Llega un momento en casi todas las relaciones de pareja en el que la rutina aparece dispuesta a quedarse. Si no somos capaces de sobrellevarla bien y de luchar contra ella para que haga las maletas y se vaya de nuestras vidas, podemos estar ante el inicio del fin de nuestra relación. ¿Momento de acudir a terapia de pareja?
Una cierta dosis de rutina es necesaria. Nuestro cerebro necesita saber más o menos qué va a pasar mañana. Si cada día fuera completamente diferente al anterior acabaríamos estresados y con problemas psicológicos importantes.
Así pues, que la pareja tenga su rutina es normal. Durante la semana laboral trabajamos, ya sea fuera de casa o dentro, y el fin de semana tenemos algo más de tiempo para improvisar, pero si hay niños o compromisos familiares diversos, todo se vuelve más complicado.
No son pocas las parejas que acuden a consulta por problemas para gestionar la rutina «se nos ha acabado la pasión», «nos aburrimos», «no paramos de hacer cosas y no tenemos tiempo para nada», todo esto son problemas muy comunes que, con un poco de esfuerzo y creatividad se pueden ir solucionando.
Aquí te proponemos unos ejercicios sencillos que te pueden ayudar a salir de la rutina y mejorar tu relación de pareja.
Sorpréndele una vez a la semana por lo menos
Uno de los elementos que invitan a la rutina a instalarse entre nosotros es la falta de sorpresa. Así que, ¿porqué no haces un esfuerzo y te propones sorprenderle por lo menos una vez a la semana?
No se trata de que le montes una fiesta sorpresa cada día, ni de que le compres un regalo caro, aquí te dejamos algunas propuestas que pueden sorprender muy gratamente a tu pareja:
- Déjale una nota cariñosa en un sitio que sepas que sólo él o ella va a ver.
- Este fin de semana levántate pronto y prepárale un buen desayuno.
- Sal un poco antes del trabajo y ves a recogerlo/la al suyo.
- Cómprale una flor
- Prepárale un baño con espuma y velas
- Ofrécete para hacerle un masaje
Esto son solo algunas pequeñas ideas, puedes ser tan creativo como quieras. Descubre qué es lo que más le gusta, y dale el placer de tenerlo de vez en cuando.
Solemos pensar que las sorpresas tienen que surgir espontáneas, pero no nos engañemos, el estrés del día a día hace que nos olvidemos o que lo pospongamos para otro momento. No dejes que esto ocurra. Prográmate una alarma en el móvil que te recuerde que tienes que sorprender a tu pareja, o apúntatelo en el calendario. No por estar planificado pierde valor.
Hablad de cosas que os interesan
¿De qué habláis cuando llegáis a casa? ¿Del trabajo? ¿De los hijos? ¿Del colegio? ¿De la lista de la compra?
Es posible que, con el paso de los años, hayáis perdido la capacidad de hablar de temas que os interesan a cada uno de vosotros. Intentad recordar de qué hablábais cuando os conocistéis. Para ello, proponemos un sencillo ejercicio.
Coged unas tarjetas de cartulina, más o menos del tamaño de un naipe. Por separado, escribid en ellas un tema del que os gustaría hablar:
- Viajes que os gustaría hacer
- Anécdotas de la universidad
- Qué opináis sobre la política actual
- Cómo creéis que serán las casas del futuro
- Qué libros son vuestros preferidos
- Aquella película que os dejó marcados
- Recuerdos familiares divertidos
- Recuerdos de viajes que hayáis hecho por separado
- …
La lista puede ser inmensa. Sed creativos y poned todos los temas de conversación que se os ocurran. Una vez hecho, mezclar las tarjetas de ambos. Marcad uno o dos días a la semana para conversar por lo menos durante media hora. Hacedlo cuando estéis tranquilos y sepáis que no van a haber interrupciones. Entonces, coged una tarjeta del montón y esforzáos por hablar del tema.
Quizás las primeras veces que lo hagáis os resultará algo forzado, pero poco a poco iréis volviendo a retomar las conversaciones que os enamoraron.
