Duelo por suicidio de un familiar

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Cada día se suicidan en España una media de 11 personas, es decir, una cada dos horas y quince minutos, según los últimos datos de la Estadística de defunciones por causa de muerte publicada por el Instituto Nacional de Estadística.

2020 ha sido el año en que más suicidios se han producido en España desde 1906, fecha en que se empezaron a registrar, es decir, 3941 personas se quitaron la vida de los cuales el 74% fueron hombres y el 27% mujeres.

Sin embargo, en estas cifras no están contabilizadas los miles de pacientes con ideación suicida, que llegan a la consulta o no y que, finalmente, no hacen el paso al acto.

Cualquier muerte, de cualquier forma, es dolorosa, muy dolorosa pero cuando se trata de un familiar – un padre, una madre, ¡hijos adolescentes!, hermanos, pareja – la muerte por suicidio es aún peor porque deja en los supervivientes una mezcla de emociones, incluso culpa, tan intensa que pueden complicar la resolución del duelo. Vamos a verlo.

ayuda contra el suicidio

¿Qué hace diferente al duelo por suicidio de otros duelos?

La manera en que ha muerto el familiar influye en la elaboración y el proceso del duelo y eso provoca la diferenciación

El suicidio de una persona cercana es devastador para los supervivientes ya que a los sentimientos habituales ante cualquier duelo como la tristeza, la nostalgia, la soledad o el dolor se añaden otras emociones que complican el proceso. Estas son:

  • Fuertes sentimientos de culpabilidad lo cual les lleva a reprocharse cosas como “debería haberme dado cuenta”, “lo podría haber evitado” o “podría haber hecho algo?” Los familiares piensan que hubieran podido prevenir el suicidio y que, posiblemente, algo que hicieron o dijeron fue lo que motivó a su familiar a pasar al acto. Sin embargo, aunque los pacientes con ideación suicida significativa suelen mostrar señales de alerta, a veces, se hace difícil prevenirlo para las personas del entorno, por muy pendientes que estén de esa persona.
  • Sentimientos de vergüenza relacionados con la tendencia a juzgar de otros. Hay una pregunta fundamental que realizan los supervivientes “¿qué le digo a la gente?” Muchas familias tienen miedo de hablar abiertamente de suicidio, nadie les ha dado herramientas para esta situación, pero intentar justificarse o creer que los otros pensarán que la familia podría haber hecho más por el familiar que ha decidido irse, sólo va a empeorar el duelo de los supervivientes. Cada familia debe tomar la decisión que considere más oportuna y, sobre todo, para la que se sienta más preparada.
  • Sentimientos de rechazo y abandono. En ese momento, la familia es capaz de decir: ¿Cómo lo ha podido hacer? ¿Cómo no ha pensado en nosotros? ¿Por qué sólo ha pensado en si mismo? Aunque todos estos pensamientos son lógicos en los supervivientes quienes, incluso, pueden acabar muy enfadados con su familiar por haber tomado la decisión o por haberlos abandonado, las personas con ideación suicida significativa se ven tan desesperanzados, sin ninguna salida, que son incapaces de pensar en otra cosa. Todo ello hace que los supervivientes piensen y recreen, de forma continua, los últimos días de su familiar en búsqueda de aquello que dijeron o hicieron y que hubiera podido provocar el suicidio de su familiar, generando en ellos pensamientos obsesivos que no suelen estar tan presentes en otros duelos.
  • Sensación de aislamiento. En general, los supervivientes prefieren estar solos porque creen que nadie les comprende y, aunque es cierto que hay que aprovechar algunos momentos en soledad, es muy importante relacionarse con los otros y tener una buena red social que proporcione el apoyo adecuado. También es cierto que, muchos supervivientes perciben poco apoyo social y, sin embargo, este apoyo tanto social como familiar es fundamental para elaborar de forma adecuada el duelo.
  • Las personas que pierden a un familiar por suicidio tienden a experimentar más síntomas de estrés postraumático, lo cual no se da en otros tipos de duelo, en forma de pesadillas, flashbacks, episodios de reexperimentación y pensamientos intrusivos, con un impacto significativo en su propia vida, especialmente, en las personas que han encontrado el cuerpo sin vida de su familiar
  • Contagio. Algunos supervivientes piensan que ellos pueden tener también riesgo de suicidarse o, incluso, pueden llegar a tener una ideación significativa ya sea porque se encuentran sin fuerzas para superar el duelo o porque crean que su propia vida no tiene sentido sin la persona desaparecida. Si este es tu caso, no dudes en contarle lo que te ocurre a tus familiares y amigos y, sobre todo, busca rápidamente ayuda profesional. Para el resto, hay que tener claro que por hablar de suicidio abiertamente, no hay contagio.

