Así son los ególatras, esas personas que te miran por encima del hombro

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En algún momento de nuestra vida todos hemos conocido a alguien que siente que es el ombligo del mundo. Una persona que vive por y para ella misma y que cree estar en una posición más alta que tu. De esos que te miran por encima del hombro. Pues bien, esto es lo que definimos cómo ególatras

El concepto egolatría proviene del griego “ego”, que significa yo y “latría” que traducido al castellano es culto o admiración. También se puede relacionar con el adjetivo “narcisista” o con otros similares como “egoísta” o “egocéntrico”. Sin embargo, hemos de tener claro que no son sinónimos. 

En el ámbito de la psicología se estudia a las personas ególatras ya que están muy relacionadas con un tipo de personalidad concreta. Estos individuos se caracterizan por presentar problemas de socialización. Esto se debe a que no son capaces de respetar y valorar a las personas de su entorno. Necesitan ser alabados y piropeados constantemente. 

Diversos estudios establecen que las personas de carácter ególatra tienen ciertas carencias afectivas. Incluso cierto desequilibrio mental. Es por esto por lo que necesitan verse como un individuo que no son realmente. Es una especie de forma de actuación con la que ocultan quien son verdaderamente y, de esta manera mejorar su autoestima

Características de las personas ególatras

  • Imagen de superioridad. Los ególatras tienden a tener una imagen de superioridad de ellos mismos, así como de su reputación. Creen firmemente en su superioridad con respecto al resto de personas. Además de reconocer sus habilidades y fortalezas, las endiosan creyéndose únicos e inigualables. Estas personas son incapaces de reconocer sus errores o debilidades. 

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  • Percepción distorsionada de la realidad. Al vivir en su propio mundo en el que el es lo más y el mejor tiene una visión errónea de la auténtica realidad. No tienen la capacidad emocional de entender la complejidad de las cosas y los distintos acontecimientos que ocurren en la realidad. Esto también les pasa con las relaciones personales, no sienten empatía u otro tipo de emociones que no sea la superioridad hacia otras personas. 
  • Irresponsabilidad. Son incapaces de sumir la responsabilidad sobre sus actos o el estado de las cosas. Para un ególatra los problemas nunca van a ser culpa suya, siempre serán responsabilidad de los demás. Ellos solo se ven como los encargados de resolveros debido a sus grandes capacidades. Es decir, se ven como superhéroes o como las víctimas del acontecimiento. Jamás como el culpable. 
  • Son el centro de atención. Sienten la necesidad de ser el centro de atención en todas y cada una de las situaciones. En sus encuentros buscará ser el rey de la conversación y que todo el mundo se rinda ante su discurso. En el caso de que alguien le quité el protagonismo este no parará hasta conseguir de nuevo la atención o se retirará de la conversación.
  • Es comparativo y necesita un constante reconocimiento. La tendencia de compararse con los demás es algo propio de los ególatras. De esta forma miden sus fuerzas o su poder. Asimismo, requiere constantemente la aprobación y el reconocimiento público.
  • Importancia extrema al dinero y al poder. Habitualmente asociamos la cantidad de dinero de una persona con su poder, es decir, son símbolos de influencia social. Los ególatras sobrevaloran estos elementos. Hablan de su nivel adquisitivo, sea verdad o no, para mostrar a las personas que les rodean su poder. 
  • Incapacidad para la autocrítica. El sistema psicoafectivo del ególatra se basa en su propia imagen. Por eso no es capaz de enfrentarse a sí mismo y mucho menos a las críticas de los demás. 
  • La envidia como cualidad. A los ególatras les apasiona ser objeto de envidia. Cuando tienen un problema y alguien les recrimina recurren a la envidia. Hacen ver que todo el mundo les tiene envidia. Esto para ellos es un trofeo
  • Relaciones insustanciales. La dificultad de los ególatras para relacionarse con los demás hace que sus relaciones sean superficiales o vacías. No logran tener relaciones plenas o de calidad ya que su actitud provoca rechazo en la otra persona. Además, para ellos no existe nadie que esté a su altura por lo que nadie es suficiente. 

Cabe destacar que es importante y casi esencial que las personas ególatras reciban ayuda profesional. Resultará complicado pues no existe nadie más inteligente que ellos, ni si quiera un profesional de la salud mental. Pero así podrán reestructurar su percepción sobre sí mismos y, por tanto, de la realidad. 

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