Seguro que si eres mamá o papá has escuchado desde el mismo momento de la gestación un montón de consejos acerca de lo que es bueno o malo para el bebé, cuál es el mejor modelo de crianza y habrás tenido que lidiar con opiniones contrapuestas que te han hecho dudar en ocasiones. Pero hay temas que tienen que ver con el desarrollo neuronal, que son científicos y están claramente demostrados y contrastados, que cierran mucho el debate.
¿Qué quiero decir?
El apego y la importancia de la vinculación positiva
Existe una teoría del apego que pone de manifiesto lo importante que es la vinculación positiva, el afecto, que se pongan en conexión con y en sintonía con nuestras necesidades y emociones.
Vamos a explicarlo un poco más, pero de manera muy sencilla y sin terminología técnica para que todos podamos comprender el mensaje.
Todo ser humano necesita desarrollar un apego seguro para poder vivir de forma sana y éste se crea en la primera infancia. El niño, cuando nace, no tiene un sistema de regulación presente. Éste se forma gracias a la mamá o figura principal que se encarga de su cuidado. Y para ello ha de crearse una conexión emocional perdurable, segura, que me calme y me dé placer con esta persona que se encarga de mí cuando me encuentro mal.
Si de repente algo amenaza con que el bebé pueda perder esta conexión tan importante, se dispara la angustia. Parece lógico, ¿verdad? Pero si esto se mantiene en el tiempo y no se atiende al bebé, si se abandonan sus necesidades, el producto final no será un apego seguro ni mucho menos, empezarán los problemas. Como ves, se pueden desarrollar otros tipos de apego, pero éstos no son ni deseables ni saludables para el buen funcionamiento del individuo. Es decir, la frase ‘Ese niño no tiene apego‘ no es cierta. Lo sería más ‘No tiene un tipo de apego sano‘ o ‘No está bien vinculado‘. Apego tiene todo el mundo, el tema importante es que puede no ser sano.
Es algo sencillo e intuitivo, por eso comentaba al principio que creo que no hay mucho lugar a debate: si yo me encuentro mal y soy tan chiquitito que dependo de un mayor para poder encontrarme mejor y este adulto, en vez de amortiguar mi malestar me lo amplifica dejándome llorar, sin cogerme, sin cubrir mi dolor, preocupación, frío o hambre, ignorándome… ¿Cómo podré encontrarme? La respuesta es simple: mal.
¿Qué me estás enseñando con tus actos? Que mi estado de ánimo no es importante para ti, incluso que te molesto y eso me provocará mucha ansiedad.
El cerebro del bebé empezará a generar cortisol, una hormona que aparece cuando experimentamos mucho estrés. Pero el cerebro es muy listo y tiene años de evolución que le permite la supervivencia, así que cuando piense que ya ha sufrido demasiado, se congelará, se bloqueará. El niño dejará de llorar a pesar de no ser atendido y entrará en un modo de hastío, de asunción de que las cosas no pueden cambiar a pesar de sus esfuerzos, así que sus estados emocionales se irán haciendo menos perceptibles. Pero la lectura de esto no es positiva. El niño nos ‘molestará’ menos porque nos reclamará menos, pero su apego se está desestructurando, lo que causará graves consecuencias en un futuro.
El método Estivil
¿Te acuerdas del método Estivil? Muchos padres lo empezaron a seguir desde el desconocimiento y la desesperación que puede llegar a darse cuando un niño se pasa la noche en vela, llorando, y sólo se calma cuando está en bracitos o en la cama con sus padres. Muchos pensaron que, si dejaban que esto ocurriese, sería un niño desadaptado, mentalmente enfermo o ‘se les subiría a la chepa’. Así que lo aplicaron, teniendo consecuencias parecidas a las que relataba en el párrafo anterior. Hoy sabemos que eso es contraproducente y está totalmente desaconsejado. Claro que tiene ‘resultados’ (el niño parará de llorar y terminará por estar en su cuna solo, lo cual no quiere decir que esté tranquilo ni que el método favorezca el sano desarrollo cerebral), la pregunta es ¿a qué precio?
Sigamos…
¿Qué es lo que nos impide coger al bebé cuando lloran? ¿Que se acostumbran? ¿A qué? Al cariño, al olor, a las bonitas palabras que me dedican para calmarme, a los cuidados, al amor que me tienen y tengo, a la protección, a la coregulación a través de las miradas, de los arrullos, las sonrisas, de las nanas… ¿Se le ocurre a alguien que hay de malo en eso?
El bebé genera el 90% de sus conexiones neuronales, de su estructura cerebral, durante los 3 primeros años de vida. Es de especial importancia cubrir este periodo de manera exitosa para conseguir un adulto sano, cohesionado, regulado, capaz y que se sienta sentido.
Normalmente, cuando no ocurre esto es porque el cuidador de ese bebé cuenta con un malestar personal fuerte que le impide poner en marcha estas estrategias. No te preocupes, se puede reparar. ¡Pide ayuda!
Este artículo es una colaboración de la psicóloga Jadra A. Sanz publicado originalmente en el blog de MásQuePsicología.
Sobre la autora de este artículo
Jadra A. Sanz es psicóloga en Madrid con nº colegiada M-22844. Es especialista en trauma, apego, defensas y disociación bajo el modelo EMDR. Centra su labor terapéutica en niños, adolescentes y adultos.