  • Estigma social. Aunque la actitud de las personas hacia el suicidio empieza a cambiar, queda mucho por hacer ya que todavía existe demasiado desconocimiento e, incluso, actitudes intolerantes.

Este estigma es, precisamente, lo que diferencia más claramente el duelo por suicidio de cualquier otro tipo de duelo ya que produce sentimientos de vergüenza en los dolientes y los lleva a ocultar lo que ha ocurrido dando como explicación una enfermedad repentina o un accidente, lo cual hace que la carga emocional del duelo sea aún más intensa.

Todo ello, porque todavía no somos capaces de ver que detrás de una persona que se suicida existe un grave problema de salud pública puesto que es una de las primeras causas de muerte, en todo el mundo.

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¿Cómo enfrentarse al duelo por suicidio de un familiar?

  • Ante todo, hay que aceptar la pérdida. Nuestro ser querido no va a volver y, para ello, hay que hablar de cómo te sientes.
  • Gestionar de forma adecuada las emociones y el dolor, dándose tiempo suficiente.
  • Aprende a vivir sin él. Deberás aprender o adoptar nuevas tareas o habilidades que no tenías, pero, lo más importante, es ir reconstruyendo tu propia vida y volver, lentamente y en la medida de lo posible, a tu vida anterior al fallecimiento.
  • Date un espacio diario, si es posible, a la misma hora y en el mismo lugar, para que puedas estar contigo mismo.
  • Escribe un diario, te ayudará a recordar a tu familiar y a controlar tus emociones.
  • Haz un poco de ejercicio porque te servirá para que puedas recuperar el sueño y el apetito.
  • Comparte tu experiencia con otros, quizás te gustaría participar en grupos de ayuda mutua o en terapias de grupo.
  • Comunícate con tu familia, ellos están en tu misma situación, y pídele lo que necesites.
  • Intenta no tomar decisiones importantes como cambiar de casa. Ahora mismo, puede que no estés pensando con total claridad, date tiempo.
  • Date tiempo, una muerte por suicidio requiere de tiempo para curar en los dolientes porque les deja una herida profunda.
  • Respeta la decisión de tu familiar que se ha suicidado. No la compartes, no estás de acuerdo, no la entiendes, pero no pudiste elegir porque fue su decisión.
  • No busques más explicaciones porque, por más que lo intentes, no vas a comprender cuáles han sido los motivos profundos que le han llevado a tomar esa decisión.
  • No abuses de fármacos. Funcionan a corto plazo, te van a impedir el duelo y, si eso ocurre, puedes tener un trastorno psicológico.
  • Anticípate a las dificultades porque no todos los días serán buenos
  • Prepárate para los recuerdos dolorosos como el funeral o el entierro, los aniversarios, el dolor que sientes es lógico en una persona que ha sufrido una pérdida como la tuya, no te culpes ni te castigues más por ello.
  • Busca ayuda de un psicólogo, especialmente, si pasa el tiempo y aún tienes problemas de sueño y de apetito, mucha tristeza, pérdida de interés por las actividades cotidianas, falta de energía o pensamientos suicidas. Nuestro equipo de psicólogos con décadas de experiencia te ayudará a validar tus sentimientos, sentirte escuchado, arropado y te aportará las herramientas que necesites para seguir adelante.
Imagen de Maria Dolors Mas
Sobre Maria Dolors Mas Nº Colegiada 17222 con 15 años de experiencia. Especialista en ansiedad, depresión y toda lo relacionado con salud mental de niños y adolescentes.
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