A la consulta de un sexólogo llegan muchas consultas de mujeres por «dolor en la penetración«. Son mujeres que, simplemente, relatan que «no pueden», que el dolor que experimentan ante la penetración vaginal es insoportable y deciden no exponerse a él eliminando el coito de sus actividades sexuales.
La dificultad de penetración no se encuadra solo en la penetración del pene, también implica que estas mujeres tienen verdaderas dificultades para permitir la entrada de un dedo o de cualquier otro objeto a pesar de desear explícitamente hacerlo.
Las mujeres con esta sintomatología es muy probable que padezcan de vaginismo, aunque este diagnóstico debe realizarse de forma conjunta por parte de un ginecólogo y un sexólogo.
«Siento que la vagina se me cierra»
Esto es lo que suelen relatar la mayoría de pacientes que acuden a consulta por esta patología.
Lo que sucede en estas mujeres es que el propio miedo a la penetración genera ciertamente una contracción involuntaria del músculo pélvico y, por lo tanto, una especie de «estrechamiento vaginal» que impide la penetración de cualquier elemento.
Estos son algunos ejemplos reales de pacientes con vaginismo en la consulta de un sexólogo:
«Lo primero que me viene a la mente al intentar el coito es que me va a doler. Me apetece y quiero tener esa experiencia, pero, al intentar penetrar, me pongo rígida, se me contraen los músculos de cintura para abajo, desaparece toda excitación»
«No hemos podido realizar el acto completo. Siento un grandísimo dolor y él tiene miedo a hacerme daño. Siento un dolor muy fuerte, me entran calores; me pongo a sudar, me cierro, tengo mucha tensión. Con la exploración ginecológica siento también un dolor horrible; intento relajarme pero no puedo».
Por supuesto, este miedo al coito es vivido por las mujeres con gran ansiedad y acaban evitando cualquier situación que las ponga en «riesgo» de tener que responder a la penetración vaginal.
También es muy complicado para ellas, como relata la segunda paciente, ir al ginecólogo. A menudo evitan directamente acudir a las visitas por temor a que les hagan daño, y muchas de ellas, cuando acuden, no permiten la revisión por parte del profesional. Por supuesto, ponerse un tampón es una tarea también complicada.
A pesar de esta sintomatología, la respuesta sexual de estas mujeres suele estar preservada. Eso significa que ante otro tipo de excitación sexual responden de manera adecuada: experimentan una buena lubricación vaginal y no suelen tener dificultades para alcanzar el orgasmo. Siempre y cuando no exista la «amenaza» de coito.
¿Por qué me pasa?
Es difícil determinar una causa concreta para un problema sexual, y el vaginismo no es una excepción. Muy a menudo los problemas sexuales son consecuencia directa de otros problemas personales que tiene la misma persona, como puede ser el autoconcepto, las experiencias anteriores traumáticas, o la confianza en una misma que la paciente pueda tener.
Definir las causas que pueden llevar al vaginismo supondrá un artículo a parte, ya que merecen ser tratadas en profundidad, pero básicamente podemos resumirlas así:
- Causas físicas u orgánicas: falta de lubricación vaginal, sequedad vaginal o menopausia.
- Causas emocionales, psicológicas o socioculturales: educación sexual, falta de información, ideas erróneas o mitos sobre la sexualidad, imagen negativa del propio cuerpo, baja autoestima, etc.
Muchas de las mujeres con vaginismo tienden a considerarse «anormales» o «raras». Suelen relatar que la gente de su alrededor parece no tener problemas para ello, que, de hecho, el sexo es una cosa natural, así que si ellas no pueden hacerlo debe ser porque «algo anda mal por ahí abajo».
Este pensamiento no hace más que acentuar el sentimiento de culpa o vergüenza por no ser como las demás las y, por lo tanto, las lleva a retraerse cada vez más y evitar exponerse al riesgo de penetración y a ir menguando cada vez más las relaciones sexuales.
«No puedo tener relaciones sexuales completas»
Esta frase deriva de uno de los grandes mitos que acompañan a la mayoría de consultas generales de sexología: «el sexo solo es completo y «verdadero» cuando hay penetración. Si no la hay, solo son preliminares».
