que en la mayoría de los casos se veían obligados a ejercer la prostitución para seguir viviendo, como fue el caso de Cristina, «La Veneno».
Hablar sobre diversidad sexual para construir una sociedad mejor

Con el paso del tiempo, la comunidad LGBT (Lesbianas, gays, bisexuales y trans) ha ido conquistando derechos. Sin embargo, es necesario recordar que hace apenas 40 años, la homosexualidad era un delito. Aquellos que en 1977 se manifestaban en el primer orgullo de Barcelona, con el franquismo aún reciente en la memoria, seguramente no se podrían haber imaginado que en 2005 España se convertiría en el tercer país del mundo en aprobar el matrimonio igualitario.
Aquellos niños que crecieron con la certeza de el matrimonio contemplaba todas las opciones posibles, sin duda tuvieron la mente más despejada de prejuicios que aquellos que habían crecido tan solo diez años antes que ellos. Hablar de diversidad sexual en las aulas, en el hogar, hablar de ello en las noticias y mostrarlo en las películas, inevitablemente contribuirá en las construcción de una sociedad más tolerante, más respetuosa y, por lo tanto, mucho más sana.
El término diversidad sexual se refiere a todo al abanico de orientaciones sexuales e identidades de género que existen. Es decir, la diversidad sexual no solo contempla la existencia de personas heterosexuales, homosexuales y bisexuales, sino que también incluye a las personas transgénero y a las no binaria, por ejemplo.
Esto, que puede parecer complejo a la hora de abordarlo por primera vez, es tan fácil como entender que, en cuanto a la orientación sexual, hay personas que experimentan atracción hacia personas del mismo género (homosexualidad), de distinto género (heterosexualidad) o ambos (bisexualidad); en cuanto a la identidad de género, basta con entender que hay personas que se identifican con el género que les asignaron al nacer en base a su sexo biológico, y personas que no: por ejemplo, un hombre trans es aquel al que al nacer consideraron niña por tener genitales femeninos, pero que no se considera tal. Por el contrario, una persona a la que proclamaron niña al nacer y se considera tal, sería una mujer cis.

¿Por qué es importante educar en torno a la diversidad sexual?
Aquellos contrarios a la diversidad sexual, argumentan que no debería tomar parte en la educación de los más jóvenes porque es algo que solamente concierne a los adultos. Lo consideran una manera de «pervertir» a niños y adolescentes, por lo que no es extraño que multitud de campañas contra la diversidad sexual hayan puesto el foco del mensaje en los niños, como aquel autobús de Hazte Oír que rezaba «Los niños tienen pene. Las niñas tienen vulva».
Pero lo cierto es que tanto la identidad de género como la orientación sexual comienzan a forjarse en la niñez y la adolescencia, por lo que la diversidad sexual es importante por dos motivos.
En primer lugar, porque permitirá a aquellos niños que se salen de la cisheteronorma (entendida como la imposición de la heterosexualidad y de la cisexualidad) sentirse amparados y protegidos. No hace tanto, descubrir que eras gay, lesbiana, bisexual o trans suponía un mal trago para casi cualquiera. Sumidos en una sociedad en la que las posibilidades se limitaban a ser heterosexual y cisgénero, aquellos jóvenes que se salían de la norma se sentían apartados del resto de la sociedad.
Pese al avance, multitud de jóvenes de la comunidad LGBT continúan aislados, encerrados en entornos plagados de incomprensión donde no se les permite ser quienes realmente son. Un estudio de la British Journal of Psychiatry que analizó la salud mental de más de 10.000 jóvenes de Reino Unido, reveló que el 55,8% de los jóvenes LGBT se había autolesionado durante el último año, un 21,8% más que la media de los jóvenes; además, el 21,7% habían intentado suicidarse, frente al 7% de media.
Educar en diversidad sexual ayudaría a prevenir la aparición de problemas psicológicos en multitud de jóvenes que se sienten apartados de la sociedad. Si estás experimentando problemas derivados de tu orientación sexual o tu identidad de género, recuerda que en Siquia podemos ayudarte mediante terapia psicológica online.

