Darío, 37 años, había acudido a mi consulta de psicología en dos ocasiones, ambas en referencia a problemas familiares distintos y que se habían acabado resolviendo satisfactoriamente. Sin embargo, en un momento difícil, durante la segunda ocasión, Darío llegó esa tarde y no pudo más que casi ser “engullido” por el sofá mientras entre sollozos, desgranaba aquello que la había aprisionado durante todos esos meses: el suicidio de su hermano mayor, su ídolo, su referente. Fue una tarde de muchas lágrimas compartidas, de largos silencios y de una conversación que traspasaba todos los poros de la piel… Darío sigue sin olvidar a su ídolo, su referente, su hermano – ese no era el plan – pero ya no le duele de aquella forma patológica…
Duelo patológico: cómo identificarlo y ayudar a superarlo

¿A qué llamamos duelo normal?

El duelo normal, agudo o no complicado abarca determinados sentimientos y conductas que son normales tras una pérdida.
Así, sus características principales son:
- Malestar fisiológico
- Preocupación acerca de si se olvidará la imagen del fallecido
- Sentimientos de culpabilidad
- Irritabilidad
- Incapacidad para funcionar de la misma manera que antes de la pérdida
¿Por qué un duelo se vuelve complicado?
El duelo complicado, anormal o patológico es la intensificación del duelo que produce que la persona se desborde, recurriendo a conductas desadaptativas sin conseguir resolver el duelo. La persona no consigue asimilar la nueva situación y, difícilmente, cura.
Los tipos de duelo complicado
Duelo crónico o prolongado
Tiene una duración excesiva, sin llegar a una conclusión satisfactoria. Especialmente existen reacciones el día del aniversario de la muerte durante 10 años o, incluso, más tiempo.
Duelo retrasado, inhibido, suprimido o pospuesto
La persona puede haber tenido una reacción emocional insuficiente justo en el momento de la pérdida. Posteriormente puede experimentar síntomas de duelo si existe otra pérdida inmediata, siendo, esta vez, la reacción emocional excesiva. Suele ocurrir cuando la segunda pérdida es por suicidio.
Una variante es cuando la persona no ha sufrido la segunda pérdida pero esta viendo una película o escuchando una noticia en la cual el tema central es acerca de una pérdida.