Bien, ya hemos comentado anteriormente que las mujeres que sufren de vaginismo son, por otro lado, completamente funcionales a nivel sexual, es decir, pueden disfrutar tanto con la masturbación como con la estimulación manual u oral por parte de sus parejas.
Entonces, ¿podemos decir que estas mujeres no tienen relaciones sexuales completas?
En realidad no, estas mujeres pueden disfrutar de la relación sexual e, incluso del orgasmo, y hacer disfrutar a su pareja e, incluso, hacerla llegar al orgasmo.
En palabras de Gloria Arancibia, «la relación sexual debería estar centrada en la mayor satisfacción y placer de cada miembro de la pareja, sea esta a través de la penetración o sin ella».
Esta exigencia cultural de tener un coito para que la relación sexual sea completa, no hace más que agravar el sentimiento de ser «raras» de estas mujeres, puesto que sienten que nunca podrán experimentar una relación sexual normal y, por lo tanto, la mayoría de ellas piensa que sus parejas acabarán cansándose de ellas y abandonándolas.
Pero también es cierta una cosa, el hecho de que entendamos que no sea necesario el coito para poder decir que hemos tenido una relación sexual «completa» no significa que la mujer deba resignarse a no practicar la penetración. Al contrario, la vivencia de la penetración, si ella lo quiere así, debe formar parte de la sexualidad satisfactoria, por lo que será imprescindible que inicie el camino hacia la solución de las dificultades que se lo impiden.
¿Y si no me curo nunca?
La mayoría de mujeres tardan mucho en acudir a consulta sexológica por este problema. Muchas de ellas incluso tiran la toalla sin haberlo siquiera intentado «soy así y no voy a poder cambiar».
Curiosamente, de las mujeres con vaginismo que acuden a consulta, muchas de ellas lo hacen en un momento determinado de su vida: cuando deciden que quieren ser madres. Y para ello, por supuesto, sí va a ser necesaria la penetración.
A pesar de todos estos reparos es importante que sepas que el vaginismo tiene una gran probabilidad de solución si se sigue un tratamiento adecuado. De hecho la mayoría de las mujeres que acuden a consulta por este problema acaban sobreponiéndose a él y solucionándolo en un período más o menos corto de tiempo.
Lo primero que debes hacer, si te sientes identificada con este problema, es acudir al ginecólogo. Aunque te de miedo, aunque sepas que te va a doler y que no va a poder hacerte una exploración adecuada. Debes sobreponerte e ir, puesto que lo primero que necesita el sexólogo es descartar que haya un componente físico u orgánico que esté provocando el vaginismo. El ginecólogo, si determina que no existe este componente, debería derivarte a la consulta de un sexólogo de forma automática.
Una vez en la consulta del sexólogo, probablemente se te va a pedir que acudas con tu pareja. Puede pareceros extraño, pero va a ser un punto determinante en la terapia. Cuando una mujer tiene este tipo de problemas, suele empezar a poner excusas y a distanciar las relaciones sexuales cada vez más, esto produce enfados y discusiones de pareja. Es posible que ante estos enfados, la mujer acabe accediendo a tener relaciones «por él». Esto no hace más que agravar el problema y que, cada vez, tenga menos ganas de mantener relaciones sexuales.
Al final, ambos acaban interpretando el vaginismo como un problema de deseo sexual de ella, cuando realmente no tiene nada o muy poco que ver con eso. Es por ello por lo que será imprescindible que ambos acudáis a consulta y el sexólogo os de indicaciones para poder dejar de culparos mutuamente y empezar a entender realmente dónde está la base del problema.
Es curioso como, normalmente, las parejas que acuden a terapia por esta circunstancia, acaban saliendo realmente reforzadas como pareja de ella, ya que los ejercicios y actividades que se van proponiendo tienen mucho que ver con la comunicación en pareja y con empezar de nuevo a asentar las bases de la sexualidad.
Por supuesto, si no tienes pareja también se puede realizar la terapia, los ejercicios y tareas, simplemente, serán diferentes y estarán centrados exclusivamente en tu placer y tu cuerpo.
Si crees que necesitas este tipo de terapia u otra relacionada con la sexualidad o la pareja, no lo dudes y contacta ya.
*Fuente: «Vaginismo y coito doloroso» de Gloria Arancibia. Testimonios de las pacientes extraídos de las páginas 37 y 38 del libro.