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Pedir citaPor el otro lado, haría de los jóvenes cisheterosexuales personas más tolerantes, preparadas para asumir la diversidad como algo completamente normal. Esto podría frenar problemas tales como el bullying o la marginación por cuestiones de orientación sexual y, además, prepararía generaciones de adultos tolerantes y comprensivos que se encargarían de seguir educando en torno a la diversidad, la igualdad y el respeto.
La importancia de los referentes LGBT
Contar con referentes en los que poder ver reflejada su identidad no es algo importante tan solo para las personas LGBT. A principios de mes saltaba la noticia: tras el estreno de Gambito de Dama, la miniserie de Netflix que sigue la vida de Beth Harmon, una prodigio del ajedrez, los clubs de ajedrez madrileños se llenaban de mujeres y niñas que, inspiradas por la serie, se animaban a probar con el ajedrez.
En 2017, la película Figuras ocultas desenterraba la labor de tres científicas negras que trabajaron en la NASA durante la carrera espacial contra Rusia. De este modo, la visibilidad dada mediante estas importantes figuras, hasta entonces olvidadas, ayudaba a eliminar prejuicios en torno a las personas negras y otorgaba referentes a todas aquellas jóvenes deseosas de dedicar su vida a la ciencia.
El último programa de Utopías, el programa de radio 3 donde se debate sobre todo aquello relacionado con la cultura, estuvo dedicado, precisamente, a la necesidad de referentes LGTBIQ+ (Lesbianas, gays, trans, bisexuales, intersexuales y queer). Uno de los participantes subrayaba que «las películas en general, todo tipo de creación audiovisual o literaria, no solamente son ventanas a otros mundos, a otras realidades, sino que también pueden ser espejos en los cuales encontrarse«.

Es decir, la existencia de referentes diversos permite a aquellos que se salen de la cisheteronorma sentirse comprendidos, sentir que son parte de algo. Desde la discreta relación de Gareth y Matthew en la película Cuatro bodas y un funeral, de 1994, hasta series como Sense8, repleta de personajes de todas las orientaciones sexuales, las personas LGBT han ido reclamando un espacio en la cultura.
Pero los referentes no solo actúan como el reflejo de aquellos que se parecen a ellos, su función va mucho más allá. En 1996 se estrenaba Rent, el musical de Jonathan Larson que seguía la vida de un grupo de amigos tratando de hacer frente al SIDA en los suburbios de Nueva York. La historia, inspirada en los propios amigos de Larson, incluye una pareja heterosexual, una gay y una entre una mujer lesbiana y una mujer bisexual; además, uno de los personajes principales es una drag queen.
Pero lo rompedor de Rent no fue solo la diversidad. Rent rompió un estigma, en una época en la que se consideraba a los homosexuales los causantes del VIH, mostrando cómo la enfermedad no hacía distinción entre orientaciones sexuales. Como Rent, otras muchas obras han ayudado a barrer los prejuicios presentes en la sociedad en torno a la diversidad sexual.
Igual que hizo Figuras ocultas, la inclusión de referentes en la cultura también ayuda a reivindicar el papel de personajes olvidados que tomaron parte en el curso de la historia.

Por ejemplo, Pride, la película del 2014 que giraba en torno a la ayuda de un grupo de gays y lesbianas a la huelga minera del año 84, ayudó a recuperar figuras como la de Mark Ashton, el activista por los derechos LGBT que fue uno de los fundadores de la asociación «Lesbianas y Gays Apoyan a los Mineros» (LGSM, por sus siglas en inglés), que logró recaudar más de 20.000 libras para ayudar a subsistir a las familias de los mineros en huelga. Gracias al apoyo de los mineros, el Partido Laborista acabaría aprobando la defensa de la comunidad LGBT, algo que no habría sido posible sin la labor del LGSM, encabezado por Mark Ashton.
Y no solo eso, sino que los referentes ayudan a normalizar la diversidad sexual en todos los estratos sociales. Si la ficción pretende, en muchos casos, hacer de espejo para la realidad, pareciera que aquello que no sale en televisión, ni se lee en los libros, no existe. Reivindicar la existencia de las personas LGTBIQ+ a través de la ficción ayuda a crear un clima de tolerancia en la realidad. Parejas como la conformada por Luisita y Amelia en la telenovela Amar es para siempre, muy seguida por mujeres de avanzada edad, ayudan a normalizar la existencia de las lesbianas en unas personas que, sin su ayuda, quizás no habían tenido apenas contacto con esa realidad.
De este modo, llenar los medios, la cultura y las aulas de referentes permitirá educar no solo a los niños, sino también a los adultos en una tolerancia extremadamente necesaria para seguir conquistando derechos que nos acerquen a la igualdad real, libre de prejuicios.
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