Duelo exagerado
Intensificación del duelo normal que hace que la persona se sienta desbordada y su conducta sea desadaptativa a pesar de ser consciente de que tanto sus síntomas como su comportamiento es debido a la pérdida. Por ello, la persona que atraviesa el duelo demanda realizar terapia ya que su estado se vuelve incapacitante y le puede provocar trastornos psicológicos de una cierta importancia. Ejemplo de ello es padecer trastorno depresivo posterior a la pérdida ya que existen sentimientos de desesperanza que se pueden transformar en desesperación irracional. La depresión se retroalimenta con la ansiedad y puede dar lugar a crisis de pánico y a cuadros fóbicos.
En casos de antecedentes de trastornos afectivos se podría desarrollar una manía.
El abuso de alcohol o sustancias, producido o exacerbado por la muerte, así como el desarrollo de síntomas de trastorno de estrés postraumático se incluyen en este tipo de duelo.
Duelo enmascarado o reprimido
Las personas que no se permiten a sí mismas experimentar el duelo, se pueden encontrar con que éste les puede aparecer enmascarado en forma de síntomas físicos parecidos a los sufridos por el fallecido. Hablaríamos tanto de dolor como trastornos psicosomáticos.
De la misma manera, la persona puede mostrar síntomas psiquiátricos como depresión, hiperactividad o conductas desadaptativas.
¿Qué factores definen a un duelo complicado?
Son de diverso tipo y los podemos clasificar en:
Factores relacionales
Definen el tipo de relación que existía entre la persona y el fallecido. Los factores relacionales en el duelo patológico suelen impedir una adecuada elaboración del duelo que exista un elevado grado de ambivalencia en la relación con hostilidad reprimida.
Asimismo, también existen problemas si nos encontramos ante un narcisista. Entonces, el fallecido es como una extensión del superviviente y, por tanto, asumir la pérdida sería tanto como admitir la parte de si mismo que ahora niega.
En casos de abuso, las investigaciones demuestran que las víctimas padecen baja autoestima y estilos atribucionales autoinculpadores. En estos casos los sentimientos de culpa pueden reaparecer tras la muerte. Sería necesario elaborar adecuadamente el tema del abuso con terapia psicológica o psiquiátrica.
En casos de dependencia, al perder la fuente de dicha dependencia, la persona vuelve a convertirse en débil, impotente, suplicando que la vuelva a rescatar la persona que la ha abandonado.
Factores circunstanciales
Se puede dar duelo patológico cuando la pérdida del ser querido no era previsible. Por ejemplo, la muerte de un policía en acto de servicio o el fallecimiento de un familia en un accidente de tráfico.
Igualmente ocurrirá si existen pérdidas múltiples, como en terremotos, incendios o accidentes de avión. O si existen varios fallecidos de una misma familia.
Factores históricos
Si se trata de una persona que, con anterioridad, ya ha tenido otros duelos complados, es más probable que lo vuelvan a tener. Las separaciones pasadas tienen un impacto en las pérdidas, las separaciones y los apegos actuales. Todo ello está relacionado con el miedo a pérdidas y separaciones en el futuro así como capacidad para establecer apegos.
Factores de personalidad
Existen personas incapaces de tolerar un malestar emocional extremo por lo que, si esto ocurre, hay una tendencia a aislarse como mecanismo de defensa.
De la misma manera, las personas que no toleran los sentimientos de dependencia, también tienen un duelo complicado.
Aquellas personas obligadas a ser las “fuertes” de la familia, suelen estar reforzadas socialmente y no se permiten a sí mismas experimentar los sentimientos requeridos para una resolución adecuada de la pérdida.
Factores sociales
El duelo es un proceso social y se afronta mejor si la gente se puede apoyar y reforzar mutuamente. Existen tres situaciones principales que pueden dar lugar a un duelo complicado:
- Si no se puede hablar socialmente de la pérdida. Esto suele ocurrir con las muertes por suicidio ya que existe la tendencia en la familia y amigos a no hablar de las circunstancias que rodearon a la muerte. Sin embargo, esta “conspiración de silencio” puede hacer mucho daño a alguno de los supervivientes que, quizás, lo que necesita es comunicar sus sentimientos.
- Cuando se niega socialmente la pérdida. Tanto la persona afectada como su entorno actúa como si la pérdida no hubiera ocurrido, por ejemplo, el aborto.
- Si la red social de apoyo es pobre o ausente. Las personas que conocían al fallecido y que pueden dar apoyo a la persona y a su entorno.
¿Cómo saber si el duelo es complicado?
Hay varios datos que nos indican que un duelo es complicado y que sugieren el apoyo de terapia psicológica para superar el duelo:
- La persona no puede hablar del fallecido sin experimentar un intenso dolor.
- Cuando un acontecimiento poco importante provoque una reacción emocional muy intensa.
- La persona no quiere desprenderse de objetos materiales del fallecido.
- La persona desarrolla síntomas fisiológicos o somáticos parecidos a los que experimentaba el fallecido antes de la muerte.
- Puede hacer cambios radicales en su vida, evitar a su familia, amigos y/o actividades asociadas con el fallecido.
- Antecedentes de depresión recurrente con baja autoestima o falsa euforia.
- Compulsión de imitación del fallecido por necesidad de compensar la pérdida por identificación con el fallecido.
- Tristeza inexplicable, sobre todo en vacaciones y aniversarios.
- Fobia respecto a la enfermedad y tanatofobia (miedo a la muerte).
Pautas para ayudar a una persona que ha sufrido una pérdida
Lo que “no se debe hacer”
Decirle a la persona “lo estás haciendo muy bien». Así se la está obligando a asumir su papel cuando, quizás, todavía no está preparada.
Dejar que la persona que ha sufrido la pérdida tenga sentimientos confusos sin que, a la vez, tenga la sensación de que nos está decepcionando por no cumplir con nuestras expectativas.
Decirle a la persona lo que “tiene” que hacer. El mensaje que le llega a la persona que acaba de sufrir la pérdida es que es incapaz de sobrellevar la situación y acaba siendo contraproducente.
Decir “llámame, si necesitas algo”. Este es un ofrecimiento vago e indefinido que suele rechazarse de forma educada ya que la persona que ha sufrido la pérdida cree notar el mensaje de que no quieres, en realidad, ser molestado.
Decir “el tiempo todo lo cura”. Cuando la herida emocional viene causada por la pérdida de un ser querido, no se acaba de curar nunca por completo y el trabajo de duelo debe ser activo y, en casos como el duelo complicado, requerir de psicoterapia
Decir “sé cómo te sientes”. Cada uno de nosotros experimenta el dolor de una forma única y, por tanto, es imposible conocer exactamente cómo se siente. Lo mejor es darle espacio y tiempo para que pueda compartir sus sentimientos.
Usar frases de consuelo parecidas a “hay otros peces en el mar”, “todo pasa”… Porque damos la sensación a la persona de queno nos estamos preocupando por ella.
Animar a la persona que ha sufrido la pérdida que ocupe su tiempo en actividades agradables, regale los objetos del difunto,… porque a la persona le dará la sensación que tenemos prisa para que vuelva a la vida normal. Se debe ser consciente que un duelo complicado implica un trabajo que tiene una cierta duración y requiere de paciencia.
Lo que “sí se debe hacer”
Iniciar una conversación. Valen sencillas preguntas como “¿qué tal estás hoy?”
Escuchar a la persona el 80% del tiempo y hablar solo el 20%. Piensa que tanto tú como la persona que ha sufrido la pérdida podéis aprender cosas importantes el uno del otro.
Ofrece ayuda en cosas concretas.
En el futuro habrá momentos “difíciles” que exigirán que la persona que atraviesa el duelo complicado esté preparada para afrontar sus sentimientos. Muestra tu apoyo en esos momentos.
Da ejemplo. Aunque es posible que tengan estilos de afrontamiento distintos, no estaría mal que le explicaras cómo se afronta una pérdida, si has atravesado ya por una situación similar.
Entable un contacto físico que denote afecto.
Comparte silencios y aprende a sentirte cómodo en ellos.
Sé paciente con la persona que ha sufrido la pérdida y permítele compartir sus recuerdos de su ser querido.
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Buenas tardes. Mi madre tiene 11 meses que murio y mi padre aun le sigue dando la comida y sigue durmiendo en la misma cama que ella murio. El me dice que duerme junto a ella y la siente cuando ella se acuesta y el le habla.. Como puedo ayudarlo?.. Posterior a la muerte de mi madre a los 7 meses muere mi hermano de 62años de edad. Fue otro terrible dolor, pero mi padre dice que mi hermano no esta muerto, simplemente no ha podido ir a visitarlo.
hola buenas tardes se me murieron y mis dos hermana en menos de 1 mes las dos de cancer y jovenes la familia esta desbastada mis sobrinos mi madre que tiene 88 años no sabemos como seguir
Muy buen artículo.
Muchas gracias, Carmen Susana
Saludos