EGO FREUD SIQUIAEs imposible hablar de Ego sin mencionar a Sigmund Freud ya que fue él, el padre del psicoanálisis, quien tuvo la genialidad de compartimentar esas instancias psíquicas en conflicto, les puso nombre, distinguió sus roles en la personalidad del individuo y hasta las esquematizó como si se tratara de algo tangible o algo que podemos encontrar en alguna estructura del cerebro, todo para estudiar y comprenderlas mejor.

El Ego, en su concepción más simplista, son las ideas que tenemos de nosotros mismos. Pero, ¿por qué «las ideas» en plural? Como seres complejos que somos, es difícil encasillarnos a nosotros mismos con una sola y única etiqueta pero veamos la causa.

Nuestro primer encuentro con el mundo, en el mejor de los casos claro está, es un entorno acogedor, que nos cuida, nos protege, nos procura lo que necesitamos y  nuestros padres se encargan de decirnos “eres lo mejor” “eres lo máximo” “eres único” “eres una cosita muy linda” “eres el más guapo”  y nos llenan de halagos porque para sus ojos y para los de cualquier padre es así. Nuestros bebés son hermosos y no hay nada igual.

Según crecemos, nos hacemos más conscientes de lo que nuestro alrededor espera de nosotros como miembros de una comunidad.  Si bien al nacer éramos muy primarios en nuestros instintos, con el paso del tiempo vamos dándonos cuenta que la sociedad tiene sus reglas para funcionar.

Podemos decir a partir de esta noción, que al nacer lo que predominan son nuestros instintos de supervivencia, de placer y satisfacción de necesidades. Luego damos paso a esa asimilación de juego de roles y con ello se forman los ideales del individuo como miembro de un grupo social.

En este primer encuentro del juego de roles nos percibimos como hijos, hermanos, primos, sobrinos de alguien y empezamos a formarnos ideas de nuestras aspiraciones futuras: seré como papá cuando sea grande, seré bombero, seré un superhéroe… Nuestro Ego se va formando con los mensajes que las personas a nuestro alrededor nos dicen que somos, con nuestra cultura e idiosincrasia, con los personajes que elegimos como modelos a seguir.

Al crecer nos alimentamos de esas ideas: soy bueno para esto, soy guapo, mi apellido es importante en la sociedad en la que vivo, mis padres son médicos o abogados, etcétera. Y aquí empiezan a surgir los deberes, “debo seguir siendo bueno en lo que hago” “debo mantenerme guapa” “debo ser importante en mi sociedad” “debo ser profesional como mis padres y no menos”.

Para cuando llega el momento de desvinculamos de nuestra familia, nos encontramos con un gran enigma, ¿seremos todo eso que nuestro entorno nos ha hecho creer y que hemos decidido creer que somos o somos eso en ese momento pero podemos ser algo más?

Regularmente este desvinculación con la familia ocurre en la adolescencia. En muchos casos no ocurre literalmente pero sí ocurre internamente, es por eso el conflicto tan fuerte de los adolescentes por encontrar su propia individualidad y buscar desligarse de la personificación de los padres.

El adolescente compara y critica, esto no lo digo en sentido negativo, más bien me refiero a que el adolescente está desarrollando un criterio con el cual puede asociar y llegar a conclusiones, con los respectivos sesgos de las emociones pero conclusiones al fin.

En este recorrido hemos visto rápidamente cómo se forma la personalidad y el juego de las respectivas instancias psíquicas según Freud. El Id (instintos), el SuperEgo (los valores y reglas sociales) y el Ego (ideas sobre quien soy yo en equilibro con todas esas pulsiones primarias y lo que yo creo que es bueno).

Pero como dice el título, quiero hacer énfasis en el Ego y esas ideas sobre el sí mismo porque no son si no ideas, algo que existe en mi cabeza y en mi imaginación, obviamente alimentado por mi entorno, ya que es posible verse nublado por estas ideas y no aterrizar en realmente quién se es.  A veces estas ideas están tan engrandecidas por superficialidades que interfieren con lo que realmente se hace en el día a día.  Así que, ¿quién soy? ¿Soy quien mis padres dicen que debo ser? ¿soy quien se levanta y se construye en la dirección que desea? ¿soy quien se reinventa cada vez que sea necesario?

Cómo saber cuando nuestro Ego está interfiriendo en la exploración de nuestro potencial? acaso al responder en una discusión pienso: esta persona no sabe con quién esta hablando?! acaso veo pisoteada mi posición de poder cuando alguien me cuestiona? acaso les recuerdo a mis interlocutores mi rango o estatus social? o incluso, necesito recordarme a mi mismo que no puedo hacer ciertas tareas porque un profesional como yo no puede aspirar si no a mas y no a menos?
>Responder positivamente a cualquiera de estas preguntas puede ser un indicativo que se está limitando a sí mismo y por lo tanto, limitando descubrir todo el potencial que yace en usted como individuo en constante desarrollo. El desarrollo intelectual, humano, emocional puede ocurrir naturalmente de forma constante si usted no interfiere con él y en un caso mas constructivo puede buscarlo intencionalmente.
Si usted se encasilla en una etiqueta que le resulta cómoda es dificil que vaya a descubrir otras etiquetas que podrían resultarle enriquecedoras.

Por ejemplo, como padre proveedor y trabajador puede ser que llegar a casa y decir: ya trabajé todo el día, ya está, ya cumplí con mi etiqueta de profesional que provee a la sociedad y a su familia.  Pero, ¿y qué hay de la persona que siendo padre necesita explorar sus capacidades artísticas, dedicar tiempo a sus inquietudes intelectuales que no se relacionen con el trabajo necesariamente, tener aficiones ya sea deportivas o de realizar trabajos manuales, además de ser padre y aprovechar cada momento disponible para crear conexiones significativas con sus hijos?  Reconocerse un ente políticamente influyente (ya sea que vote o no) y que se considere parte de un ecosistema que busca el equilibrio y la armonía.

Quizá más que intentar discernir qué tan grande es mi Ego, debo de intentar identificar ¿qué estoy dejando de hacer que me gustaría hacer? ¿qué impedimentos encuentro a mi paso? ¿qué ideas tengo sobre mi mismo que no me sirven para perseguir mis metas? ¿qué ideas tenía sobre mi en el pasado y que ahora ya no son relevantes para mi desarrollo? ¿cómo ha interferido el concepto de mi mismo para aceptar nuevas oportunidades? ¿qué me han hecho creer mi familia y amigos que merezco pero yo no he trabajo por ello?¿ y por qué no he trabajo por ello?

El cuestionarse a sí mismo siempre de forma constructiva le traerá respuestas constructivas, aprender hacerse las preguntas correctas hará que su mente se estimule y abra a nuevas posibilidades. En cambio, si al cuestionarse se siente mal, reestructure la forma en que se cuestiona, las palabras que use son importantes.

Por lo que si una idea de sí mismo es un obstáculo para explorar nuevas formas de definirse como persona, profesional o ente social, es momento de ponerle un alto al Ego y decidirse por llevar usted la batuta de su vida.

Sobre la autora del artículo

Fani Franco es psicóloga en Colombia. Puedes dejarle tu consulta  a través de Siquia, o contactar por teléfono o Whatsapp en el teléfono +57 320 845 1247.
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