Mírale con ojos desconocidos
Estás con tus amigos y, de repente, Rosa, a la que acabas de conocer te dice: «tu marido es tan fantástico. ¡Es súper divertido y parece encantador!»
Tu la miras sonriendo, muy educadamente, y le das las gracias. Pero por dentro piensas «ya, eso es porque no convives con él. Creo que no sabes lo que dices».
Esta situación es muy común. La mirada externa es muy diferente a la que nosotros tenemos, que está desgastada por la convivencia, la rutina y las discusiones de pareja.
Así que este ejercicio es un ejercicio de imaginación.
Fíjate en tu pareja. Aprovecha un momento en el que esté haciendo alguna cosa en casa o hablando con alguien por la calle. Fíjate atentamente en ella y piensa que no la conoces de nada. ¿Qué ves? ¿Qué te cautiva de su forma de moverse? ¿Qué te llama la atención de su cuerpo?
A veces, ponernos en la piel de un desconocido puede hacer que veamos aquellas cosas de nuestra pareja que el día a día ha ido escondiendo pero que todavía están allí.
Pactad una palabra clave
Aunque las discusiones de pareja existen en casi todas las relaciones, son uno de los elementos más disruptivos y menos agradables de la convivencia.
Normalmente se inician por una cosa casi sin importancia pero que, sumada a todas las otras cosas «sin importancia» que han sucedido anteriormente, nos hace saltar a la yugular de nuestra pareja.
Entonces empiezan los reproches que acaban remontándose al inicio de los tiempos y acaban saliendo trapos sucios de los que ya hace mucho tiempo que se deberían haber limpiado.
Este ejercicio es muy sencillo de preparar pero muy complejo de llevar a cabo. No obstante, si conseguís dominarlo conseguiréis una relación más pacífica y mejor.
Se trata de que pactéis una palabra clave. Cualquiera que se os ocurra irá bien: ascensor, patata, cumbre… la que sea. Esa palabra será la indicadora de que la discusión se está desmadrando.
Eso quiere decir que, desde el momento en el que pactéis la palabra clave, cada vez que os enzarcéis en una discusión y uno de los dos vea que la cosa se os está yendo de las manos éste dirá la palabra y automáticamente frenaréis. No importa qué estábais diciendo, simplemente frenad.
Eso no quiere decir que dejéis la cuestión inicial sin resolver, por supuesto. Una vez frenéis debéis daros un mínimo de diez minutos de tregua para reflexionar sobre el porqué de la discusión y sobre lo que ha dicho hasta el momento. Esos minutos bastarán para que se os calmen los ánimos y podáis hablar, de nuevo, de una forma más relajada.
No hace falta decir que este ejercicio requiere de un compromiso mutuo y de un gran autocontrol, pero es uno de aquellos ejercicios que pueden cambiar para siempre la dinámica de una pareja. Vale la pena probarlo, ¿no crees?
Dejáos ayudar
Si a pesar de todo, creéis que vuestra relación está tan sumida en la rutina que no hay manera de reflotarla sin ayuda externa, en Siquia podéis encontrar psicólogos especializados en terapia de pareja que pueden ayudaros a volver a sentir la pasión y el encuentro mutuo que en un principio os definió como pareja.
Excelente, me gusto lo practico que resulta
me parece muy fascinante las ideas gracias
¡De nada, Juan!
¡Gracias a ti por tu comentario!
Me encanta el artículo Silvia. Son cosas sencillas que pueden marcar una gran diferencia en la relación de pareja.
¡Gracias psicolafamilia! Ciertamente, son cosas muy básicas pero llevarlas a cabo puede suponer un cambio enorme. ¡Gracias por tu comentario!
Buenísimo artículo, muy completo y con buenas ideas, creo que una de las cosas que más destruye parejas es la rutina y que se vuelva siempre lo cotidiano en algo aburrido y eso se soluciona siendo romántico y poniendo interés.
¡Gracias Dulce!
Ciertamente, la rutina es una de las causas de «desencanto» con la pareja más frecuentes.
Hay que encontrar la manera de sobreponerse a ella y mantener el misterio y la pasión en la pareja. :)