DOCTOR GOOGLE psicologiaAna,36 años, profesional liberal, llega a la consulta para su primera entrevista. Saca una libretita de su bolso y empieza a desgranar una sintomatología muy familiar, mientras en un margen de la hoja de curso clínico yo como psicóloga anotaba: “orientación diagnóstica: trastorno depresivo mayor” que, obviamente, se iba a someter a evaluación.

En estas estábamos cuando, de repente, Ana cierra su libreta y me suelta:

– “Y no te molestes en pensar, ya lo he buscado en Google y ya sé que tengo”.

-“¿Ah, sí?, le contesto. ¿Y qué tienes, según el Dr. Google?”

-“¡Soy bipolar! Por eso he venido. Además, tengo antecedentes de una prima segunda de mi padre”.

Posteriormente, se le realiza a Ana una evaluación psicológica, incluyendo para descartar – o no- el trastorno bipolar y se confirma la orientación diagnóstica: tiene una depresión mayor. Las oscilaciones en su estado de ánimo solo corresponde a lo que se denomina disforia o cambios de humor.

Sin embargo, momentos como los que protagoniza Ana son bastante recurrentes en clínica. Frases como “ ya lo he buscado en Google”, “cuando llegue a casa lo miro en internet” son de lo más habitual. Por mucho que se repita que hay que saber navegar y solo fiarnos de fuentes fiables, el paciente se deja llevar por las prisas y termina buceando en el enorme (y no siempre recomendable) mar de internet.

¿A qué llamamos cibercondría?

Dolor de cabeza, opresión en el pecho, taquicardia, palpitaciones, dificultad para respirar… ¿te suenan? Quizás tú o alguna persona de tu entorno ha tecleado estas palabras en tu ordenador, buscando una explicación a lo que sentías y, también seguramente, te has llevado un pequeño susto: desde un tumor cerebral a un infarto, como primeros síntomas alarmantes y, entre ellos, como quien no quiere la cosa, asoman las crisis de ansiedad. Si has hecho esto, has convertido a Google en tu médico, lo cual es un error muy importante.

Por otra parte, supongamos que acudes al médico/psicólogo de verdad. Llegas a casa y compruebas mediante Google tu diagnóstico. ¿No te fías del profesional? ¿Qué quieres saber? Hablamos de una obsesión excesiva de encontrar respuesta a tus dudas a través de las nuevas tecnologías. Y me surge la pregunta, como profesional, ¿por qué no lo preguntáis en consulta? ¡para eso estamos! Y si no se entiende, lo explicamos de otra manera.

Esta obsesión excesiva por buscar enfermedades a través de la red es lo que llamamos cibercondría. Este término se usó por primera vez en 2001, siendo mencionado en un artículo del periódico “The Independent”.

De hecho, cibercondría no solo se refiere a quien busca sus síntomas en la Red sino a quien a partir de ese “auto diagnóstico” se “automedica” y “autotrata”.

Las cosas no pueden empezar peor.

¿Los cibercondríacos se pueden fiar de la información médica y psicológica en la Red?

Cada vez más nuestras consultas se llenan de cibercondríacos los cuales, además, sufren trastornos de ansiedad derivados de diagnósticos erróneos.

Debemos reconocer que este es un nuevo reto al que nos enfrentamos los profesionales en la era de las TIC. La necesidad de información, ya sea médica o psicológica que presentan nuestros pacientes, se convierte en un arma de doble filo.

Según un estudio (White y Horvitz,2008), los humanos nos identificamos con descripciones ambiguas. Tenemos la tendencia a ponernos en lo peor. Las TIC pueden ayudar a distorsionar la realidad, en algunos casos. De hecho, ¿alguien puede decir que no ha resistido nunca la tentación de acudir a Google para intentar descubrir su propio diagnóstico? El principal problema es que, a raíz de todo ello , se ha creado una inmensa red secundaria de webs, blogs, foros y comunidades encaminadas a divulgar, debatir, hablar sobre información tanto médica  como psicológica,… La mayoría encaminadas pero, algunos, bastante desencaminados… De cualquier forma, aunque todas las webs, blogs, foros, comunidades, ofrecieran información correcta, nos hallamos con el problema de que los pacientes pueden hacer una interpretación errónea ya que no tiene los conocimientos médicos o psicológicos necesarios.

Un 60,5% de los usuarios de Internet utiliza la red para consultas de salud y uno de cada cinco realiza la misma búsqueda a través de las redes sociales. El 31,5% lo hacen antes de acudir a una consulta médica o psicológica, y el 45,8% antes y después, para contrastar la información que reciben de forma presencial.

Estas cifras aumentan en algunos grupos, sobre todo el de padres que consultan sobre la salud de sus hijos. A partir de aquí, el asesoramiento online han aumentado 22 puntos porcentuales en los últimos cinco años —en 2011 un 38% recurría a Internet para informarse sobre salud—, según los datos recogidos por el Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones y la Sociedad de la Información (ONTSI). Pero se recomienda únicamente «realizar consultas en páginas webs avaladas por organismos públicos o profesionales«.

El informe del Observatorio Nacional muestra que ir al centro de salud sigue siendo la primera opción del 88,7% de los pacientes que, además lo consideran como la medida más fiable para obtener información, más de 50 puntos por encima de la confianza online (38%).

A pesar de todo, Internet puede resultar muy útil si sabe dónde buscar información fiable y si no se usa ni con la intención de autodiagnóstico ni de posterior automedicación. De hecho, en la actualidad, existen muchos hospitales y sociedades científicas que comparten sus datos acerca de enfermedades de forma on line. Lo importante es tener claro que el Doctor Google no es la respuesta porque no tiene todas las respuestas.

De las redes sociales, ¿nos podemos fiar en el campo de la Salud?

El 59’3% de los usuarios de las redes sociales, las utilizan para informarse sobre salud y, de estos, el 22’3%  acude a ellas para obtener datos, solicitar atención, dar su opinión o informarse sobre cuestiones médicas o psicológicas. Además, el 84% ha leído, previamente, los comentarios de otros acerca de sus experiencias.

¿Qué hay sobre las apps de salud?

En la I Hackathon Nacional de Salud, se realizó una encuesta acerca del uso de apps sanitarias a más de mil usuarios de smartphones. El resultado concluyó que uno de cada tres internautas utiliza dichas apps, siendo un 36% de mujeres con respecto a un 31% de hombres. Paradójicamente, la mayoría de usuarios de las mencionadas apps  son jóvenes aunque sí es cierto que, en dicho sector, existe un crecimiento de un 35% de pacientes mayores de 60 años. Para seguir con las cifras, en la actualidad, poseemos más de 170.000 apps de este tipo, algunas de las cuales no tienen más valor que el efecto placebo aunque sí hay apps, sobre todo,para pacientes con cáncer, que les permiten comprobar los efectos del tratamiento de antemano, con lo cual disminuye su ansiedad y mejora su calidad de vida. En cualquier caso, la mayoría de estas apps, las “recetamos” habitualmente como tareas para casa, los psicólogos y los médicos.  Aquí tienes algunas apps de psicología.

¿Funciona la terapia por videoconferencia?

Aquí os puedo aportar mi punto de vista como psicóloga de expatriados que realiza consultas por videoconferencia a través de Siquia. Mis pacientes se hallan tanto en Europa como en América. Las consultas se realizan en horarios concertados, teniendo en cuenta la diferencia horaria, y la comunicación es prácticamente igual que si estuvieran en mi consulta.

Hay que remarcar un punto muy importante para estas personas que se hallan a miles de kilómetros de su país. Según ellos mismos dicen, prima la facilidad que supone expresar sus emociones con una psicóloga de su mismo país, sin tener que preocuparse por el idioma o si la otra persona estará entendiendo lo que quiere comunicar. A ello se une la sensación de proximidad “a casa” al tener una psicóloga que le indique “todo va bien”.

Según el ONTSI, el 66’1% de las personas indica que sabe que es una videoconferencia. De estos, el 85’2% concede mucha o bastante tranquilidad a sus servicios y el 87’4% valora muy positivamente que el paciente esté conectado con su psicólogo.

¿Cómo sé que una web esta acreditada?

Una web es profesional si se le otorgan sellos  de calidad como WIS ( Web de interés Sanitario), WIP ( Web de Interés Psicológico), WAPA (Webs y Aplicaciones de Psicología y Psiquiatría Acreditadas), WMA ( Web médica acreditada), como es el caso de Siquia.

A pesar de todo ello, nadie acaba de tomar el liderazgo de un proceso largo y caro. Además, tenemos que pensar que no es lo mismo la Web profesional de un psicólogo colegiado que la web de un tarotista. Obvio, ¿no? Pues no, no tan obvio, porque demasiadas veces, el segundo se presenta como “terapeuta”.

¿Tengo que ponerme un límite?

Sí, claro. Realizar un uso moderado de la red sobre alguna enfermedad o trastorno ya diagnosticado por un médico o un psicólogo, podría considerarse “normal” ¿ Por qué? Porque las consultas tienen un tiempo, a veces, no es el suficiente para poder explicarlo todo y eso deja al paciente con una sensación de falta de información que no se puede corregir hasta la siguiente consulta.

En algunos casos, también ocurre que la atención prestada no es tan buena o del agrado del paciente o como esperaba. En cualquier caso, estos son los detonantes de las búsquedas por internet que, a pesar de ello, no pueden sustituir ni a tu médico o psicólogo, puesto que no cuentas con los suficientes conocimientos para autodiagnosticarte.

Fíjate, incluso si fueras psicólogo pero acudieras a la red, se involucrarían las emociones – miedo, angustia, tristeza – y, muy posiblemente, te conducirían a un error en el diagnóstico.

Como profesional, mi recomendación es que si tienes cualquier síntoma o conjunto de síntomas, pidas cita con tu psicólogo pero sin mirar internet. Si el doctor Google se equivoca de “diagnóstico», te va a generar un cuadro de ansiedad que te podrías ahorrar.

Piensa, además, que Google no solo coge un listado de síntomas y los convierte en  una enfermedad o trastorno grave sino que, también, coge un listado de síntomas y lo convierte en una enfermedad o trastorno sin importancia, con lo cual se tarda más en acudir al profesional y el problema se agrava.

Es importante recordar que internet no es más que un medio de información, hay que ser cauto a la hora de elegir qué sí se lee y qué no, acudir siempre a webs acreditadas, pero, aún así, no es una consulta médica ni psicológica.

¿Quién tiene la solución?

Como en todo lo que tratamos en Psicología, no existe ninguna solución “mágica” ni tenemos una varita “mágica” para hacer desaparecer toda la problemática originada por la cibercondría.

Puestos a hablar de soluciones, la misma la tenemos tanto los profesionales como los pacientes. Vosotros porque, quizás, deberíais ser más críticos y eso os permitiría saber distinguir el grano de la paja. No confíes en cualquier web.

La búsqueda de información a través de la red se debe hacer de una manera responsable y, una y mil veces, ir a páginas certificadas con los sellos mencionados y avaladas por profesionales, ya sean médicos o psicólogos. Tened en cuenta que no todos reaccionamos igual a los mismos síntomas y que la gravedad del trastorno no la podemos obtener a través de la pantalla del ordenador.

Con respecto a los profesionales, nos debemos abrir cada vez más al uso de las TIC, puesto que los beneficios terapéuticos de la terapia online superan a sus inconvenientes. Para ello, debemos vencer la idea de que los pacientes buscan información por desconfianza al profesional puesto que el motivo real es por ansiedad.

¿Existe tratamiento para la cibercondría?

Ante todo, reconoce que tienes un problema: eres un pelín hipocondríaco pero, como vivimos en la época de las TIC, esta es del tipo ciber- y, por tanto, eres un cibercondríaco. Una vez reconocido, apaga tu ordenador, tablet e, incluso, tu smartphone de última generación, y acude a la consulta de un profesional que es quien realmente te puede ayudar. Para ello, te hará una primera entrevista, una evaluación psicológica y te ofrecerá el mejor tratamiento posible para afrontar todos tus miedos y tu ansiedad. Por ejemplo, la combinación de terapia cognitiva-conductual y realidad virtual, funciona de forma muy efectiva. Y, aunque ahora no lo veas así, cuando hayas dado el primer paso estarás contento porque empezarás a vivir tu vida de forma plena.

Pautas para cibercondríacos

  • Relájate. Puedes pasear, escuchar  tu música preferida – aunque, también, funciona muy bien la música zen, los sonidos de la naturaleza o los audios de imaginaciones guiadas o de mindfulness – leer, salir con los amigos, colorear mándalas. Incluso, tu psicólogo te puede enseñar ejercicios de respiración y de relajación sencillos para hacer al inicio y final del día, en conclusión, todo ello, servirá para abrir la mente y liberarte de las preocupaciones y la ansiedad.
  • Busca nuevos temas de conversación. Una de las características principales de los hipocondríacos es que están focalizados en su estado de salud, que todos sus temas de conversación versan acerca de su estado de salud y sus posibles enfermedades. Por ello, habría que explorar nuevos terrenos para conversar que trataran sobre otras cuestiones.
  • Actitud positiva. No auto observarse tanto en búsqueda de cualquier síntoma que denote enfermedad. Si nos  encontramos con algún síntoma, no pensar que necesariamente va a ser una enfermedad grave.
  • Hábitos saludables. Consiste en una dieta sana y variada, ejercicio físico regular, dormir entre 6 a 8 horas,… Aprender a cuidarse ya que esto repercute en que te sientas mejor no sólo a nivel físico sino, también, emocional.